domingo, 13 de marzo de 2022
Cara a la Sostenibilidad ( Olvidada ) la renovación de esa Red....
Para la articulación Regional, para mí es...clave!
Desplome de viajeros en las cercanías
La integración de Feve en Renfe hace casi una década no ha frenado la sangría y el futuro del servicio, ralentizado aún más por el nuevo sistema de seguridad, es incierto
ANA MORIYÓN
OVIEDO.
Domingo, 13 marzo 2022, 01:34
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La red de cercanías de Asturias de ancho métrico, la antigua Feve, perdió tres de cada cuatro viajeros en las últimas dos décadas. De los 4,8 millones de pasajeros que movilizaba este servicio en 2005, su mejor momento histórico desde que hay registros, apenas quedan en estos momentos 1,3 millones. Su integración en Feve hace ahora casi una década, el 1 de enero de 2013, con la que se buscaba precisamente dar impulso al transporte ferroviario de cercanías, al tiempo que ahorrar costes, no solo no ha servido para frenar la sangría de viajeros, sino que esta parece estar en caída libre.
La escasa inversión en esta red y la reciente incorporación de un nuevo sistema de seguridad que ralentiza aún más los tiempos de los viajes parece haberle puesto la puntilla a los 248,7 kilómetros de la antigua Feve. Una red dividida en cinco líneas que vertebran buena parte del territorio asturiano (Gijón-Cudillero, Gijón-Laviana, Oviedo-Infiesto, Oviedo-San Esteban de Pravia y Baiña-Collanzo) y que presume de disponer de 118 estaciones y apeaderos que comunican entre sí las ciudades más importantes de la región y la mayoría de sus capitales de concejo. Una red que, además, goza de una importante presencia en el medio rural, pero que pierde usuarios de forma dramática.
Y es que el incremento de usuarios detectado en 2021 con respecto al año anterior, del 10,4%, no se considera representativo al compararse con 2020, cuando la movilidad estuvo especialmente limitada como consecuencia del estado de alarma. Igual que en los tramos asturianos de las líneas de media distancia, también pertenecientes a la antigua Feve, entre Gijón-Ferrol y Oviedo-Santander, donde el año pasado se registró un incremento de viajeros del 16,3% con respecto a 2020, pero la caída desde 2005 es del 35%.
Los motivos son muchos y variados. El primero y fundamental es la falta de inversiones reales en esta infraestructura que, en los últimos años, únicamente ha sido objeto de obras de mantenimiento. El ambicioso Plan de Cercanías de Asturias 2017-2025, firmado por el entonces ministro de Fomento, el popular Íñigo de la Serna, y el que era consejero socialista, Fernando Lastra, empieza prácticamente ahora, siete años después la histórica rúbrica, a dar sus primeros pasos, pero ya «no como un plan de modernización sino de emergencia», denuncian fuentes sindicales. Se anunciaban entonces 600 millones de euros en mejoras en la red de cercanías, de los que el grueso iba dirigido a la red de ancho ibérico, unos 339 millones, frente a los 179 reservados para la antigua Feve, encaminados principalmente a la renovación y modernización de la infraestructura existente. Sin embargo, hasta la fecha los trabajos ejecutados en esta red se han centrado básicamente en obras de reparación de daños, refuerzo de túneles y puentes, estabilización de taludes, así como la dotación en parte de sus estaciones -huérfanas de personal- de megafonía y pantallas para avisar de incidencias.
Destacan, por poner algún ejemplo, los tres millones de euros invertidos por el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) en la reforma integral de la estructura del puente metálico de La Luisa, situado en la línea de ancho métrico 764 Trubia-Collanzo. También los trabajos para la restitución de las vías de ancho métrico en Cabañaquinta (Aller) en la línea de la antigua Feve entre Baiña y Collanzo, valorados en 1,6 millones, o las obras para restituir el tramo Infiesto-Arriondas de la línea Oviedo-Santander, afectado por el desbordamiento del río Piloña en un tramo de casi 120 metros en las inmediaciones de Ozanes, en el concejo de Parres, lo que supuso un coste de 1,8 millones.
Parches necesarios, pero que se alejan y mucho de las expectativas que se habían puesto en el Plan de Cercanías firmado en 2017, y al que el exministro José Luis Ábalos y el presidente asturiano, Adrián Barbón, quisieron dar un empujón con la firma en 2019 de un plan complementario de choque para actuar, especialmente, en la antigua Feve.
No fue hasta 2021 cuando la empresa pública Adif desbloqueó dos de las grandes obras previstas en este plan. Por un lado, la renovación integral de los 49 kilómetros de vía de la línea Gijón-Laviana, adjudicada por 30,3 millones de euros a la UTE formada por Contratas y Ventas; Obras y Servicios, Copasa, y Contratas y Servicios ferroviarios con un plazo de ejecución de 22 meses, y financiada con los fondos europeos para la recuperación, Next Generation EU. Y, por otro, la reforma integral de los 42 kilómetros del tramo Colloto-Oviedo, en la línea Oviedo-Infiesto, licitada el pasado mes de diciembre por 24,1 millones. «Hay un punto de inflexión en la inversión en cercanías, pero todavía queda mucho camino por recorrer», reconocería esta misma semana en sede parlamentaria el consejero de Medio Rural y Cohesión Territorial, Alejandro Calvo.
Diez nuevos trenes
El consejero hizo repaso de las obras que se están ejecutando en este momento, puso en valor los 91,6 millones previstos en los presupuestos del Estado de este año para el Plan de Cercanías asturiano y comentó que el Principado espera recibir diez nuevos trenes para actualizar la flota de ancho métrico. Su construcción, sin embargo, se ha topado con problemas técnicos que podrían retrasar más de lo previsto la entrega.
Además, que solo le correspondan a Asturias diez trenes del lote contratado por Renfe se considera «insuficiente» por parte de los sindicatos, si se tiene en cuenta que la red de ancho métrico asturiano necesita cada día de veinte unidades de tracción eléctrica y cinco de tracción diésel, y que la flota actual está tan deteriorada que son constantes las averías e incidencias. En cualquier caso, el deterioro que arrastra la propia infraestructura ferroviaria asturiana es tal que la llegada de los nuevos trenes tampoco servirá para mejorar el servicio y acortar los tiempos de viaje. Y es que las unidades con las que cuenta la compañía en estos momentos ya permitirían circular a velocidades más altas, pero el actual trazado y las frecuentes paradas lo impiden.
De ahí la importancia de la duplicidad de la vía, prevista también en el Plan de Cercanías, pero de la que poco se ha avanzado en estos últimos años. De los 247,8 kilómetros de la red de cercanías de Feve, solo el 14% tiene vía doble y ese es uno de sus cuellos de botella: en muy pocos puntos se permite el cruce de trenes que circulan en sentido contrario o el paso de un cercanías si hay un mercancías delante. Para solventarlo, el Plan de Cercanías planteó duplicar los 17 kilómetros entre Trasona y Aboño (en la línea Gijón-Cudillero) y los 1,84 kilómetros de La Carrera a Pola de Siero (línea Oviedo-Infiesto), obras que estima en 36,5 millones. La presión del Principado sumó a la lista de mejoras duplicar Sotiello-La Florida (línea Gijón-Laviana). Se las presume como una de las actuaciones estrella del ancho métrico, pero las dificultades técnicas han impedido hasta ahora pasar del papel a la obra. Un error en el que coinciden tanto sindicatos como usuarios ya que la estadística histórica de viajeros confirma que el desdoble del tramo entre Oviedo-La Carrera, en 1996, supuso un incremento progresivo de usuarios. Hasta 2005. Aquel año comenzó el declive y los conocedores del servicio lo atribuyen al cierre de estaciones y a la instalación de tornos. «Es el ejemplo constatable de cómo una pequeña modernización en el año 1996 supuso multiplicar el número de viajeros», comenta un histórico sindicalista.
La puntilla a la grave situación que atraviesa la antigua Feve ha sido, sin embargo, la incorporación del sistema de seguridad ASFA digital en atención al reglamento europeo, que nadie discute, pero sí el hecho de que se haya elegido el modelo 4 que, en una infraestructura antigua como la de Feve, penaliza y mucho los tiempos de recorrido, puesto que hay tramos en los que el tren circula ahora a 35 kilómetros por hora. Como consecuencia de la incorporación de este sistema de seguridad en la línea Gijón-Cudillero, el tramo Gijón-Avilés pasó de recorrerse en 46 minutos a hacerlo en 52, o incluso en 56, según denuncian los usuarios, mientras que el recorrido completo de la línea, que antes se completaba en una hora y 48 minutos, ahora tarda más de dos horas. La línea Gijón-Laviana, cuyo recorrido completo se hacía antes en una hora y 15 minutos, ahora se ha prolongado en 15 minutos más. Y, en el caso del trayecto semidirecto entre Gijón y Oviedo, que antes se realizaba en 35 minutos, ahora dura 50. Tiempos inaceptables en el siglo XXI.
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