domingo, 3 de octubre de 2010

Personajes Literarios....y más.

«El odio solo lleva a más sufrimiento»

El escritor israelí David Grossman, autor de «La vida entera» y «Tú serás mi cuchillo», recibe esta semana el Premio de la Paz en la Feria del Libro de Fráncfort y publica en España «Escribir en la oscuridad»

RAMIRO VILLAPADIERNA

Día 03/10/2010

Quien lee y quien escucha a David Grossman -y esto último es un gran placer- constata que el autor de "Hasta el final de la tierra" ha pensado lo que dice; y se sabe también que hace lo que piensa, a tenor de su activismo. Pero sus respuestas, su bella cosecha de palabras, gira siempre sobre un modesto "creo ", extraño en un hombre "enteramente sin fe". Pese a la "tensa incertidumbre" que lo rodea, y a ese hijo perdido en combate y no nombrado, pero que está en toda la conversación, Grossman es todo buena educación.
- Habla varios idiomas y dialectos, incluido el árabe, ¿esa pasión por acentos y hablas es su rebelión contra el lenguaje oficial?
Más que amor, es la necesidad de una lengua perfecta, que describa la realidad y no los ecos de ella. En situaciones extremas, como las que vivimos en Israel y otros lugares, la ansiedad, la fuerte presencia de la guerra y la violencia crea la tentación para los medios, el gobierno y el ejército, de no llamar a las cosas por su nombre correcto; de manipular el idioma para movilizar a la gente en una dirección.
Creo que es importante llamar a las cosas por su nombre, insistirse a uno mismo: ¿qué estoy viendo exactamente, qué siento en estos momentos? Y no aceptar el punto de vista de la mayoría, del gobierno o la prensa. Los medios son hoy en día el elemento más dominante en la cultura occidental. Y la prensa crea una realidad, no solo la describe. Tiende a lenguaje que pretende ser familiar a la mayoría, pero el precio a esa familiaridad es la insuficiencia de matiz para describir la realidad: Describe la imagen más atractiva para la mayoría. El corazón de la literatura es en cambio el matiz, la sensibilidad para describir las contradicciones en cada individuo y en cada realidad.
- ¿Cree que los medios empeoran las cosas?
El termino 'mass media' fue creado por sóciologos, en los años 30, y pensamos por error que son unos medios dirigidos a las masas; no es asi, se refiere a los medios que convierten en masas a la gente, con la lengua y el efectismo emocional que utilizan. Cada vez menos medios respetan la inteligencia y la sensibilidad de su espectador, pues el sistema es muy capitalista y promociona un alcance masivo al mínimo esfuerzo. Pero cuanto más caigan en este populismo, menos estarán capacitados para hacer su trabajo, de inspección y denuncia, que sigue siendo tan vital como siempre.
- En "Serás mi cuchillo" busca usted crear una realidad paralela, como hace "La vita è bella" ante el holocausto.
Sí, Roberto Benigni me dijo que tenía mi libro en su camerino. Es la necesidad del padre de crear un mundo mejor para su hijo. Cuando vives una realidad tan destruída, no sólo por la violencia real, sino por la memoria de la violencia pasada, ansías crear un lugar para tu hijo que esté a salvo. Pero tampoco lo creo correcto, porque a un hijo hay que prepararlo también para la brutalidad de la vida; si no traicionas el deber de padre.
Pero habiendo nacido en Israel 10 años después del holocausto conozco la tentación de la sospecha de todos, la amenaza y el peligro en todas partes; y veo el peligro en programar así a nuestros hijos. Es difícil cuando la mayoría de nuestros peligros aquí son reales, no paranoias; pero es importante diferenciar entre los peligros reales y los ecos del peligro; y es muy importante equipar a los hijos con la habilidad de saber que el mundo es estratificado y complejo, pero que va a ser capaz de vivir en este mundo y encontrar otras caras.
- Quien conoce la guerra sabe que hay poca empatía entre unos y otros que sufren.
Sí, es común que la gente que ha sufrido quiera que el resto tambien sufra. Vengarse es parte de la naturaleza humana. Pero hay otras opciones. En Israel hay grupos de israelis y palestinos que se juntan para ayudarse, porque han entendido que mas odio y confrontación solo lleva a mas sufrimiento.
