domingo, 15 de marzo de 2009

Socavón el que ellos crearon!

Vaya cara, la del CEO del Bank Of América.....


Algunos mitos sobre los bancos
La nacionalización de los bancos de EE.UU. socavaría la confianza en el sistema financiero

Kenneth D. Lewis

La historia de nuestra crisis refleja todas las grandes burbujas de la historia. Obviamente, los bancos fueron participantes clave, pero no fueron los únicos. Los bancos hipotecarios, los prestatarios, las autoridades, los tasadores, las agencias calificadoras, los inversionistas y los banqueros de inversión jugaron un papel en seguir adelante con los excesos económicos. Las instituciones que se rindieron completamente al frenesí ya no están con nosotros. Las que equilibraron la necesidad de competir con la necesidad de prestar en forma prudente sobreviven hoy y están ayudando a estabilizar el sistema.

En medio de la agitación, se ha vuelto claro que los bancos necesitan hacer cambios en la forma en que gestionan sus negocios, incluyendo la administración de riesgo, el control de gastos y las prácticas remunerativas. La mayoría de los bancos están haciendo estos cambios en un esfuerzo de buena fe para ajustarse a las nuevas realidades económicas.

¿Y qué papel debería jugar el gobierno en esto? Abunda la especulación sobre si los bancos necesitan nuevas inyecciones de capital del gobierno o si necesitan ser nacionalizados. Por desgracia, nuestro actual debate ha estado plagado de informaciones falsas que no nos ayudarán a comprender nuestra actual realidad ni a decidir sobre un camino sensato a seguir.

Me gustaría proveer algo de claridad acerca de algunas afirmaciones clave que han sido repetidas con tanta frecuencia que ahora son aceptadas como hechos. No lo son.

- Los bancos no están prestando. Esta afirmación simplemente no es cierta. Sí, los bancos han endurecido los estándares de préstamos luego de un período en el cual los estándares eran demasiado laxos. Sin embargo, según datos de la Reserva Federal, el crédito bancario en realidad ha aumentado durante la recesión y los préstamos a empresas muestran una ligera inclinación alcista en lo que va de 2009. Asimismo, el volumen de financiamiento de hipotecas está en auge como resultado de la caída en las tasas de interés. Lo que ha desaparecido del sistema es el crédito fácil que nos metió en este embrollo, a medida que los prestamistas no bancarios han desaparecido y el mercado para muchos valores respaldados por activos casi se ha congelado. La mayoría de los bancos está otorgando la mayor cantidad posible de préstamos en forma responsable, tomando en cuenta el entorno recesivo.

Los bancos son insolventes. En los últimos 18 meses, hemos visto menos de 50 colapsos de bancos. En comparación, entre 1986 y 1991 hubo aproximadamente 2.000 quiebras o cierres de bancos comerciales o instituciones de ahorros. Podría haber más en el futuro, pero la amplia mayoría de los bancos capearán esta tormenta económica.
El Programa de Alivio de Activos en Problemas (TARP) no ha funcionado. No es verdad. En octubre, cuando se promulgó el TARP, el riesgo sistémico amenazaba a todo nuestro sistema financiero y económico. El objetivo del programa era estabilizar los bancos que sobrevivieron, prevenir una crisis total y permitir que los bancos presten más. El TARP y otros programas del gobierno han funcionado y, como resultado de esto, los bancos están concediendo más préstamos.
Los contribuyentes les han dado miles de millones de dólares a los bancos y no recuperarán su dinero. Los fondos del TARP no son una obra de caridad. Los bancos que recibieron fondos del TARP pagarán este año unos US$13.000 millones en dividendos al Tesoro de Estados Unidos. Los fondos del TARP son préstamos con tasas de interés de entre 5% y 8%. Todos ganamos: los bancos están recibiendo el capital que necesitan y los contribuyentes están obteniendo un gran retorno sobre su inversión.
Los bancos que provocaron este lío deben rendir cuentas. De hecho, aunque todos los bancos participaron de alguna manera en esta burbuja económica, las empresas que hicieron más para causar este desastre ya no están. Los gerentes y los accionistas de esas instituciones han tenido que rendir cuentas ante el amo más exigente e implacable de todos: el libre mercado.
La única manera de sanear los bancos es nacionalizarlos. Esta es una premisa equivocada. El anuncio de una nacionalización socavaría la confianza en el sistema financiero y estremecería a la comunidad de inversionistas. Politizar las decisiones de préstamos y el proceso de distribución del crédito sería destructivo para la economía. La nacionalización también daría la falsa impresión de que todos los bancos son insolventes. Estamos de acuerdo con la declaración del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, de que no es necesario nacionalizar los bancos para estabilizar el sistema bancario.
Esclarecer los hechos al debatir asuntos importantes nos ayudará a reconstruir un saludable sector de servicios financieros que puede respaldar mejor el crecimiento económico. Tengo dos ideas que nos pueden ayudar a empezar esto.

En primer lugar, nuestra industria debe continuar trabajando en colaboración con el gobierno para resolver nuestros problemas más difíciles. El Congreso y el gobierno ya han dado varios pasos muy positivos. La Fed está proveyendo suficiente liquidez y ha ayudado a reducir las tasas de interés hipotecarias. El paquete de estímulo de US$787.000 millones contribuirá a impulsar la actividad económica. La Línea de Crédito de Valores Respaldados por Activos a Plazo (TALF) ayudará a hacer más líquidos los mercados de crédito. Y el plan de vivienda y alivio de ejecuciones hipotecarias será útil tanto para los deudores hipotecarios como para los bancos mientras trabajamos para estabilizar los mercados inmobiliario a lo largo del país.

En segundo lugar, uno de nuestros mayores desafíos es balancear la necesidad de extender el crédito con la necesidad de las familias de pagar deudas excesivas. En una economía que se volvió demasiado dependiente del consumo financiado con deuda para generar crecimiento, la perspectiva de desapalancar las familias es preocupante. La respuesta, a mi juicio, es dejar que las fuerzas competitivas nos lleven de vuelta a las prácticas de préstamos responsables, no el tipo de préstamos indiscriminados que ha creado tantos problemas.

Lewis es el presidente ejecutivo de Bank of America.

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