Pintadíto al nuestro, los montajes dinerarios de los grandes clubs son insostenibles.
Los magnates extranjeros arruinan el negocio de la Premier League
No todo es alegría en la Premier League. Se estima que la deuda total de los 20 clubes asciende a más de 3.000 millones de euros, una cantidad que pone en peligro la supervivencia de varios equipos británicos a medio plazo. Las alarmas han saltado. Ya no sólo a Michel Platini, presidente de la UEFA, le preocupa la situación económica por la que atraviesa la liga de moda. No, también al gobierno británico, que a través de una comisión parlamentaria a acusado a algunos clubes británicos -entre ellos el Liverpool y el Manchester United- de “dopaje financiero” y ha instado a las autoridades del fútbol a frenar los niveles ridículos de préstamo.
Sin embargo, algo no cuadra. Mientras la Football Association (FA), máximo organismo del fútbol inglés, asegura que el futuro de varios equipos de la Premier no está garantizado porque el nivel de endeudamiento es "brutal", el director ejecutivo de la Premier League asegura que los ingresos por la venta de los derechos televisivos es proporcional a la deuda, obteniendo entre 2,5 y 2,6 billones de libras al año por este concepto. De ser verdad lo que dice Richard Scudamore, el mensaje de Lord Triesman (director de la FA), sería sólo una advertencia para los clubes que continúan pidiendo créditos bancarios. Pero no es así, la deuda que atesoran tanto clubes ‘pequeños’, como ‘grandes’, es real y difícil de paliar. Según se estima, una tercera parte de esa deuda, que alcanza los tres billones de libras, es producto del endeudamiento del Manchester United, Liverpool, Chelsea y Arsenal.
Y es que desde que los estadounidenses George Gillete y Tom Hicks compraron el Liverpool en febrero de 2007, la deuda del club ha ascendido en más de 350 millones de libras. Cuando el empresario norteamericano Malcolm Glazer compró el Manchester United en mayo de 2005, el club inglés no tenía deudas, sin embargo, hoy su deuda alcanza los 666 millones de libras, de los cuales, 138 millones deberá pagarlos con un interés del 14,25%. El Chelsea, del magnate ruso Roman Abramovich, es posiblemente el más endeudado de los ‘grandes’, con un déficit que rebasa los 730 millones de libras, mientras que el Arsenal deberá hacer frente a una deuda de 315 millones de libras.
Por su parte, los conjuntos de que conforman la ‘clase media’, como el West Ham, propiedad del millonario islandés Bjorgolfur Gudmundsson, tiene una deuda de 36 millones de libras. El Fulham, propiedad del árabe Mohamed Al Fayed desde 1997, ha pedido un préstamo por 165 millones de libras a una de sus otras compañías. Y qué decir de los clubes como el Newcastle y el Everton, ambos oficialmente en venta.
La Premier League ha caído en manos de magnates extranjeros que utilizan los clubes de fútbol como plataforma para darse a conocer como hombres poderosos. Son ellos los que están sumergiendo en una crisis sin precedentes un deporte que es considerado sagrado en Inglaterra. Rompen los mercados de fichajes con cifras estratosféricas, como el fichaje de Robinho por el Manchester City. Sin embargo, todo tiene un límite, y en este caso particular, se ha alcanzado. En el próximo mercado de fichajes -que será en verano- no habrá grandes sorpresas. Los clubes no tienen liquidez, los bancos a los que han pedido créditos, como el Royal Bank of Scotlan (caso Liverpool), están al borde del abismo. Quién iba a pensar que la invasión de multimillonarios extranjeros iba a poner en peligro el futuro de algunos clubes a cambio de la supremacía europea.
La prensa inglesa encubre la crisis de la Premier
A diferencia de la prensa española, que cuando un club de la Liga se encuentra inmerso en un problema de tipo económico-financiero (como por ejemplo el Valencia) intenta informar al lector, la mayoría de la prensa británica hace lo contrario, encubre y esconde a la opinión pública la crisis que atraviesa la Premier, como si por encima de todo estuviese el fútbol sin importar que otras entidades, como por ejemplo algunos bancos, se vean directamente afectados por las deudas que clubes británicos no pueden solventar. La Premier también está sufriendo en carne propia los estragos de la crisis, a pesar de que su exquisito fútbol diga lo contrario.
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