jueves, 7 de diciembre de 2023

Perfecta lectura de Guillot.RECOMENDADO....

Podemos, tan anecdótico como Modestia Aparte El PSOE deberá arremangarse y trabajar por los 5 votos del partido de Ione Belarra. Por Víctor Guillot 6 diciembre 2023 Pedro Sánchez y Pablo Iglesias presentan el acuerdo presupuestario de 2019. Eran los tiempos del Gobierno "a la portuguesa". Foto: Fernando Calvo/Moncloa. “Conviene respetar a Podemos”, afirmaba Enric Juliana tras el acto de Magariños que anunció la candidatura de Yolanda Díaz a las elecciones generales. Después, el director adjunto de La Vanguardia describió aquel momento como un tiro en el pie de la izquierda. Y no le faltó razón. Lo fue. El 28 de mayo, en muchos ayuntamientos y gobiernos autonómicos, el PP lograba gobernar con el apoyo de Vox. No era el PSOE quien había fallado entonces, eran los restos de una izquierda que se había sentido humillada, que actuaba completamente resentida y día tras día hacia por quererse y saberse marginada, enterrada o derruida. Este martes, Podemos anunciaba su escisión del grupo parlamentario Sumar. Se trataba de la crónica de una muerte anunciada. Pero no hace falta irse a las últimas elecciones municipales y autonómicas para reconocer el paulatino hundimiento de Podemos. En las generales de 2019 y en las gallegas y vascas celebradas después, durante la pandemia, la marea política bajó y con el descenso del nivel del agua, descubrimos que el partido que había fundado Pablo Iglesias tras el 15M no tenía base territorial alguna. Los círculos se habían disipado, las estructuras no tenían músculo, tan sólo grasa parda adherida al corazón del partido. Prevalecían las ruinas de un castillo desde el que se fue expulsando a sus cargos de un modo inquisitorial. Las condenas de herejía, el reparto de bendiciones y la ausencia de liderazgo, los expedientes y las expulsiones se fueron convirtiendo en el pan de cada día de una organización en claro proceso de descomposición. En el País Vasco, donde Podemos había llegado a ganar elecciones, había desaparecido. Algo similar sucedió en Galicia y así en diferentes comunidades y frentes electorales que nos hicieron concluir que Podemos era sólo un grupo parlamentario y cinco ministerios. Podemos era Galapagar. Sólo eso y nada más. Sofía Castañón e Ione Belarra, en un acto en Xixón durante la campaña de 2019. Foto: Iván G. Fernández “Conviene respetar a Podemos”. Las palabras de Juliana han estado muy presentes en este periódico desde que fuimos a Magariños. Entonces titulamos que a Sumar le faltaba rock and roll y que estaba muy lejos todavía de representar una nueva fase en la historia política dedicada a la unidad de la izquierda. Mientras Podemos jugaba a estar y ser, mientras trataba de ocupar una jerarquía moral y política en un segmento de los votantes que ya había evolucionado desde las elecciones de 2019 y que ya no le pertenecía, su fundador montaba un canal digital que, a todas luces, no pasaba por ser la mejor estrategia dedicada al fortalecimiento de la izquierda. Lo que ha sucedido este martes con la escisión de Podemos suele ser la consecuencia natural de quien mezcla el periodismo con la acción y la organización política. Ser líder de opinión y gurú ideológico de un partido produce reacciones químicas adversas que corroen el espacio político por el que se deslizan. Visto así, la política se torna ácida y corrosiva. Y ahora qué. Podemos, en el Grupo Mixto, se convierte en un partido político tan anecdótico como lo fue Modestia Aparte en los estertores de los años 80. Es el partido que consultó a la militancia la compra de un chalet en Galapagar y decidió unilateralmente separarse de Sumar. Podemos tratará de encontrar su hueco en la negociación de cada ley que proponga el gobierno, arriesgándose a desparecer completamente si pretende cobrar el protagonismo que en Sumar no ha tenido, convirtiendo sus cinco votos en el chantaje necesario que inclinará el fiel de la balanza hacia las mayorías necesarias que exijan las leyes propuestas por el gobierno de coalición. Conviene respetar a Podemos, pero conviene también ser pragmáticos. Quizá, la salida de Podemos de Sumar sirva para aligerar de lastre a Yolanda Díaz y eso que ganan sus diputados. Pero rotos los puentes con la Ministra de Trabajo y su grupo parlamentario, quizá tenga que ser el PSOE de Pedro Sánchez quien abra un espacio político nuevo, quien deba afianzar un acuerdo con el partido de Ione Belarra y lograr así apuntalar desde ese flanco los cinco votos que garanticen una legislatura. Caben muchas dudas. No es fácil trabajar con zombis, tampoco con tránsfugas, pero es lo que toca. Patxi López va a tener que arremangarse y trabajar mucho. ETIQUETASactualidad_cabeceradestacadoGrupo Mixtokultur_cabeceraPSOE Artículo anterior El canto de los pájaros vuelve a sonar en el Pozu Santa Bárbara Artículo siguiente El Barredos de Elisa Cepedal 1 COMENTARIO

No hay comentarios: