IU, al borde de la ruptura en Asturias
La coalición se asoma a la escisión por las diferencias sobre la relación con Podemos | Garzón urge a realizar la consulta federal sobre la confluencia y amenaza con tomar el control de la federación asturiana, que resiste el pulso y hará su propia votación
Izquierda Unida se asoma al precipicio de la escisión en Asturias. Si el pasado lunes la dirección regional anunció que no da legitimidad a la consulta estatal sobre la confluencia con Podemos y Equo y que convocará su propia votación, circunscrita al Principado, ayer salió a escena el coordinador federal, Alberto Garzón, para dar la réplica. Y lo hizo con contundencia. Reclamó una «rectificación inmediata» de la federación asturiana para facilitar la participación de la militancia en el referéndum, que se prolongará hasta el domingo, y avisó de que está dispuesto a tomar el control de la misma si sus responsables persisten en su «arbitraria» actitud. Dado que esa marcha atrás no se va a producir, ambas partes parecen irremediablemente encaminadas a un choque de trenes que, salvo negociación política in extremis, amenaza con fracturar IU en dos.
La consulta es el objeto formal de la disputa pero el trasfondo real es político. Todo tiene que ver, en realidad, con la relación entre IU y Podemos. En la organización asturiana una mayoría de la dirección critica el «sometimiento» de Garzón a Pablo Iglesias y entiende que se están dando pasos para diluir las siglas y el proyecto propio dentro del partido morado. La cúpula federal niega la mayor y esgrime la tesis de la necesidad de una amplia confluencia que, sin perder la identidad, permita conformar una alternativa política con opciones reales de llegar al poder y, desde ahí, cambiar las cosas. Ese es el sustrato del debate. El referéndum es el terreno de juego sobre el que se disputa la batalla.
A día de hoy, el escenario es de guerra abierta y la posibilidad de una ruptura no es en absoluto descabellada. La dirección federal salió de inmediato a responder al reto planteado desde Asturias, un pulso en toda regla según el cual la consulta que ya ha comenzado a celebrarse en todo el país sobre la confluencia no tendrá validez en el Principado, de cuya organización IU de Asturias se desmarca, y que se sustituye por un referéndum propio circunscrito a la forma de concurrir en la comunidad a las elecciones regionales y municipales de la primavera de 2019.
«Se trata de una decisión injustificada que supone una grave lesión a los derechos de la militancia de IU en Asturias», explicó Garzón en una misiva remitida al coordinador regional, Ramón Argüelles. La carta detalla que la consulta en cuestión fue aprobada con un respaldo interno del 81% y solo un 3,7% de votos en contra y que ningún representante de la federación asturiana alzó la voz para plantear objeciones.
El texto deja claro que Garzón y la dirección federal no van a dejar pasar por alto el pulso. Se reclama de IU de Asturias una «rectificación inmediata» y, en consecuencia, que se garantice la votación, tanto por la vía telemática como colocando urnas el domingo, como estaba previsto. En caso contrario, si «la normalidad democrática no ha sido restaurada antes del viernes», será Madrid quien asegure que así se haga y que las bases puedan participar.
Pero el mensaje tiene más calado. Garzón advierte de que no rectificar tendrá consecuencias. De mano, se reclama el acta de la reunión del núcleo duro de dirección de IU de Asturias para identificar a quienes votaron a favor de desmarcarse de la consulta federal y, llegado el caso, «iniciar los procedimientos disciplinarios correspondientes».
Las siglas y los símbolos
Y hay una última advertencia de envergadura. Los órganos federales de IU, detalla el coordinador, «se reservan el derecho a ejercer directamente y en exclusiva todas las competencias de Izquierda Unida sobre el territorio de Asturias, incluyendo el uso de la simbología y denominación de la organización en procesos electorales». A buen entendedor, pocas palabras bastan: Garzón avisa de que no le temblará el pulso si, en un caso extremo, tiene que tomar el control de la organización en el Principado y prohibir a quienes ahora ostentan el mando la utilización de las siglas y el logo de IU en los inminentes procesos electorales. En 2019 hay locales, autonómicas y europeas.
La opción de llegar a ese escenario radical de fractura no es ni mucho menos imposible. De hecho, a esta hora parece lo más probable. Porque IU de Asturias no está ni mucho menos por la labor de ejercer la rectificación que le pide Madrid. Lo dejó bien claro el secretario de Organización, Alejandro Suárez, poco después de trascender la carta de Garzón. «No vamos a rectificar lo que es correcto», zanjó.
Suárez rechazó el aviso de intervención de la federación -«no tendría precedentes»- y aseguro que IU de Asturias solo está ejerciendo su autonomía y su soberanía política. Aseguró que la consulta propia que se impulsará a finales de este mes respetará la esencia de la federal, aunque limitada al ámbito de decisión, autonómico y local, del Principado. Y dejó claro que será una votación con «garantías», deslizando así una sombra de duda respecto del proceso abierto en el conjunto del país. La organización asturiana habla de 500 altas de simpatizantes sospechosas en cuestión de horas, dato que desde Madrid se niega, limitando el crecimiento de ese censo a únicamente 38 personas.
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A la espera de una negociación «política», o así al menos lo pidió Suárez, mientras que la carta de Garzón urge la convocatoria de la comisión de conflictos, el enfrentamiento está servido. Una discusión que se da en el seno de IU de Asturias. Dos miembros de la dirección, el responsable de acción política, Juan Ponte, y la titular de política municipal, Gabriela Álvarez, tildaron ayer de «boicot» y de «golpe de Estado» la decisión de no acatar la consulta federal. A la par, las agrupaciones municipales de Llanes, Aller, Bimenes, Boal, Caso, Piloña, Proaza, Quirós y Villaviciosaanunciaron su decisión de concurrir a las urnas en 2019 con las siglas propias y en ningún caso en coalición con Podemos.
En IU de Asturias ya se piensa, de hecho, en esa posible escisión, y se recuerda que la federación asturiana es un partido autónomo, con independencia jurídica, económica y política, y también con sus propias siglas. Una réplica a la amenaza de Garzón de prohibir el uso de la marca y el logo en las próximas convocatorias electorales.
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