domingo, 10 de abril de 2022

Cooperativas punteras.....

“¿Cómo vas a ser libre cuando tus datos biométricos están controlados por no se sabe quién?” Nuberu es una cooperativa de servicios digitales que apuesta por la seguridad en línea y la recuperación de la soberanía digital Por Bernardo Álvarez 10 abril 2022 José Ramón Fernández Prado FOTO: David Aguilar Sánchez Recomendados “¿Cómo vas a ser libre cuando tus datos biométricos están controlados por no se sabe quién?” 10 abril 2022 “El FMI te tiene con una pistola en la cabeza permanentemente: No hay un fondo con rostro humano” 10 abril 2022 Somos exigirá nuevos informes sobre la instalación de una gasolinera en Prado de la Vega 10 abril 2022 Camela: Una declaración de amor 9 abril 2022 Bernardo Álvarez Bernardo Álvarez Graduado en psicología y ahora periodista entre Asturias y Madrid. Ha publicado artículos en ABC, Atlántica XXII, FronteraD y El Ciervo. José Manuel Fernández Prado es uno de los socios fundadores de Nuberu, una cooperativa de servicios digitales establecida en Sobrescobio. En su corta andadura de menos de un año, Nuberu ya presta servicios de videollamada y almacenamiento en la nube a 45 socios y una asociación. Si en Internet se aplica mucho eso de “si algo es gratis, es porque el producto eres tú”, en Nuberu la máxima es “tú no eres el producto, eres el dueño”. ¿Qué es Nuberu Digital y cómo surge? Nuberu es, por encima de cualquier cosa, una cooperativa de consumo. La idea surgió en el confinamiento. Yo tengo críos pequeños y veía la necesidad de que se comunicasen. Estuve buscando herramientas hasta que la consejería habilitó el Teams, y empiezan a usar el Teams ya no solo para ir a clase, sino fundamentalmente para relacionarse. Pero hay un periodo de una semana o dos, hasta que la consejería habilita Teams, en el que yo me doy cuenta, primero, de que no todo el mundo tiene acceso a esa herramienta y, segundo, que muchas de esas herramientas no son seguras. Teams es propiedad de Microsoft y es profundamente invasivo. Y me dije “tenemos que mejorar esto”. Entonces, ¿qué puedo hacer? Adaptar lo que existe, y existe un modelo. Conocemos muchísimas de cooperativas de consumo relacionadas con la agricultura ecológica. Pues ya está inventado: una cooperativa de consumo. ¿Qué es el 99,9% de la gente que camina por la calle? Consumidores de servicios digitales. Pues asociémonos y hagamos una cooperativa, y eso es Nuberu. ¿Qué ventajas puede tener una persona que decida unirse a Nuberu, en términos de conectividad, privacidad, potencia…? Creemos que nuestra principal diferencia con cualquier otro es nuestra disponibilidad a ayudarte de forma personal. Hay gente que tiene mejor software, y hay gente que sabe mucho más de técnica que nosotros. Precisamente esa fue una de las debilidades que vimos al hacer el plan de negocio, y es que nuestro core lo teníamos externalizado. Pero es que nuestro core no es la tecnología, nuestro core es la asistencia, es que tú me vas a llamar por teléfono y te va a coger una persona, y que si tienes un problema te vamos a ir a ver personalmente. Si Cambalache es socio nuestro, y Cambalache tiene un problema, vamos a venir aquí a mirar a ver cuál es el problema. Esa es nuestra principal diferencia. A partir de ahí, lo que hacemos es trabajar siempre con programas de código abierto. Queremos una red democrática, y una democracia censitaria no la aceptamos hoy en día. Si no tenemos un sistema con el que ayudemos a la gente que sufre la brecha digital, y a mí me gusta hablar de la brecha digital vergonzante, porque la brecha digital alcanza a mucha más gente, no es un sistema democrático. FOTO: David Aguilar Sánchez Yo tengo 53 años y estudié la EGB. El primer ordenador que vi fue con 16 años. Tengo amigos que dejaron la escuela a los 14 años y esos amigos, que son hoy fontaneros, trabajadores del Alimerka o ganaderos, nunca tocaron un ordenador realmente. Cualquier persona mayor de 50 años, e incluso mayor de 45, puede sufrir brecha digital. La primera cosa para que la red sea democrática es ofrecer asistencia. Y ojo, que también hay gente joven que sufren brecha digital. Pensemos en migrantes, en gente vulnerable o en gente con discapacidad, que también está quedando fuera del mundo digital. Primero es democrática por eso, y segundo porque usa programas de código abierto. Mucha gente no sabrá qué son los servicios de código abierto El código abierto significa que, en el programa que estás utilizando, todas las instrucciones son conocidas, que tú no estás instalando en tu ordenador nada que no veas. Eso quiere decir que cuando compras un programa propietario y cerrado, porque código abierto no significa necesariamente gratis, quiere decir que no conoces las instrucciones. Cuando compras un programa de Microsoft no sabes qué instrucciones tiene ese programa. Podría ser que tuviera una instrucción que dijera “espía a este señor cada vez que oigas la palabra Cambalache”. Y cada vez que el micrófono escuche la palabra Cambalache graba las conversaciones y las envía. Tú no lo sabes, porque