Godó envía a Antich a un exilio dorado parisino
Javier Godó ha intentado por todos los medios que el hasta hace poco director de La Vanguardia José Antich se vaya contento. Un exilio dorado en París, como corresponsal europeo del rotativo, y un apartamento de lujo con vistas al Sena han configurado una de esas ofertas que no se pueden rechazar. Al final, Antich, a regañadientes, ha dicho que sí. Precisamente el martes se presentó a la redacción al nuevo director, el periodista Màrius Carol, persona de máxima confianza del conde de Godó. También se celebró una cena de despedida de Antich en el restaurante Nuba, en la calle Dr. Fleming.
Fuentes conocedoras de los entresijos del grupo Godó aseguran que Antich marcha descontento, ya que considera que no se ha valorado de manera suficiente ni su aportación a los ingresos de La Vanguardia –que incluso este año nefasto para la prensa cerrará con beneficios– ni tampoco los equilibrios con los que ha logrado que el rotativo catalán siga siendo líder en su mercado natural en un clima de giro sociológico a favor de la independencia de Cataluña. La ironía no deja de hacerle daño: el independentismo se ha cobrado la cabeza del director más cercano al PP que ha tenido nunca La Vanguardia.
Y si un director se va despechado, el nuevo responsable llega con desgana. El martes, el consejo de administración del grupo Godó dio el visto bueno al nombramiento de Màrius Carol. Con 60 años, Carol no ambicionaba el cargo y es consciente de que en Barcelona todo el mundo da por hecho que será un director de transición. Pero Carol, un inteligente periodista dotado de una sólida formación, también sabe que en el grupo Godó una transición puede durar un lustro o más. De hecho, pocos conocen la empresa y al conde tan a fondo como él.
Carol contará en la segunda línea de mando con cuatro directores adjuntos: la periodista María Dolores García, Alex Rodríguez –casado con Ana Godó, hija del editor–, Miquel Molina y Enric Juliana, que seguirá desplazado en Madrid. Lo que no tiene Carol es el apoyo de Carlos Godó, el heredero del imperio, que apostaba por otros candidatos para el comprometido puesto de director.
Sin embargo, con su nombramiento, Javier Godó envía un mensaje claro tanto a la Generalitat, como a Madrid, como a los grandes empresarios que ya le estaban dando la espalda en la cuestión publicitaria, ya que este año cerrará una muy mala campaña de Navidad: que en La Vanguardia manda él y sólo él. Y en este sentido el giro que se espera hacia posturas más cercanas al Gobierno de Mariano Rajoy en medio de la tormenta independentista es algo menor. La clave del golpe de timón es recuperar a los anunciantes.
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