El 'Dragón Khan' de Bitcoin
Michael McLoughlin
China prohíbe el uso de la divisa digital, que se desploma tras el veto de Pekín. El fundador de Virgin o el presidente de Paypal defienden este sistema mientras Apple restringe su utilización.
Los más de mil millones de personas haciendo clic mientras el crédito de su tarjeta mengua a cada golpe de ratón se ha convertido en un magno objeto de deseo para las empresas de toda la geografía mundial, que ven en el ciberespacio chino el Dorado del siglo XXI. Solo hace falta fijarse en la salud de hierro de la que presumen gigantes de ojos rasgados dedicados al comercio 'online' como Alí Baba, que amenaza con ser la próxima gran salida a Bolsa que revolucione Wall Street en 2014.
El pasado 11 de noviembre, por ejemplo, el fanatismo consumista del gigante asiático se tradujo en 1.300 millones de euros en apenas una mañana, una plusmarca inédita en los registros existentes. Viendo estos guarismos no es de extrañar que el Bitcoin, esa divisa digital que ha causado más de una cefalea en la sede del Banco Central Europeo y el cuartel general de la Reserva Federal estadounidense, se despeñase cuando el Gobierno de Pekín decidió prohibir su uso en el país. Un draconiano veto -que también afecta a otros sistemas similares- que se tradujo en una caída del 65% después de que una decena de plataformas que ejercen como 'casas de cambio' dejasen de aceptar yuanes para hacerse con la moneda P2P. De la cumbre de más de 900 euros de cotización que alcanzó en noviembre se quedó en poco más de 300, aguantando a duras penas esa barrera.
La crisis de Grecia, el rescate bancario a España o el flotador lanzado a Chipre fueron algunos de los hechos que impulsaron su valor, aunque se templase a medida que la situación volvía a la calma. Idas y venidas que han levantado la suspicacia de muchas autoridades que ven en este zoco financiero un agujero para la más exacerbada de las especulaciones y delitos como el blanqueo de capitales.
Nació al margen de los controles tradicionales hace ya casi seis años, en 2008, cuando una o varias personas crearon bajo el seudónimo 'Satoshi Nakamoto' empezaron a crearlas gracias a un buen puñado de algoritmos. Ni el BCE ni la FED ni ninguno de los otros grandes rectores monetarios del mundo la controlan, aunque cada unidad trae consigo información adherida sobre los movimientos que ha protagonizado.
EE UU cerró recientemente el que era hasta hace poco el mayor distribuidor de Bitcoin, Silk Road, bautizado ya por muchos como el 'eBay de la droga'. Alegando su falta de base jurídica, países como Tailandia ya adoptaron en su momento la decisión que ahora ha tomado China y en Europa cada vez son más los gobiernos detractores de este método de pago. Noruega aseguró que no respondía a lo que ellos entendían por «dinero» y anunció una batería de medidas que gravarían este activo como otros tantos. Berlín también prepara un impuesto y otros gobiernos como el de París han mostrado sus recelos a los efectos secundarios de su uso al carecer de un respaldo legal.
En el gremio de internet, las posturas parecen no estar claras. Hace apenas una semana, Apple bloqueó una aplicación británica de mensajería instantánea por aceptar transferencias de este tipo, tal y como recogió la prensa inglesa. Otras aplicaciones también fueron retiradas de la App Store al entender que incumplían la normativa legal de todos y cada uno de los mercados donde está disponible, un elemento imprescindible para la factoría de Cupertino.
Mientras este gigante tecnológico parece mantenerse inflexible con la criptomoneda, otros parecen no haber dudado en abrazarlo. Es el caso de la empresa Virgin, del multimillonario Richard Brandson, que anunció que los pasajes de sus vuelos espaciales se podrían apoquinar de esta forma. El británico se deshizo en elogios hacia una iniciativa «brillantemente concebida» e invitó, al tratarse de un proyecto de naturaleza 'open source', a «auditar el código» a los que tuvieran dudas.
El último en sumarse a este club de defensores ha sido el presidente de Paypal, David Marcus. «Me gusta mucho», reconoció el directivo, quien admitió haber comprado un buen puñado de ellas. Es tanta la confianza que le despierta que asegura que Bitcoin es mucho mejor que el NFC a la hora de realizar pagos. Eso sí, Marcus avisó de que todavía queda mucho por recorrer y señaló que todavía hay mucha confusión en torno a su naturaleza. «Es una reserva de valor. No va a ser una moneda hasta que la volatilidad se ralentice», auguró.
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