no estás viendo el código. Los programas de Google o de Facebook están escondiéndonos cosas. Para ser que la red sea democrática tiene que ser transparente, y para que sea transparente tiene que ser de código abierto. ¿Y cómo es posible garantizar la seguridad? Garantizarla es muy difícil. Al ser una cooperativa, tú eres el que manda en la cooperativa. Nuestro lema es “No eres el producto, eres el dueño”. Nosotros, cuando pensamos en las diferentes formas jurídicas, pensamos que ser cooperativa era lo mejor. Los socios pueden venir a las asambleas, pueden controlar cómo funcionamos y pueden presentarse a la rectora, y eso es un elemento de seguridad. Las empresas de telecomunicaciones están financiarizadas, como toda la economía. Entonces prima el beneficio rápido, y cuando hay que tomar una decisión entre seguridad y beneficio, la decisión es beneficio. Nosotros somos una cooperativa de consumo sin ánimo de lucro, y eso es un factor de seguridad. La cooperativa no va a generar beneficios. Cualquier beneficio va a reinvertirse en mejorar nuestra seguridad. La seguridad absoluta nunca existe, pero yo pongo el ejemplo de la bicicleta. Yo ando en bicicleta por ahí y tengo un candado que cuesta una pasta. Al final, si alguien te va a robar la bicicleta verá que la bici tampoco es muy buena y que le lleva mucho tiempo y trabajo cargarse el candado, y se irá a buscar otra bici. Al final, en ciberseguridad lo que importa es la relación coste-beneficio del robo. Yo no tengo los datos de la NASA ni los de la OTAN. Son gente normal que no tiene nada que valga millones de euros, entonces si haces que ese robo cueste no van a robar. Hay otra cosa que pasa cuando te sales del circuito global y dejas de usar Microsoft y usas Linux y apps de código abierto. El hacker que hace un pishing tiene enlaces preparados para pillar en Windows, porque es lo que usa el 99% de la gente. A un hacker normal no le compensa lanzar un ataque específico para venir a por nosotros, y eso sí da seguridad. FOTO: David Aguilar Sánchez ¿Qué dificultades habéis encontrado para funcionar como cooperativa en un mercado tan copado por grandes multinacionales? El principal es explicarle a la gente qué es lo que hacemos. El número dos es decirle a la gente que estos servicios valen dinero. Y hay otra tercera cosa, porque nosotros damos servicio de nube y videollamada, y es que la gente nos dice “es que la nube de no sé quién nos da da no sé cuántos teras, y tú solo nos da gigas”. ¿Pero tú para qué quieres los teras? ¿tú qué estás usando? Eso también es ser ecologista. Yo te voy a dar lo que me pidas: si me pides dos teras yo te los doy, pero lo que uses lo vas a pagar. ¿De verdad quieres esos teras? Otra dificultad es respecto a Zoom, que es nuestro gran rival. Pero, ¿dónde está Zoom?, ¿a qué leyes está sometido? La gente no se ha parado a pensarlo. Zoom está en EE.UU, y si tienes un problema con Zoom no puedes ir con la ley contra él. Yo estoy domiciliado fiscalmente en Asturias y tenemos un seguro de responsabilidad civil aquí. La gente no piensa en ello, por eso hacemos este tipo de presentaciones. ¿Crees que, como usuarios, no acabamos de ser conscientes de lo que implica que todas nuestras herramientas digitales estén en manos de grandes empresas multinacionales que nadie controla? Yo iría más allá: no solo como consumidores, sino como sociedad. Ahora mismo tenemos una guerra, y nos damos cuenta de lo que es la soberanía energética y alimentaria. Son conceptos que algunos llevamos años usando, pero no el concepto de soberanía digital. Igual que mucha gente se está dando cuenta ahora de la importancia de la soberanía energética y alimentaria, también está pasando lo mismo con la soberanía tecnológica. ¿Cómo vas a ser libre cuando tus datos biométricos, tu cara y tu pupila, están almacenados no se sabe dónde controlados por no se sabe quién y por no se sabe qué leyes? ¿Cómo puede ser que todas las administraciones públicas estén utilizando servicios para su uso básico de empresas extranjeras que nadie controla? No estamos controlando lo que tenemos, no sabemos dónde está ni quien lo controla. Necesitamos relocalizarlo. Uno de nuestros compromisos es que nuestros servidores estén en la UE. En estos momentos están en Madrid, pero nuestra idea es traerlos al Norte a finales de este año o a finales del que viene. Ojalá sea Asturias, pero quizás sea Galicia o País Vasco. No somos conscientes de lo que significa y hasta qué punto somos vulnerables. Vete a un banco a hacer una gestión y que se haya caído el sistema. Antes de empezar la guerra hubo un ataque a Vodafone Portugal que dejó a Portugal medio paralizado. Aquí en plena pandemia atacaron a EDP con grave riesgo de que hubiera apagones. El ataque a ASAC en Silvota, que la verdad es que han reaccionado muy bien, iba dirigido a muchísimas instituciones públicas. Está habiendo ataques continuamente, y robos a particulares ya ni te cuento. ETIQUETASbrecha digitalinformáticaNuberusoberanía digitaltecnología

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