El agresivo esfuerzo global por hacer bajar el precio del petróleo parece encaminado
no sólo a reducir la factura de la gasolina, sino también a impulsar una economía que vuelve a estar al borde de la recesión.
El doble anuncio de ayer de que el Departamento de Energía de EEUU y la Agencia Internacional de la Energía van a liberar sus reservas de crudo llega después de que el barril haya bajado más del 16% en sólo dos semanas en EEUU y el 12% en el caso del Brent (aunque en las gasolineras españolas no se han enterado).
Los expertos se muestran extrañados por el momento de tomar esta medida, sobre todo cuando se trata de algo tan excepcional como la utilización de las reservas estratégicas. Y algunos especulan con que, a largo plazo, reducir las reservas acabará haciendo subir los precios y conseguirá justo el efecto contrario del perseguido.
"Si tomamos la situación en EEUU- sin crecimiento del empleo y con el valor de la vivienda bajando de nuevo- y lo juntamos con el potencial default de Grecia, tenemos una situación muy precaria", opina Stephen Schork, editor de un newsletter especializado.
"La AIE ha entrado en el debate sobre una de las mayores preocupaciones del momento, la inflación, pero ésta se debe a los alimentos y está intentando solucionarla por el lado de la energía", añade.
En el mercado también hay dificultades para racionalizar el momento de un movimiento en un mercado que parecía estar librándose de la fiebre especulativa para retornar a una banda de trading más normal, entre 80 y 90 dólares.
"No tiene ningún sentido, lo podían haber hecho cuando los precios estaban más altos y se hablaba, aunque sin pruebas, de una tensión en la oferta mundial", señala Darin Newsom, analista de petróleo en DTN.
Repercusión al empleo, vivienda, alimentos...
Cuando la gasolina estaba en máximos, los economistas esperaban que se destruyera demanda, lo que habría perjudicado al consumo y habría hecho bajar los precios. Pero la economía afronta otros problemas aparte de la gasolina y de la inflación de alimentos.
El paro sigue sin bajar pese al billón de dólares que se ha gastado EEUU en estímulos para reducirlo por debajo del 8%. Sin embargo, sigue en el 9,1% y puede seguir subiendo según indican las demandas semanales de subsidios.
La vivienda también parece abocada a un doble suelo en los precios, los alimentos siguen subiendo... y todo ello cuando está a punto de concluir el QE2 de la Fed, que no parece dispuesta a adoptar más estímulos mientras la inflación sea una amenaza.
Eso es lo que alimenta las especulaciones de que el movimiento en el petróleo es una intervención del estilo de los bancos centrales pero por otros medios. "Nos estamos quedando sin herramientas, tenos los tipos de interés en cero, tenemos muy poco margen de maniobra fiscal y el petróleo definitivamente ha tenido impacto en el gasto de consumo del primer semestre. Así que esto es algo que ataca esta última cuestión", concluye Kurt Karl, economista jefe para EEUU de Swiss Re.
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