lunes, 11 de abril de 2022
Scanner Social evidente....
«Se va a abrir una brecha social muy grande cuando la gente no pueda pagarse los cafés», advierten los hosteleros asturianos
MARCOS GUTIÉRREZ
REDACCION
ASTURIAS
Gustavo González, propietario del café-bar MontecristoGustavo González, propietario del café-bar Montecristo
Dueños de bares y restaurantes de la región han tenido que incrementar los precios de básicos como el café, los refrescos o la cerveza ante la subida de costes y materias primas. «La comida la deberíamos subir, pero vamos a aguantar un poco», admiten
11 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.
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El Instituto Nacional de Estadística publicaba hace unos días el dato del IPC de marzo. Un 9,8 %. Se trata de la tasa interanual más alta desde 1985. Una situación que empieza a ser insostenible para muchas economías familiares y negocios, por ejemplo del segmento hostelero. En este sentido, la Organización Nacional de Consumidores, en su observatorio de precios de alimentación, ha calculado un incremento medio del 9,4% en el coste de la cesta de la compra, lo que supondrá 500 euros anuales por hogar más.
Los productos que más han subido han sido el aceite de oliva suave de marca blanca (53,6%), el aceite de girasol de marca blanca (49,3%), el lavavajillas (49,1%) y la margarina (41,5%). Después, con subidas de entre un 30 y un 40% se encuentran ciertas pastas, los plátanos de Canarias y el salmón. No la langosta, el caviar o la trufa. Aceite, jabón, pasta, fruta y pescado. Todo bienes irrenunciables y prácticamente insustituibles.
Un sector que tiene que soportar, por las propias características de su modelo de negocio, un importantísimo repunte de los costes de diferentes bienes, servicios y materias primas a la vez es el de las cafeterías, restaurantes y bares. Sus dueños en Asturias reconocen que el importe de facturas como la de la luz se han duplicado, lo que en algunos casos les ha llevado a tener que subir 10 céntimos el precio de básicos como el café, los refrescos y las cervezas.
«Estamos muy pillados»
Gustavo González, responsable de la cafetería Montecristo de Oviedo, no pone paños calientes a la situación general. «Están las cosas poniéndose chunguísimas», reconoce. Subida de la luz, de los alimentos, cuotas varias y alquileres de locales confluyen en un momento en el que los hosteleros aún no se habían recuperado de los efectos de la pandemia sobre sus negocios.
El problema fundamental, en el caso de este hostelero del barrio de El Cristo y de todo el sector en general, es que los dueños de los establecimientos no se pueden permitir trasladar a sus clientes, en los precios, las subidas de todos sus costes. Y es que, en el escenario inflacionista actual, prácticamente tendrían que revisar al alza lo que cobran a los parroquianos cada semana, si no cada día.
Gustavo González, propietario de la cafetería ovetense Montecristo, justo antes de abrir su puertaGustavo González, propietario de la cafetería ovetense Montecristo, justo antes de abrir su puerta
«Aquí no se pueden subir los precios ya», lamenta este hostelero. Apunta que «Karen, mi mujer, que es la que hace la compra lo nota un montón. Antes gastábamos 50 ó 60 euros en productos o en ingredientes para pinchos», cantidades que ya han quedado muy lejos.
Insiste en que «está subiendo todo una barbaridad. Pero yo no puedo subir, por ejemplo, el café. Ya lo hice, a 1,30 euros este año, pero mañana no puedo decirle a la gente que lo pongo a 1,50». «Estamos muy pillados», concluye.
1.200 euros en la factura de la luz
Javier Rodríguez Velasco es el responsable del bar y restaurante Cadillac de Oviedo. Explica que «el café ya lo subimos 10 céntimos, igual que los refrescos y la cerveza» debido al alza de los precios. «Hemos pasado de pagar menos 500 euros de luz al mes a pagar 1.200 euros. El aceite ni hablemos ya», apunta.
Este hostelero indica que, de momento, estas subidas antes mencionadas no se van a trasladar a los menús que sirve en su establecimiento, si bien no sabe por cuánto tiempo. «La comida la deberíamos subir, pero vamos a aguantar un poco. Aunque, si los precios no se acercan a lo que eran antes, los subiremos bastante», adelanta.
Rodríguez Velasco explica que en su local tienen «clientes que vienen cinco días a la semana», por eso no pueden «subir más» lo que cobran a esos parroquianos que acuden a tomar «un refrigerio o una comida para luego seguir trabajando». No obstante, insiste en que «si la cosa sigue así habrá que hacerlo». «En un mes o dos, si no vuelven los precios más o menos a lo de antes, subiremos la comida. Y no será diez céntimos», asevera.
-Un hombre toma un café en el interior de un bar de Gijón
Los hosteleros advierten: «Nos enfrentamos a cierres masivos, despidos y mucha miseria»
MARCOS GUTIÉRREZ
Barrunta que «se va a abrir una brecha social muy grande cuando parte de la población no pueda pagarse los cafés». Para mostrar lo que supone este repunte casi diario pone algunos ejemplos muy gráficos. «La caja de huevos de 30 docenas en diciembre costaba 27,18 euros. La semana pasada estaba a 49 euros y la pechuga de pollo me ha subido 1,30 euros de golpe».
Si la OCU cifraba en un 50% el alza interanual de productos básicos como los aceites o el lavavajillas, otros estudios detectan subidas aún más mareantes. La consultora Kantar, en un análisis efectuado en diferentes comercios y grandes superficies entre el 6 y el 20 de marzo, ha constatado que el aceite ha aumentado su precio en un 303% con respecto al mismo periodo de 2021. La pasta ha repuntado un 183% y los arroces y la leche lo han hecho un 181 y un 145%, respectivamente.
Una terraza de Gijón, en una imagen de archivoUna terraza de Gijón, en una imagen de archivo
«Todas esas subidas acabarán afectando al cliente»
David Barroso, dueño del bar y cervecería La Mina de Gijón, explica que subió los precios de algunos productos que vende en su local «a principios de 2022, también porque llevaba dos años sin hacerlo», si bien apunta que «no hay previstas subidas nuevas», al menos de momento. En su establecimiento ha notado especialmente el alza «salvaje» de la luz.
«Con respecto al año pasado estoy pagando el doble», lamenta. Y eso que la suya es una instalación relativamente nueva y de bajo consumo. Explica que su local carece de cocina y lo que abona por este concepto es «solamente de electricidad», por la iluminación y neveras.
Adelanta que «ese 7% de IPC a quienes tengamos renta nos lo aplicarán también en algún momento». Comenta que en cuanto a proveedores tuvo «las clásicas subidas de fin de año», si bien no prevé que las haya «a mayores en cerveza, vino y refrescos» a muy corto plazo. «Llegarán, me imagino», admite resignado. Lo que si presiente es que «todas esas subidas acabarán afectando al cliente final, si no es insostenible».
«Si empezamos a asumir pérdidas y a ganar menos por cada producto que vendamos, soportando a la vez las subidas de luz, alquiler y demás ya no hay negocio. No se trata de trabajar solo para cubrir, hay que llevar un sueldo a casa», dice. Pese a que desea que no llegue ese momento, cree que la espiral inflacionista en la que vivimos desde hace meses «tendrá que repercutir en el cliente al final si sube la materia prima. También hemos de valorar nuestro negocio».
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