miércoles, 6 de abril de 2022
Aires de cambio o...de retroceso?
La AMSO y los brotes negros
A Adriana Lastra le pueden estar creciendo brotes negros si la militancia se enzarza en una guerra dentro del barbonismo que empobrecería aún más la política local.
Por
Víctor Guillot
6 abril 2022
Adrián Barbón y Adriana Lastra. Foto: FSA-PSOE.
Tras las dos primeras asambleas congresuales celebradas en Llanes y Gijón, antes que un corrimiento de placas bajo el territorio socialista asturiano, algún veterano socialista afirma que lo que podrían estar surgiendo son brotes verdes, pequeñas biosferas donde las leyes de la gravedad del barbonismo universal permanecerían en un estado de suspensión latente. Más allá de cómo evolucione en un futuro próximo esta circunstancia, los cónclaves han puesto a prueba la influencia y la capacidad de control de la Secretaria de Organización de la FSA, Gimena Llamedo, sobre las agrupaciones locales. Los cuervos de Fruela afirman que a Llamedo le crecen los enanos. Tocada tras dos confrontaciones que pusieron de manifiesto poca inteligencia y menos previsión en sus tareas de organización, las alarmas del SOMA se han encendido y todo indica que su maquinaria se ha vuelto a acelerar para mantener el control en el resto de las agrupaciones que celebrarán sus asambleas en los próximos días.
Este razonamiento apriorístico explicaría la causa principal por la que el actual secretario de la AMSO, Iván Piñuela, sanchista y nombre por el que apostó Barbón en la capital hace cuatro años, no ha anunciado todavía su candidatura a la reelección. Muchos creen que su perfil político es más bajo que el de Iván Ardura. De pronto, ya no es el hombre de nadie. En esa tesitura, el SOMA quiere tomar los mandos de la nave ovetense antes de que se descomponga completamente y, en consecuencia, habría propuesto a Barbón una seria alternativa a Piñuela, tras la celebración del congreso de la FSA.
El nombre que circula por la Agrupación Municipal Socialista de Oviedo es el de Felipe González Coto, un ingeniero de minas, director de explotación y seguridad del grupo HUNOSA, según informa su cuenta de Linkedin. Su currículum profesional es impresionante. El caché de la web de la FSA aún recuerda que desde el comienzo de su carrera profesional, ha desarrollado su trabajo como ingeniero jefe de explotación y jefe de área en los pozos Sotón, Figaredo, Carrio, María Luisa, Aller, Candín, Siero y Modesta hasta el año 2016. Forma parte del llamado Pozu Moqueta, un grupo de ingenieros ubicados laboralmente en Hunosa bajo la influencia del SOMA. En el caso de González Coto, su labor se centraría en el área de Post-minería y actualmente es Director de Energía, desarrollo de negocio e Innovación del Grupo minero, además de Presidente de Hunaser Servicios Energéticos, Consejero delegado de Sadim o patrono de la Fundación Itma. Hasta la fecha, los que le conocen siempre le han considerado un serio aspirante a presidir la empresa pública más importante de Asturias tanto como a ocupar la consejería de Industria en el gobierno del presidente socialista que ahora ocupa el consejero Enrique Fernández, reprobado hace unos meses por el Parlamento.
Desde que el Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias desplegara la operación Jaula que descabalgó a los renovadores de la Secretaría Local, la AMSO ha sido una organización estratégica para mantener su influencia en la FSA. Su afán por controlar esa parte del mapa del socialismo asturiano llevó a su secretario, José Ángel Fernández Villa ha mantener una alianza con Gabino de Lorenzo, sin más ánimo que el de erosionar al gobierno de Vicente Álvarez Areces.
González Coto, que fue secretario de Energía en la anterior ejecutiva de Barbón, estaría llamado a ser el próximo Secretario Local de la AMSO por mandato de Luis Alperi, quien ahora es miembro de la ejecutiva de Barbón. Como Piñuela, González Coto también es un sanchista que llegó a formar parte de la gestora que Hilario Feito presidió en la Agrupación de Mieres, durante la última etapa de Javier Fernández al mando de la FSA, aunque en aquellos días estuviera empadronado en Oviedo. En el caché de la web del partido, actualmente modificada, también se afirma que pertenece a la agrupación de Mieres. Que haya cambiado su ficha de afiliado a la AMSO no sería nada descabellado.
Al otro lado del Mississipi de la Casa del Pueblo de Oviedo, el desbarajuste político es parecido. Nadie se atreve a presentar candidatura ante Piñuela o Coto. En parte, la razón se encuentra en Wenceslao López, portavoz del grupo municipal socialista del Ayuntamiento de Oviedo, ex-alcalde y en estos momentos, procesado junto a su equipo de gobierno por prevaricación, tras autorizar un mercadillo ecológico y artesanal en 2018. Sobre él, la Audiencia Provincial podría fallar una condena de nueve años de inhabilitación para cualquier cargo público que pesarían mucho tanto para López, que no ha manifestado todavía su renuncia a la Secretaría de la AMSO, como para cualquier otro candidato ajeno al SOMA.
La figura de Wenceslao López es internamente polémica. Hay quienes afirman que, a sus 71 años no está dispuesto a volver a presentarse. Sin embargo, desde las últimas elecciones, López también ha sido percibido como un tapón que impedía que aflorara un relevo en la Agrupación. ¿Existe en estos momentos ese relevo? El hombre que pudo estar al frente, Gonzalo Olmos Corugedo, ha entendido desde hace un año que ese tiempo ha pasado. De todos modos, si Wenceslao López es inhabilitado, Olmos sería el siguiente en ocupar asiento en la bancada socialista y su presencia política volvería a cobrar más relieve en la vida local de Vetusta.
Los brotes negros
La influencia del SOMA en la política orgánica de la FSA ha sido hasta la fecha UNun germen esterilizante. Del mismo modo que desde el pasado fin de semana crecen brotes verdes en Llanes o Gijón, a Adriana Lastra le pueden estar creciendo brotes negros si la militancia se enzarza en una guerra dentro del barbonismo que empobrecería aún más la política local.
Los brotes negros suelen dejar a las agrupaciones como un páramo. Un somero examen a las de Gijón, Mieres o Langreo, penen de manifiesto la pérdida de influencia y peso político municipal que han sufrido durante los últimos cuatro años, un hecho similar a lo que ha estado padeciendo Oviedo desde la llamada Operación Jaula. Aún así, desde la elección de Iván Piñuela, se calcula que más de un 30% de sus afiliados ha quedado apartado de la organización y se siente completamente desmovilizado. En ese marco, Iván Piñuela, aun siendo el secretario del partido y, por lo tanto, el detentador del censo y del aparato, juega con una gran desventaja a la hora de justificar su candidatura a la reelección frente a una nueva, encabezada por otra persona propuesta por el SOMA y con mayor experiencia política.
Como decíamos antes, donde pisa el SOMA, no vuelve a crecer la hierba o sólo crecen hierbajos. En Gijón, hasta el congreso del pasado fin de semana, el 50% de la militancia había dejado de acudir a la Casa del Pueblo, según declaró su nuevo secretario, José Ramon García, “Monchu”. En Mieres, la agrupación socialista se convirtió en una capilla levantada en mitad del desierto tras llegar a su fin el mandato de la gestora. En Langreo, suenan tambores de guerra en estos momentos.
Lo que parecía una herida abierta en un solo municipio, se ha revelado como una enorme falta de sintonía entre una gran parte de las bases del PSOE y los hombres que Barbón han ido colocando en las respectivas secretarías de las agrupaciones locales. Esto explicaría las primeras derrotas del Secretario de la FSA y de Gimena Llamedo y los movimientos que está adoptando Alperi para tratar de contener el cambio.
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