Productos financieros con carga nuclear....
Las tres letras más importantes de la crisis financiera: CDS
Por FRANCESCO GUERRERA
El nacimiento del seguro contra la cesación de pagos (CDS por sus siglas en inglés) ha sido bien reseñado. En los últimos días, sin embargo, quizás hayamos sido testigos del comienzo del fin del polémico seguro contra los desastres financieros.Todo comenzó en Boca Ratón, Florida, en 1994. Un grupo variopinto de jóvenes estudiosos de J.P. Morgan que luego se convertirían en pesos pesados de Wall Street se encontraba en un fin de semana de "fortalecimiento de equipo".
A pesar de las bromas y abundante cantidad de bebidas alcohólicas (o quizás debido a eso), idearon una forma de reducir el riesgo de los compradores de bonos: un contrato bilateral que, por un precio, les permitía a los inversionistas traspasarle a otro el riesgo de una cese de pagos.
Desde su concepción, este mercado ha crecido a más de US$15 billones (millones de millones) en "valor nocional bruto" —el valor nominal de los instrumentos, sin contar contratos de cobertura— a medida que fondos de pensiones, bancos y fondos de cobertura los compraron a manos llenas.
Diecisiete años más tarde, otro grupo variopinto —conformado por políticos y burócratas europeos— ingresó a escena, aparentemente con la intención de liquidar, o al menos herir severamente, al mercado de seguros contra cesaciones de pagos.
Sus ataques podrían volvérseles en contra. En las actuales condiciones del mercado, eliminar estos seguros sólo ahuyentará a los inversionistas y aumentará los costos de financiamiento para los países más endeudados.
El primer ataque fue la propuesta del mes pasado de la Unión Europea de prohibir los llamados seguros "desnudos" contra una cesación de pagos, en los cuales los compradores no poseen los activos que aseguran.
Considerados durante mucho tiempo por los políticos alemanes como un terreno propicio para los "especuladores", los seguros desnudos han sido culpados por muchos de los problemas de la deuda soberana de Europa.
Una semana más tarde, la UE ideó un plan para aliviar la crisis de Grecia específicamente diseñado para que los seguros no fueran pagados. El truco era simple: la UE "les pidió" a los tenedores de bonos que aceptaran un "recorte" de 50% y perdieran la mitad de sus inversión en deuda griega. De implementarse, un intercambio "voluntario" de ese tipo no calificaría como default, que debe ser obligatorio, y por lo tanto no se pagaría ningún seguro.
¿La reacción del mercado? A pesar de las garantías de que la estratagema "voluntaria" se limitaría sólo a Grecia, los inversionistas concluyeron que los seguros de otros países de la UE tampoco eran confiables. Cuando los temores aumentaron respecto a la solvencia de Italia la semana pasada, los inversionistas huyeron en masa de la deuda de la zona euro.
"Muchas grandes instituciones están vendiendo deuda soberana europea y los seguros correspondientes porque sienten que no tienen los seguros adecuados", afirma Mark Grant de la firma de inversión de Southwest Securities. "Si el CDS no va a funcionar cuando hay una condonación del 50% de la deuda griega, ¿entonces cuándo va a funcionar?"
Buena pregunta. Aquí hay otra: Si los inversionistas internacionales se alejan de los mercados de deuda de la zona euro, ¿quién se verá más perjudicado?
Si los CDS no se consideran confiables, las repetidas afirmaciones de los bancos sobre su exposición "limitada" a Europa podrían sonar menos tranquilizadoras, en especial si los inversionistas se concentran en exposiciones "brutas" no idealizadas en lugar de las cifras "netas" mucho más pequeñas que sustraen el valor de los seguros y otras coberturas.
La diferencia dista de ser insignificante. Citigroup Inc., por ejemplo, tiene exposiciones brutas a los PIIGS —Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España, según sus iniciales en inglés— de US$20.600 millones, casi tres veces su posición neta, según los documentos regulatorios.
Seamos claros. El atractivo de los plazos fijos para los inversionistas es justamente su doble personalidad: pueden ser tanto una póliza de seguros que reduce el riesgo como la herramienta de ensueño de un especulador para aprovechar las desventuras corporativas y soberanas.
Si, como incluso lo admiten los críticos, los CDS pueden ser un instrumento útil de cobertura, entonces excluir a los compradores "desnudos" reduciría el alcance y la profundidad del mercado, dejando en desventaja a los que buscan cobertura de forma "legítima". Igualmente, socavar la validez de estos instrumentos estremecerá los mercados, tal y como ocurrió la semana pasada.
Lo bueno es que los inversionistas pueden tener la última palabra en este debate, si es que tienen el coraje de enfrentarse a la UE.
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