Denominaciones ascendentes.

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País: España

D.O./Zona: D.O. Alicante

Esta época de crísis y de parálisis del sector del vino puede ser un buen momento para pararse a pensar en los defectos o virtudes del propio sector, en los años de cambios y de buena imagen que ha vivido, en las propias motivos de su constante crisis. Entre todos podríamos encontrar muchas causas y seguro que también algunas culpabilidades por parte de bodegas, sumilleres, prensa, restauración ... De alguna manera, el mundo del vino se ha creado en torno suyo un halo de grandeza, de glamour y hasta de cierta desconexión con el público, que lo ha llevado a un momento incierto.
Es por eso también momento de señalar cosas justas. De encontrar bodegas con una trayectoria correcta, de no crear mitos falsos, de encontrar un precio adecuado por un producto de calidad, de no dejarse llevar por los excesos del marketing y de la comunicación; o de las modas que van y que vienen: las que unas veces ensalzan una bodega o una zona, mientras están dando la espalda a otras a las que antes alabaron.
Y en este sentido podemos encontrar zonas como la Denominación de Origen Alicante, donde se respira la calma, la profesionalidad y un equilibrio entre todos estos factores.
Por su tamaño mediano, por el tipo de sus vinos, por la discreción de su viñedo, hasta por su propia ubicación y por los miles de mitos que le han acompañado durante todo el siglo XX, Alicante ha vivido unos años volcada dentro de sí. Quizás por ser una de las últimas zonas atacadas por la filoxera, el desarrollo del sector tardó llegar. Pero es que cuando lo hizo, muchas zonas estaban más adelantadas en cuanto a comercialización y marketing y la DO Alicante se quedó metida dentro de si misma, con el cariño y el respeto por la tradición y la afición a los vinos que siempre se habían elaborado en las bodegas familiares que hoy permanecen.
Ese es quizás, uno de sus mayores valores. Más aún, en una zona con tal desarrollo económico como este levante español. Por ejemplo, los estudios de la Federación Española del Vino sitúan a Alicante en la media de la relación calidad-precio. No es fácil en los tiempos que corren y sin embargo, casi nadie ha "inflado" los precios en épocas de bonanza. Hasta las bodegas de más alto nivel, tienen hoy en día unos precios más que adecuados para la calidad que ofrecen. Pero no es un producto del momento, es una cuestión de trayectoria. Casos como los de Mendoza o los más modernos Bernabé Navarro o Bodegas El Sequé son dignos merecedores de ese control en el precio que los convierte en preferidos por gran cantidad de público y la restauración de calidad. Pero no son los únicos: encontrar vinos tan estupendos como los de Bocopa, La Bodega de Pinoso, Bodegas Xaló, o los vinos de muchas cooperativas como Villena, Teulada, Santa Catalina, etc. dan una idea de la media de calidad y la justa presentación en el mercado.
Pero no es la única virtud. En el mismo conjunto de bodegas, lo que se aprecia enseguida es la personalidad de los vinos. Para un consumidor poco experto, un vino "raro", pero para muchos expertos, vinos con una directa vinculación con su zona. Aunque durante muchos años se ha buscado y se ha plantado tempranillo, cabernet, etc. En los últimos años, los propios bodegueros están trabajando por encontrar ese estilo propio. Un estilo con monastrell, un estilo con merseguera, con moscatel, con "Alicante Bouschet"... e incluso con el trabajo de variedades ya perdidas que, esperamos, dé sus frutos en el futuro. Tal es el caso de bodegas como Heretat de Cesilia, cuyo enólogo francés no para de trabajar en busca de ese estilo del origen. O el caso de Vins del Comtat con sus últimas marcas o de Sierra Salinas, con ese bárbaro trabajo con los tintos. O el caso de la máxima creatividad de Gutiérrez de la Vega, tanto en los tintos, como en los moscateles donde ha sido capaz de crear tal gama que es en sí un universo.
En esa misma línea encontramos el trabajo del Fondillón. Curiosa dicotomía: para muchos un vino que no se bebe; para otros, un vino con toda la historia del mundo detrás de sí. Para otros tantos, un vino que ya quisieran otros tener...Pero ¿realmente que representa hoy el Fondillón? Pues sin duda todo y nada de eso. Porque de nuevo volvemos a ver que la gente joven quiere recuperarlo, mantenerlo, rescatarlo. A las largas tradiciones de Salvador Poveda, Primitivo Quiles o Brotons se une el nuevo estilo de Francisco Gómez, Bodegas La Alguenya o Bodegas Alejandro. Todo un equipo de gente joven que está decidida a recuperarlo, a mejorarlo, a defenderlo. Y que poco a poco, va haciéndose un hueco entre tantas voces, tantos vinos, para ofrecer su singularidad y su valor enológico y fenólico. Porque eso sí es un vino especial. Y ese un trabajo de una enorme honestidad y amor por el vino.
Línea tras línea vamos sintiendo el trabajo de equipo. Y a la vez de gente joven. Sin gente joven no se podría vivir el momento que se vive aquí. Mientras otras zonas desmotivan un poco al conocer la realidad de las grandes bodegas, aquí siguen llegando nuevas bodegas. Todas con equipos jóvenes y preparados (gracias también a la cercana Universidad Miguel Hernández). Es el caso de Bodegas Parcent (singularísima bodega), Agrocastelló, Agroxaló, Vivanza, Vinessens, el Celler de la Muntanya - más cerca de inscribirse en la DO. Todo un reflejo de "ganas de cambiar", de ese "Vinos Alicante, we can", título de la jornada sobre comercio que el Consejo Regulador organizó hace un año.
Incluso bodegas tradicionales, con un trabajo de años y marcas detrás, también están trabajando por renovar sus vinos, sus presentaciones, etc. Tal es el caso de A&M Navarro, con vinos premiados y con una respuesta muy positiva de sus clientes; o del de Salvador Poveda, con su gama de vinos jóvenes. También la llegada de Murviedro y Gandía con su gama alicantina, tan fresca y juvenil y por supuesto, el esfuerzo ingente de Bocopa tan reconocida, tan popular y con un producto tan exitoso.
En medio de este escenario, Alicante permacene llena de energía. El de trabajar para el vino, desde las bodegas familiares, desde el esfuerzo que cada bodega realiza con la escasez de medios actuales, pero con un gran amor y dedicación. Las cifras de comercio respaldan afortunadamente esta idea. Y es que cada vez más los consumidores, los clientes, los aficionados van reconociendo este trabajo. Cansados quizás de tanta oferta, de tanto producto homogéneo, de tanta presión de las distribuidoras o de la promoción de ventas, los Vinos Alicante dan un halo de autenticidad, de originalidad y de modernidad. Han desvelado la honestidad como sello de calidad también. Una honestidad basada en la juventud, las ganas de trabajar, las ganas de ser conocidos, de su constancia, de su amor al vino y a la zona, y de trabajar en equipo por y para una Demoninación de Origen. Es la hora de alabar este trabajo. Es la hora de reconocer que Alicante es una alternativa clara, segura y decidida en el mundo del vino. Es la hora de conocerlos y disfrutarlos. De atreverse.

Acercaté tu a conocerlos, a visitar las bodegas y a disfrutar de ellos.

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