Magnus Norman, Yoda con raqueta
Rafa Nadal le conoce bien. Cuando el sueco Soderling le tumbó en 2009, para acabar llegando a la final de Roland Garros, aquel tipo estaba detrás de aquello. Y cuando Rafa perdió en Australia, machacado por el bloqueo muscular de su espalda y el revés a una mano de Wawrinka, aquel tipo estaba detrás de aquello. Un rostro que le era familiar y que comienza a resultar incómodo a Nadal.
La tardía explosión de Stanislas Wawrinka en el circuito a sus 30 años ha sido la última obra de Magnus Norman, según Mats Wilander, “el mejor entrenador del circuito”. En estos escasos 20 meses que Norman lleva trabajando con Wawrinka, el suizo ha logrado dos títulos de Grand Slam (Australia y Roland Garros), cuando hasta entonces el tenista sumaba 36 participaciones en los cuatro grandes sin pisar una semifinal.
¿Qué ha operado ese cambio en Wawrinka? Norman le propuso un plan sencillo: "Sé agresivo. Aprovecha cada oportunidad, en cada bola corta lánzate a por ella. Trata de servir bien y busca el partido”. Un juego básico apoyado en un deslumbrante revés a una mano y una descomunal capacidad para pegar a todas las bolas. Está él, su raqueta, la pelota y un chico al otro lado de la red. Sólo eso. Sostiene Norman que Stan "es un jugador muy interesante de ver porque nunca se sabe qué esperar de él. En París hemos visto la grandeza de Stan, pero la próxima semana puede pasar cualquier cosa.Mi trabajo es tratar de hacer de él un tenista más consistente. Si quiere entrar en los cuatro primeros debe ser consistente semana tras semana”.
Wawrinka siempre ha tenido fama de ser un jugador débil de carácter y muy extrovertido. Muchos periodistas han compartido cervezas con el helvético. De hecho Stan protagonizó una sonada juerga en Nueva York junto a la prensa. Hace un año, tras ser derrotado en primera ronda en Roland Garros, acabó cenando en un McDonald solo. Sin embargo, Magnus Norman advierte que eso ya es historia: "En estos dos años juntos me ha demostrado que actúa como una sólida roca en los grandes partidos”.
A muchos les sorprendió su victoria sobre Djokovic, especialmente por la fortaleza mental del serbio y la duración del partido, tres horas y 12 minutos. Logró la victoria por 4-6, 6-4, 6-3, 6-4 con 30 años, siendo el campeón más veterano en ganar Roland Garros desde que lo hizo el ecuatoriano Andrés Gómez hace 25 años.
Stanislas era un joven campeón con un ego desproporcionado y mucho talento. Una extravagancia que mantiene con sus pantalones de cuadros. "Todo el mundo habla de mis pantalones. Me gustan bastante. Al parecer soy el único”, afirma risueño el tenista. En el último set ante Djokovic el suizo vio cómo se ponía por delante Nole por 3-0. Pero Wawrinka jugó el que más tarde describiría como "el mejor juego de mi vida”. Norman reveló que antes de la final le recordó a Wawrinka que ya en Australia había batido en cuartos a Djokovic y en la final a Nadal. El suizo venía de arrollar a Federer, ahí se dio cuenta de que podía hace algo grande: “Sentí que iba a ser peligroso y un rival a tener en cuenta. Pero nunca me lo creí hasta que tuve el primer punto de partido contra Djokovic. Era, como: "Ahora tiene la oportunidad de ganar”.
Y ganó. Conquistó Roland Garros, algo que no pudo hacer Magnus Norman, su entrenador, que llegó a ser número 2 en el mundo y perdió una final en París ante Gustavo Kuerten en 2000 antes de retirarse en 2004 debido a las lesiones de cadera y rodilla. Minutos después Norman era preguntado por Wilander en su programa:¿Está preparado Stan para pelear el número 1 a Djokovic?"Ahora hay que calmarse un poco. Él tiene el juego, pero todavía no es tan consistente como los de arriba. Tiene que ser más competitivo. Es una pregunta muy difícil. Novak es número 1 del mundo porque lo demuestra a lo largo de 12 meses. Pero todos sabemos que si Stan tiene un buen día, puede ganar a cualquiera. El asunto es si podrá mantener ese nivel excepcional durante 12 meses….". El programa acabó y Wilander se fue a tomar una cerveza con Magnus para celebrar el Roland Garros que no pudo ganar como jugador.
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