El creciente mercado de la nueva ‘deuda basura’ se la juega en la justicia de EEUU
Si un tribunal equipara los préstamos apalancados a los valores, como piden los demandantes, el mercado podría sufrir un terremoto de consecuencias impredecibles.
Por E.B.
Martes 14 de mayo de 2019, 07:00h
El mercado de préstamos apalancados se ha disparado en los últimos años -para inquietud de instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Internacional del Pagos (BIS)- hasta alcanzar una cifra de 1,2 billones de dólares. Pero donde no han podido llegar los supervisores hasta ahora podría llegar un tribunal de justicia estadounidense, que dirime si estos préstamos deben recibir el mismo tratamiento que valores como los bonos.
En concreto, una firma ha presentado una demanda contra JP Morgan y otros bancos de Wall Street por presuntamente haber incurrido en un fraude de valores al comercializar un préstamo que entró en impago. Frente a la tesis de los demandantes, los acusados defienden que, a diferencia de los bonos, los préstamos no son valores, por lo que han pedido que se desestime la demanda. De la decisión que tome el tribunal podría depender en buena medida el futuro de este mercado.
Según publica la agencia Bloomberg, el debate se centra en el mercado de préstamos apalancados, que en los últimos años ha comenzado a parecerse cada vez más al de los bonos basura: estandarización de los términos de los préstamos, deterioro de los compromisos o crecimiento del comercio secundario desdibujan cada vez más las líneas entre ambos.
La demanda se deriva de un préstamo de 1.800 millones de dólares que JP Morgan y otros bancos organizaron para Millennium Health LLC -entonces perteneciente a la firma de capital privado TA Associates- y que se vendió a los inversores en 2014. En cuestión de meses, los prestamistas vieron caer el valor de su préstamo cuando la compañía reveló que las autoridades federales estaban investigando sus prácticas de facturación. Millennium acordó pagar 256 millones de dólares para resolver la investigación, y se declaró en quiebra.
JP Morgan sabía que los funcionarios estadounidenses estaban investigando a Millennium cuando vendió el préstamo, pero no lo dijo a los inversores que estaban a punto de comprar esta deuda, según publicó ya Bloomberg en 2015. Los banqueros no proporcionaron la información porque Millennium les dijo que no era material en ese momento.
“Diseñados como ‘préstamos apalancados’, las obligaciones de deuda que los demandados vendieron a los inversores en abril de 2014 tienen todos los atributos y, de hecho, se constituyeron en valores de deuda negociables y calificados por la agencia de crédito”, escribió el fiduciario del prestamista en la demanda de 2017. Como tales, los acusados serían responsables de “patrocinar la presentación materialmente falsa de la situación financiera y las prácticas comerciales de Millennium”. Junto a JP Morgan, figuran como demandados Bank of Montreal, Citigroup y SunTrust Banks, señala la agencia estadounidense.
“Las entidades sofisticadas que prestaron dinero a Millennium ahora tratan de clasificar el préstamo como un ‘valor’ y la sindicación del préstamo como una ‘distribución de valores’ en un intento de fabricar una reclamación de fraude de valores donde ninguna es viable, y evitar el lenguaje expreso de los contratos en los que voluntariamente entraron”, escribieron, por su parte, JP Morgan y Citigroup en un memorando el mes pasado.
“Hay consecuencias de mercado absolutamente enormes si un tribunal determina que los préstamos apalancados son valores”, advierte a Bloomberg el abogado J. Paul Forrester, del bufete Mayer Brown -que no está involucrado en el litigio-. “Los préstamos y prestamistas apalancados estarían potencialmente sujetos a los mismos requisitos de oferta y revelación que los valores y se enfrentarían a las mismas consecuencias regulatorias de supervisión y ejecución”.
La decisión del tribunal no supondría de inmediato una transformación del mercado de préstamos apalancados, ya que vendría seguida de apelaciones en distintas instancias, pero si finalmente los demandantes se salen con la suya, tendría unas implicaciones significativas y generalizadas, de acuerdo con la ‘Loan Syndications and Trading Association’ y el ‘Bank Policy Institute’.
Una de las repercusiones más claras lo tendría el mercado de ‘collateralized loan obligations’ o CLO, que proporcionan la mayor parte de la financiación en préstamos apalancados. Los bancos son compradores clave de CLOs, pero las restricciones de la ley Volcker les impiden invertir en instrumentos que posean valores. Si los préstamos se considerasen valores, los bancos podrían verse obligados a deshacerse de unos 86.000 millones de dólares que tienen actualmente en estos instrumentos.
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