- Busca explicar al otro, pero ¿se puede enseñar a alguien la empatía con el otro?
Creo que se puede enseñar, mostrando un modelo. Si un padre israelí y uno palestino van a un colegio y hablan ante los niños de que cómo se han hecho sufrir unos a otros y qué han hecho para superarlo, ven el calor y el entendimiento de una experiencia común, comprueban que otra opción es posible. Es importante que sepan que no estamos condenados a odiar, que todavía podemos construir nuestro futuro, y no ser víctimas.
- ¿Pueden superar los judíos su destino de perdedores?
No en un año, ni una década, pero creo que si confiamos y alcanzamos una paz y aprendemos que existe la opción de la normalidad, e impedimos que se autodestruya, entonces puede ser el principio de una gran mejora.
- En el balance de pérdidas, ¿sigue pesando más el holocausto y la pérdida de Europa o el conflicto latente?
El holocausto es algo más primario que el conflicto, ese odio brutal a un pueblo, pero más como un ente mágico y endemoniado que como personas, aquella industria de la aniquilación, fue algo tan único en la historia que, por soterrado que esté, siempre es capaz de despertar los peores ecos y memorias. La base del miedo que tenemos en el cuerpo no es por este conflicto, es por la 'shoa'; y es lo que no impide hacer la paz. Aunque no es la única razón, pues no puedo decir que los palestinos, sean los compañeros ideales para ese viaje.
- Desde ese precedente ¿es difícil sustraerse luego a una nueva capacidad de dominio?
Para mí, fue crucial. Tras la Guerra de los Seis Días pasábamos de ser una nación que iba a ser exterminada a tener casi dominios imperiales, y recuerdo bien esa extraña sensación de poder. Algo muy difícil de resisistir para cualquiera, pero más para nosotros tras miles de años de dominación. Pero precisamente por ello tampoco ha sido nunca una sensación sólida de fuerza.
- ¿Es más frágil su país que hace unos años?
Sé que de fuera Israel parece un puño de hierro, pero todo israelí conoce la sensación de fragilidad. Tenemos incluso una relación problemática con nuestro poder, yo lo critico pero lo entiendo, vivimos la estraña situación de ser una pequeña nación, rodeada por 200 millones que nos odian. Y su propaganda es tan demonizante que realmente asusta. El poder es entonces un recurso accesible, la tentación es usarlo aunque se puedan resolver los problemas sin poder; con los consiguientes errores.
- Pero usted no es un pacifista.
Necesitamos urgentemente la paz para respirar, pero sé que Israel necesita un ejercito fuerte, no creo que podamos confiar en la buena voluntad hacia nuestro país y tampoco dentro de él; el Cercano Oriente seguirá siendo una área muy impredecible. Pero también digo que el ejercito no puede ser el único vehículo para asegurar nuestra existencia y el entendimiento.
- ¿Es consciente del anti-israelismo en España, especialmente entre sus conmilitones de izquierda?
Creo que la gente de la izquierda tiene la sofisticación suficiente como para caer en el error de suponer que solo hay un lado al que culpar. Después de 100 años de lucha hay tanto reflejo de las distorsiones de uno y otro, por el odio y el miedo, que no se puede disculpar a nadie. Si la izquierda española quiere ayudarnos a salir de esto y no sólo acusar al otro automáticamente, tienen que adentrarse y exponerse más a la complejidad de los matices de ambos lados. Esto no es un juego en el que hay que amar a un equipo y odiar al otro. No creo que nadie de izquierda pueda simpatizar con el programa de gobierno de Hamas.
- ¿Se ha corrompido la palabra negociación hasta el punto de espantar?
Los negociadores internacionales emplean la palabra diálogo como un mantra, aunque sea imposible. Pero sigo creyendo que hay aún espacio para el dialogo entre nosotros y los palestinos y veo un entendimiento creciente entre ambos pueblos de que, sin dialogo, estamos condenados a un nuevo círculo de sangre. Y cuando salgamos de él no estaremos mejor sino más atascados aún.
- Ha escrito que un prisionero no puede liberarse a sí mismo ¿confía en la nueva mediación norteamericana?
