Cuando la porquería se desparrama
La marcha de Blatter, que para desgracia de los aficionados del Real Madrid todavía sigue siendo socio de honor del club - ¿hasta cuándo?-, invita a un nuevo escenario de consecuencias imprevisibles. Blatter lo deja y ahora, con la nariz del FBI detrás del trasero de los presuntos criminales, alguien tendrá que articular un Congreso Extraordinario FIFA. Un caramelo envenenado. Platini, su delfín (el príncipe Alí), quién sabe si Figo, Van Praag y compañía tendrán que mover ficha. Hay más. Si Blatter se marcha, otros se quedan. Siguen muchos de los que querían largarle de su Reino de Taifas, pero también siguen los que le seguían apoyando. Entre ellos, Villar, uno de los pocos presidentes europeos que le votó contraviniendo el consejo de Platini (genialidad táctica sin precedentes), pese a que el FBI tenía lo que tenía y pese a que caían chuzos de punta. Blatter sale disparado y Villar pierde a su padrino de marras, aquel que le potenció para salir victorioso en un pulso contra el Estado español y sus leyes, convirtiéndole en alguien intocable. Blatter se da el piro y ahora Villar, que lleva años regateando al CSD de Cardenal, queda a la intemperie, consciente de que le van a exigir unas cuentas auditadas e inmaculadas, porque ahora todos querrán saber en qué se ha gastado el dinero y cómo lo justifica. Blatter se va, quién sabe si para ser la próxima garganta profunda del FBI y la credibilidad del fútbol está instalada en un contenedor gigante de basura donde lo peor está por venir. La cloaca se ha desbordado y ya no quedan alfombras para encubrir tanta putrefacción. O quién sabe, a lo mejor, sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario