La visita de Buffett y Gates a China desata un debate filantrópico entre los multimillonarios
Xinhua/ZUMApress.com
BEIJING— La visita de Bill Gates y Warren Buffett a China esta semana desató una discusión pública sin precedentes sobre la filantropía entre la nueva clase de los ultraricos en ese país.
Desde que el par de empresarios anunció sus planes de realizar el viaje a mediados de agosto —y su deseo de conocer a los magnates del país durante una cena el 29 de septiembre para hablar sobre donaciones de caridad— los medios chinos iniciaron un agitado debate sobre el rol de los ricos en China. Por lo menos un magnate anunció grandes planes para donaciones póstumas, pero otros han planteado temores de que Gates y Buffett quieran que China adopte una forma de filantropía más acorde a los países altamente desarrollados de Occidente.
La parada en China es parte de una campaña global por parte de los dos multimillonarios estadounidenses para persuadir a sus hermanos adinerados para que dediquen sus fortunas a buenas obras. El mes pasado, Buffett difundió un reporte de progreso para EE.UU.: 40 de sus personas más ricas, indicó se habían sumado al "Pedido de donaciones" los dos magnates al comprometerse a donar por lo menos la mitad de su riqueza a la caridad. El ciudadano chino que adoptó la idea públicamente es Chen Guangbiao, de 42 años, presidente ejecutivo de una empresa de reciclaje, quien este mes se comprometió a donar alrededor de 700 millones de yuanes, o unos US$102 millones, luego de morir.
Pero dudas planteadas por algunos chinos adinerados incluyen si ese tipo de grandes donaciones tienen sentido en una sociedad con una infraestructura limitada para la filantropía y si crear grandes instituciones nuevas, como hicieron Gates y su esposa con la Fundación Bill & Melinda Gates, sería prudente en un país que ya está sumido en el papeleo.
"Esperar hasta la muerte para beneficiar a la sociedad no suena como la mejor solución", indicó Zhang Xin, co-fundadora y presidenta ejecutiva de Soho China, un importante desarrollador de propiedades en Beijing. "Pero crear una gran fundación con su propia burocracia quizás no sea lo que necesita China".
Zhang lanzó una entidad de caridad en 2005 con su esposo, el co-fundador de Soho Pan Shivi, que se concentra en programas educativos. Prefirió no revelar cuánto han contribuido.
Hasta hace poco, la filantropía no era un tema de amplia discusión en China. La prestación de servicios sociales ha sido controlada de cerca por el Partido Comunista, y las grandes fortunas personales son un fenómeno relativamente nuevo. Hasta hace tres décadas, el país rechazaba el capitalismo.
Pero ahora alberga a 64 de las 937 personas más ricas del mundo, según la lista anual de multimillonarios globales de la revista Forbes, un aumento desde las dos personas que figuraban en la lista en 2005, y queda en el segundo lugar detrás de EE.UU. La brecha cada vez mayor entre este tipo de magnates y otras personas en este país aún nominalmente socialista ha puesto presión sobre los adinerados para que compartan más.
Las donaciones de caridad en China captaron amplia atención luego del terremoto de Sichuan en 2008, que dejó casi 90.000 muertos o desaparecidos y provocó una catarata de donaciones de toda la sociedad. El año pasado, las contribuciones de caridad aumentaron un 4%, a 33.270 millones de yuanes, o US$4.970 millones. Las 50 personas que donan más dinero más que duplicaron sus contribuciones a 8.210 millones de yuanes, según Hurun Report, un grupo con sede en Shanghai que sigue las tendencias en China.
En abril, el magnate de los bienes raíces y los hoteles Yu Pengnian transfirió US$470 millones a una fundación que estableció en 2003, lo que llevó el total de sus donaciones para salud y educación a US$1.200 millones. Yu, nació en la provincia de Hunan en 1922.
La cena ofrecida por los magnates estadounidenses atrajo mucha atención en China, donde los dos son muy admirados. Gates fue llamado un "amigo de China" por el presidente chino Hu Jintao en 2006.
De todos modos, los medios locales informaron hace poco que algunos de los magnates chinos habían rechazado invitaciones para asistir a la cena del 29 de septiembre, por temor a exhibir sus fortunas.
—Gao Sen, Sue Feng y Kersten Zhang contribuyeron a este artículo.
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