sábado, 19 de marzo de 2022
Y Menéndez cogió su fusil....
Menéndez maniobra para tomar Unicaja y llevarse el banco a Madrid
La entidad resultando de la fusión entre Liberbank y la caja andaluza acaba de anunciar el cierre de 29 oficinas en Asturias
Por
Bernardo Álvarez
19 marzo 2022
Manuel Azuaga, de Unicaja, y Manuel Menéndez anunciando la integración de Liberbank en Unicaja.
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Bernardo Álvarez
Graduado en psicología y ahora periodista entre Asturias y Madrid. Ha publicado artículos en ABC, Atlántica XXII, FronteraD y El Ciervo.
En contra de lo que estaba previsto, Manuel Menéndez gana poder en la dirección de Unicaja. El banquero asturiano que fuera presidente de Cajastur y posteriormente de Liberbank, accedió a la junta directiva de Unicaja después de que el banco andaluz absorbiese el año pasado a la entidad asturiana. Esta última se quedó con un 40,5% del capital del nuevo banco, mientras que los andaluces, entidad mayoritaria, son propietarios del 59,5%. Este reparto desigual condenaba a priori a Menéndez a quedar relegado a una segunda fila, pero sus movimientos y alianzas en los últimos tiempos le están llevando a acumular una cuota de poder por encima de la acordada en la fusión.
En el último mes han abandonado el consejo de dirección de Unicaja tres consejeros independientes. Manuel González Cid, Manuel Conthe y Ana Bolada se han marchado por su desacuerdo con la “gobernanza del banco”, según declaró el primero. Los tres han decidido irse a la vista de la posibilidad de que Menéndez salga elegido el próximo año como primer ejecutivo de Unicaja. El banquero asturiano cuenta con el apoyo de la Fundación Unicaja, presidida por Braulio Medel, que es el principal accionista del banco con casi un 30% del capital.
Para Marco Antuña, delegado sindical de CSI en Unicaja, “no tiene sentido que la caja absorbida sea la que manda. Los consejeros no están de acuerdo con ese reparto tan raro que va a darle el poder a la parte absorbida”. La espantada de tres consejeros independientes en pocas semanas ha puesto tras la pista al Banco Central Europeo, que ha llamado a declarar a los dimitidos para dilucidar si se han roto las cláusulas de la fusión, que contemplan un 30% de consejeros independientes. También la Comisión Nacional del Mercado de Valores se ha interesado por el tema.
Hace unos días, un artículo firmado por Cristina Hidalgo en Economía Digital, informaba de las intenciones de Manuel Menéndez de trasladar la sede social de Unicaja de Málaga a Madrid. Menéndez, según “fuentes financieras”, se habría reunido en varias ocasiones con representantes del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso para abordar el traslado. “Vive en la City de Londres, tiene ambición y quiere que el banco esté presente donde están sus competidores”, dice una de esas fuentes sobre el banquero asturiano.
Antuña, que como sindicalista en la banca asturiana lleva décadas bregando con lo que llama “el modelo Menéndez”, recuerda que este banquero dio “el pistoletazo de salida de la privatización de las cajas en España”. Y no le sorprende que ande ahora buscando “acumular más poder y posición social y ser el que manda en el quinto banco del país”.
Ese “modelo Menéndez” del que habla, que ahora está exportando a Andalucía y tal vez en el futuro a Madrid, consiste en ser “despótico con los trabajadores y con los clientes humildes, que son la gran mayoría”. Un modelo “malo para los trabajadores y para la sociedad, pero que le supone mucho beneficio a él y a los suyos”. Cita las “comisiones desmesuradas” a los clientes, cierre de oficinas, un modelo de relaciones laborales “de lo peor” y la nula obra social y cultural del banco. Eso, anuncia, es lo que les espera en Andalucía si Menéndez llega a la presidencia de Unicaja.
La entidad acaba de anunciar el cierre de 24 oficinas en Asturias a lo largo de los primeros meses del año. Se cerrarán sucursales en Gijón, San Juan de la Arena, Soto de Luiña, Boal, San Antolín, Pola de Allande, Ujo, Collanzo, Ciaño, Bimenes, Caborana, Campomanes, Mieres, Barredos, La Felguera, Grandas de Salime, Pola de Somiedo, Campo de Caso y Belmonte de Miranda.
“Un castigo desmesurado a las cuencas del Nalón y Caudal y a los pueblos del Occidente de Asturias. Una vuelta de tuerca más al desmantelamiento de lo que fue Cajastur. Más exclusión financiera”, resume Antuña.
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