Quedan pocas recetas, pero no ninguna
BMS viernes, 19 agosto 2011, 11:13
El mercado está sencillamente roto. La volatilidad se ha apoderado de las plazas europeas a media mañana, y de nada sirve hacerle una foto fija a los índices porque la imagen perdería validez en minutos. Pero para que se hagan una idea, todas las Bolsas europeas habrían esta mañana con caídas del 0,4% de media, y dos horas después se dejan más del 4% en el caso del Dax y casi el 3% en el caso del Ibex35. Tras el crash de ayer, liderado en todo momento por el índice alemán, y observando el comportamiento que está teniendo hoy la plaza de Frankfurt, de nuevo a la cabeza de las pérdidas, el mensaje es claro: Angela Merkel, que no deja de ser la líder de la Zona Euro, debe replantearse su rechazo a los Eurobonos. Los mercados le están diciendo a la canciller que las propuestas que lanzó junto con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, este martes son insuficientes. Por no hablar del fracaso de la prohibición de las ventas a cortos.
“Está claro que los avances hacia un mercado de deuda común son temidos por los países centrales. ¿Pero existe de verdad otra solución?”, se preguntan los expertos de La Caixa Banca Privada. La respuesta es que “no” y, además, estos mismos analistas explican que las consecuencias para los países del Norte de Europa no serían tan negativas, porque la situación macroeconómica de la Zona Euro es mucho mejor que la de Estados Unidos: “No debe esperarse una fuerte subida de los rentabilidades (…) Lo que hay que crear ahora, lo que el mundo financiero demanda, son activos considerados como libres de riesgo (…) Démosle al mercado lo que demanda y, de paso, avancemos en la construcción europea y en las reformas necesarias para exigir disciplina fiscal a cada país y reformas estructurales”.
EL PAPEL DE LOS BANCOS CENTRALES
El papel de los bancos centrales también es necesario. Así se pronuncian los expertos de Link Securities: “La ausencia de ‘dinero’ en estos mercados que contrarreste las órdenes de venta hace complicado que en el corto plazo vaya a producirse un giro brusco en la tendencia de la renta variable. Sólo la aparición de un importante catalizador que pueda devolver la confianza a los inversores para que apuesten de nuevo por los activos considerados de mayor riesgo podría cambiar algo el panorama. Este catalizador sólo puede venir desde el campo político y del de las autoridades monetarias, pero a estos les quedan ya ‘pocas balas’. Una de ellas, que entendemos tendría un efecto muy positivo en las Bolsas a medio plazo sería que el Banco Central Europeo (BCE) deshiciera sus últimos movimientos, y volviera a bajar tipos”.
Y es que, en este sentido, los expertos de La Caixa creen que “una vez más, el BCE ha hecho el ridículo subiendo los tipos a las puertas de una grave desaceleración económica”. Estos analistas, aunque conscientes de que la desaparición del “ridículo temor inflacionista” es “pedirle peras al olmo”, considerarían adecuado subir el objetivo de inflación del BCE: “El 2% actual es demasiado bajo para fomentar un mínimo crecimiento nominal que ayude en el proceso de reducción del endeudamiento”.
La ortodoxia del BCE es tal, que algunos expertos se pronuncian en estos términos: “Es más probable que la máxima autoridad monetaria flexibilice las condiciones de mercado (inyectar liquidez), a pesar de que no tiene margen para normalizar la política monetaria, a que baje el precio del dinero”, José Luis Martínez Campuzano, estratega jefe de Citi en España.
¿Y la Reserva Federal (Fed)? Aunque Bernanke ha respondido a lo largo de estos tres años de crisis con más premura y decisión que Trichet, el presidente de la Fed también necesita “toques de atención” para actuar. Hace apenas dos meses, cuando finalizó la segunda ronda de estímulos (QE2), la Reserva Federal consideró innecesaria una tercera y, aunque los mercados parecen que claman por esta QE3, no todas las voces están de acuerdo con su eficacia: “De la política monetaria en Estados Unidos ya no se puede esperar mucho más. Una nueva ronda de expansión cuantitativa apenas funcionaría. Si el sector privado acumula liquidez, y no consume ni invierte, es porque no se dan las mínimas condiciones de estabilidad necesarias”, opinan desde La Caixa. Estos analistas consideran que la liquidez, a diferencia de en 2008, no es un problema. La auténtica “piedra en el camino” es, de hecho, el exceso de liquidez: “La formidable acumulación de caja tiene como origen la desconfianza, la falta de visibilidad; en definitiva, la enorme incertidumbre”.
María Gómez
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