domingo, 3 de octubre de 2010

Manualillos para una crísis ( 2 )

Cocinando nuevos platos burbujíles ?

Se intensifica la guerra entre operadores e inversionistas

Por Jason Zweig

Christophe Vorlet
El 4 de octubre, los ejecutivos de fondos mutuos se reunirán en Washington en el Investment Company Institute, la organización que agrupa a las firmas de inversión en Estados Unidos. Personas al tanto dicen que algunos de los participantes están determinados a impulsar un plan para limitar la negociación de alta frecuencia, la veloz actividad de mercado que recientemente ha captado la atención de los inversionistas.

Utilizando poderosas computadoras y flujos de datos, las firmas que negocian con alta frecuencia normalmente retienen las acciones por apenas unos pocos minutos o incluso segundos, moviendo prácticamente la mitad del volumen total operado en acciones. Cuando un inversionista individual, un plan de pensiones o un fondo mutuo compra o vende una acción, es probable que una de esas compañías de negociación rápida esté al otro lado de la transacción.

¿El problema? Aunque algunos líderes de fondos han elogiado la negociación de alta frecuencia por hacer a los mercados más eficientes, otros sostienen que las ganancias que obtienen los operadores probablemente son a costa de inversionistas comunes.

Los fondos mutuos y otros inversionistas gigantes son a veces obligados a vender o comprar. Cuando el dinero entra, tienen que comprar acciones; cuando sale, deben vender. Su típica orden de compra o venta involucra habitualmente unas 185.000 acciones. Sin embargo, la transacción promedio en las bolsas de EE.UU. es solamente de entre 100 y 300 acciones.

Así que las instituciones operan a cuentagotas para disimular. Una orden gigante puede impulsar al alza una acción; una enorme venta la puede desplomar.

"¿Dejaría US$100 en efectivo en una esquina en la calle con la esperanza de que nadie los tome o debería esconderlos en su bolsillo?", pregunta Andrew Brooks, director de negociación bursátil en EE.UU. de T. Rowe Price. "La información sobre nuestro flujo de órdenes es valiosa y necesitamos protegerla".

Cada orden institucional por un par de cientos de acciones puede tener miles o incluso millones de títulos detrás. Un operador rápido que puede deducir qué órdenes fueron realizadas por una institución grande puede intuir cómo los precios de una acción en particular podrían cambiar. El primero que llegue puede obtener una pequeña ganancia con cada una de esas transacciones.

Flujos de datos suministrados directamente a los operadores rápidos por parte de varios mercados importantes han habitualmente incluido una "identificación de la orden", una especie de etiqueta que, según varios operadores, podría alertar si una institución grande está detrás de una pequeña orden. A partir del 4 de octubre, NYSE Arca dará a los clientes la opción de eliminar la identificación de las órdenes que no quieren revelar a todo el mercado.

Los operadores dicen que la ausencia de dicha identificación podría por sí misma alertar a los operadores rápidos de la presencia de una orden grande.

O considere un tipo de orden de transacción llamado "colocación parcial al límite". En este caos, si una pequeña orden de compra de un operador rápido es rechazada en lugar de ser ejecutada, la firma puede deducir que un gran bloque de acciones puede estar oculto en reserva, listo a ser vendido a un precio determinado. Un operador podría obtener la información sin concretar la operación. Un uso inteligente de una orden de este tipo puede incrementar las posibilidades de que un operador esté en el lugar correcto en el momento justo.

Chris Isaacson, director general de operaciones de BATS Exchange, el tercer mercado bursátil de Estados Unidos, minimiza estas preocupaciones. "Ese tipo de orden se usa raramente y sería muy complejo implementarlo con el objetivo de detectar una orden grande al otro lado", dice.

"Hay aspectos de la estructura del mercado que dan a los operadores rápidos una ventaja injusta", dice Manoj Narang, presidente ejecutivo de Tradeworx, una firma de alta frecuencia de Red Bank, Nueva Jersey, que opera alrededor de 200.000 veces por día rotando más de 50 millones de acciones. "Y estos aspectos deberían ser cambiados", opinó.

Una de esas prácticas funciona más o menos así: 1.000 acciones son ofrecidas a la venta a US$20 y alguien quiere comprar 2.000 acciones a ese mismo precio. El comprador debería poder comprar las 1.000 acciones disponibles inmediatamente, mientras que las otras 1.000 deberían aparecer como la nueva "mejor oferta" a US$20.

En lugar de eso, dice Narang, mientras que la compra de 1.000 acciones se produce de inmediato, la orden abierta para las otras 1.000 se muestra a todo el mercado con una pequeña demora. Los operadores que pueden colocar órdenes más rápido saltan adelante en la mejor posición para comprar acciones a US$20, con la esperanza de revenderlas a un precio más alto. Narang dice que esto ocurre "al menos miles de veces por día".

¿A quién debería servir el mercado: a los operadores de corto plazo o a los inversionistas de largo plazo? ¿Está sirviendo a ambos grupos en forma equitativa?

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