Estoy teniendo la sensación de que, a lo mejor por primera vez, Netanjahu y Abbas están hablando en serio. Ambos líderes tienen que tener mucho valor para pelear contra sus creencias. Y no creo que lo tengan, así que sería una grata sorpresa. Pero pronto el dialogo llevará al punto en que ambos, por sus ideologías, no van a ser capaces de comunicar. Y en ese momento vamos a necesitar mucha ayuda de fuera.
- ¿Cómo conciliar la razón personal y la razón de estado cuando se está en guerra?
Cada estado se protege y tiene un ejercito para ello, pero no cada uno está en guerra. Tampoco creo estemos en guerra todo el rato sólo por nosotros. Nuestros vecinos han sido muy activos en ello. La cuestión se va a complicar el día que consigamos la paz. Intento pensar mucho en como será Israel sin guerra. Cómo cambiará nuestro modo de ver las cosas y la sociedad, cómo mantener una capacidad defensiva sin que el ejercito se convierta en un componente de nuestra identidad. Como ser Atenas y Esparta a la vez.
- ¿Es de los pocos israelíes que se atreven a pensar el futuro?
Tenemos un pasado glorioso y trágico y un presente fuerte y agitado; pero somos terriblemente inseguros al mirar al futuro. Es triste que medio siglo de independencia Israel, con el poder militar acumulado, no haya encontrado la confianza en sí misma y la seguridad para mirar hacia adelante. Y eso afecta mucho a tu forma de vivir, de abrirte a la vida, a las oportunidades.
- ¿Acumula el israelí la psicología del inmigrante con la de la vieja nación?
Toca Vd el punto más profundo de nuestra comlejidad: somos una nación de inmigrantes, pero de inmigrantes de vuelta a casa, con una poderosa atracción, un gran sueño de hogar. Un imigrante deja su historia atrás, llega con la mente limpia, pero nosotros la recobrábamos. Nos reuníamos no solo con el sitio, sino también con el tiempo. Y en la nueva casa tenemos la fragilidad del inmigrante pero una fortísima presencia del pasado. Piense en la mezcla de emociones vivas al invadir Cisjordania, en la Guerra de los Seis Días, subyugados no sólo por sentirnos por primera vez dominadores, sino al tiempo por pisar por primera vez en milenios lugares de nuestra propia identidad, como Hebrón, Belén o Jericó, de los que sólo habíamos podido soñar por la Biblia.
- ¿Con material bélico y emocional de este voltaje, cómo ser un estado normal?
La intensidad de esa carga dificulta hasta el respirar. Pero el privilegio para mí es ser escritor en Israel. En vez de estar paralizado por la magnitud de esta realidad, yo puedo escribir sobre ello.
- Lo cuenta en su nueva "Escribir en la oscuridad" (RandomHouse Mondadori).
Para mi escribir una historia es una forma maravillosa de entender cosas, de crear incluso un hogar intimo dentro de una situación que, por su extrema intensidad y violencia, invade cualquier privacidad e individualidad. Tantas cosas que en Europa y EEUU forman parte de debates abstractos, moral o filosófico, para nosotros son existenciales. Esto es emocionante para un escritor.
-¿Qué tal lo ha hecho Alemania?
Para mí es una fuente de esperanza ver cómo un pueblo, que ha estado en el punto más bajo de la humanidad, ha conseguido recrearse a sí mismo en la democracia e insiste en educar a sus nuevas generaciones en esa dirección. No es fácil digerir el holocausto y no creo que nadie pueda perdonar en nombre de las víctimas; tampoco digo que todo sea un éxito y conozco sus problemas, pero estoy impresionado de cómo Alemania ha decidido cambiar, al principio obligada, luego por sí sola. Es posible redimirse.
- ¿Cómo separa el intelectual la opinión de la emoción?
No creo que haya que separarlo del todo, yo no se hacerlo, intento ser un intelectual muy emocional. Creo que hay tanta realidad aquí hecha de emociones que, si realmente quieres contribuir no puedes separarte de las emociones de la gente, no podrías entender de que esta hecha la política y la historia. Aunque la ultima valoración deba tenerla siempre la razón. Es fácil sucumbir al miedo y a la venganza, todos aquí conocen esa tentación, pero el ultimo paso debería ser muy “limpio”.

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