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La Comisión y el BCE quieren un acuerdo
Berlín exige más disciplina fiscal para ampliar el fondo de rescate
El Eurogrupo comenzó ayer a negociar en Bruselas la reforma del actual fondo de rescate de la Unión Monetaria. Aunque la Comisión Europea y el Banco Central Europeo consideran urgente el acuerdo, Berlín expresó su intención de retrasarlo hasta que los socios también pacten nuevas medidas de control económico.
Bruselas trata de reducir el papel del FMI
Más flexible
Cinco Días - Bruselas - 18/01/2011
El Consejo de Ministros de Economía de la zona euro (Eurogrupo) concluyó a última hora de ayer su reunión sin cerrar un acuerdo definitivo sobre la reforma del fondo de rescate para dotarlo de más recursos y de mayor capacidad de intervención en los mercados. No obstante, como aseguró el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, los trabajos continuarán en las próximas semanas.
La delegación alemana se mostró partidaria de vincular la ampliación del Fondo (dotado ahora en teoría con 440.000 millones de euros) a un acuerdo político de mayor calado sobre la gobernanza económica de la zona euro. "Con las soluciones aisladas, la situación no solo no mejora, sino que se complica aún más", señaló ayer el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble.
Berlín exige como contrapartida mayores compromisos políticos con la disciplina fiscal y un acuerdo sobre coordinación económica que podría apuntar por primera vez a una armonización flscal considerada tabú en países como Irlanda.
Alemania y Francia ya han anunciado una experiencia piloto bilateral para aproximar los modelos tributarios de los dos países y han indicado su intención de que el resto de la zona euro se sume al proyecto. Bruselas, por su parte, parece haber intensificado los trabajos para definir una base común del impuesto de sociedades, lo que permitiría una histórica armonización de la base imponible sin unificar los tipos. El pacto global, que también podría incluir disciplina en áreas como la balanza de pagos, no se cerraría hasta la cumbre europea del 24 de marzo.
Sin embargo, la portavoz del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, reiteró ayer el deseo del organismo comunitario de cerrar la reforma del fondo "antes de la cumbre europea del próximo 4 de febrero".
El alcance de esa reforma debería incluir, según Bruselas, "el reforzamiento de la capacidad efectiva de financiación" del Fondo, ahora mermada por las garantías exigidas por las agencias de calificación para conceder la triple A a sus emisiones. En el rescate de Irlanda (cuyas primeras emisiones se realizarán la semana que viene), el Fondo tiene previsto una factura de 26.500 millones de euros para un préstamo de solo 17.700 millones. Con esa escala, la capacidad efectiva se reduce a unos 275.000 millones, a lo que se añadirían 37.000 millones de la Comisión Europea y unos 135.000 millones del FMI. Es decir, 447.000 millones, muy lejos de los 750.000 (1 billón de dólares) que se anunciaron en mayo como una cifra temible para los especuladores.
La CE también pretende que la reforma faculte al fondo para intervenir en el mercado de manera preventiva, sin necesidad de esperar a que un país se encuentre incapaz de colocar su deuda como consecuencia de los elevados tipos de interés exigidos por los inversores.
La vicepresidenta del Gobierno, Elena Salgado, se mostró partidaria de ambos cambios a su llegada a Bruselas. Pero negó tajantemente que la ampliación de la capacidad efectiva del Fondo esté relacionada con el posible rescate de España , "que no necesita ningún traje a media ni a no medida".
Bruselas trata de reducir el papel del FMI
Las negociaciones más candentes del Eurogrupo de ayer giraron en torno a la reforma del actual Fondo Europeo de Estabilización Financiera, creado a toda prisa por la zona euro tras el rescate de Grecia y llamado a desaparecer en junio de 2013. Pero los ministros de Economía de la zona euro también están preparando ya el futuro fondo permanente, denominado como Mecanismo Europeo de Estabilidad. El debate se encuentra en una fase muy precoz, pero las divergencias han empezado a aparecer.
La Comisión Europea, por ejemplo, baraja la posibilidad de que el nuevo fondo ofrezca líneas de crédito a los países que a pesar de su proceso de consolidación fiscal sufran graves turbulencias financieras.
Esas líneas, que solo acarrearían el pago de una pequeña comisión, se podrían activar por unanimidad en el Eurogrupo y no requerirían la participación del Fondo Monetario Internacional. La entrada de ese organismo en los planes de rescate de la zona euro fue una imposición de Berlín frente a la resistencia de Bruselas y de la mayoría de los socios de la Unión Monetaria, que lo consideraban una humillación.
Otra polémica idea, circulada en documentos comunitarios de trabajo a los que ha tenido acceso CincoDías, consistiría en financiar el nuevo mecanismo con una tasa a los activos del sector bancario del 0,2%, lo que permitiría recaudar unos 50.000 millones de euros. La patronal europea de las cajas de ahorros (ESBG, en sus siglas en inglés) ya ha reaccionado contra esa posibilidad. "No pensamos que la banca minorista tenga que contribuir a ese fondo", señaló Chris De Noose, director general de ESBG.
Más flexible
El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera solo puede activarse para rescatar a un país incapaz de financiarse en condiciones sostenibles, como fue el caso de Irlanda.
La zona euro quiere flexibilizar su uso, para que pueda activarse también de manera preventiva.
El nuevo modelo de intervención, discutido anoche por el Eurogrupo, podría incluir la compra de deuda de un país en dificultades en el mercado secundario, labor realizada ahora por el BCE.
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