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El plan de Cascos
Cartas | 05/01/2011 - 10:33h
MARIO LÓPEZ SELLÉS
Francisco Álvarez-Cascos jamás se caracterizó precisamente por su mano izquierda. Tiene un carácter muy fuerte, es soberbio, y no suele morderse la lengua.
Aun así, cuesta creer que un hombre maduro, con tan dilatada carrera política, que ha sido vicepresidente del Gobierno de España y ministro de Fomento, no haya valorado el perjuicio que le puede ocasionar a su partido al abandonarlo con esa actitud tan extremadamente beligerante, en pleno periodo electoral.
No. Yo creo que detrás de todo esto hay algún plan minuciosamente elaborado para propiciar, desde fuera, un giro en la dirección del PP. Creo sinceramente que Álvarez-Cascos ha desencadenado un gran tsunami, con el objetivo de provocar el adelanto del congreso nacional del partido para relevar a Mariano Rajoy de la presidencia y nombrar un nuevo candidato para las próximas elecciones generales. Lo que no creo es que el plan se le haya ocurrido a él; más parece cosa de Esperanza Aguirre. No me extrañaría que el próximo presidente del PP fuera el propio Álvarez-Cascos. El viejo ingeniero de caminos está montando la de Troya, pero al revés. Y el objetivo tiene que estar a la altura de la operación: la Moncloa.
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