REMUNERACIÓN AL ACCIONISTA
¿Dividendo en acciones? No, gracias. Démelo en efectivo
Muchas de las grandes cotizadas acuerdan repartir parte de su dividendo en nuevos títulos
Una moda parece haberse instalado en las grandes compañías españolas. Durante los últimos meses, las juntas de accionistas de grandes cotizadas españolas han aprobado el reparto de parte de su dividendo en acciones para todo aquel que lo desee. Santander, BBVA, Iberdrola, la futura Caixabank, Popular, Gamesa y Gas Natural ya lo han hecho. Se trata de muchos de los “blue-chips” del mercado español. Por tanto, muchos accionistas se enfrentarán en los próximos meses a la disyuntiva de cobrar su remuneración en efectivo o en especie. Pero, ¿qué opinan los expertos del “scrip dividend”, el termino financiero anglosajón con que se conoce al dividendo en acciones? El debate está servido.
“Creo que son malos. Los odio y no es una palabra fuerte. Son discriminatorios y van en contra de la esencia de la importancia de repartir dividendo en una compañía”. Así reacciona Richard Halle, un reputado gestor de fondos de la firma británica M&G. Es responsable de los fondos Pan European Dividend y European Strategic Value. Por ello, conviene tener en cuenta su opinión que engloba un profundo conocimiento de mercado y una experiencia directa de inversión.
Pero él no es el único que ve puntos negativos en este tipo de dividendos. En M&G Investments encuentran muchos motivos para detestar este tipo de remuneración al accionista. “No muestran fortaleza en el negocio, no crean valor y en general, no me gustan”, afirma Stuart Rhodes, otro profesional de esta misma gestora y responsable del fondo Global Dividend, que busca compañías con buena rentabilidad por dividendo a lo largo y ancho del mundo.
¿Porqué este rechazo? Uno de los primeros motivos que se suelen señalar es la ampliación de capital que supone un “scrip dividend”. Las acciones que reciben los inversores proceden de una ampliación que normalmente diluye el valor de la compañía. Algo habitual en un proceso de este tipo: los títulos que ya están en el mercado pierden un cierto valor para ajustarse al nuevo número de acciones de la empresa.
Entonces, ¿porqué optan las compañías por este tipo de dividendos? Obviamente, les beneficia. Los efectos en el balance no son más que un apunte contable. El dinero que antes se contabilizaba como beneficios pasa a considerarse capital. Se trata, por tanto, de una manera muy eficaz y barata de reforzar la estructura de capital de una compañía. Es la herramienta perfecta para un sector como la banca que afronta un futuro de grandes cambios regulatorios y nuevas restricciones de capital.
Tanto Santander, como BBVA y Popular repartirán parte de su dividendo en acciones. La operación parece tener sentido en un contexto tan complicado como el actual para los bancos, pero Halle sigue viendo problemas: “En un scrip dividend no hay efectivo. Los inversores reciben nuevos títulos, pero no una remuneración en efectivo. Tampoco nos gustan las compañías que dan la opción a los inversores de escoger entre acciones y efectivo”. Normalmente, las compañías emiten los nuevos títulos con un descuento que atrae a los accionistas y esto lleva a Rhodes a afirmar que “al final, es la compañía la que decide por el accionista. Si emites acciones a un descuento atractivo, es lógico que los inversores terminen optando por las títulos”.
Debate entre ejecutivos
Aunque el “scrip dividend” sea beneficioso para la compañía, no todos los altos ejecutivos están de acuerdo en su ejecución. Durante la última junta de accionistas de Repsol, el propio Antonio Brufau se manifestó en contra de este tipo de remuneración porque “no genera valor real para el accionista”.
Mientras tanto, el Santander lleva varios años ofreciendo esta manera de cobrar el dividendo con una buena aceptación entre los accionistas. En el pago de febrero, un 86% de los accionistas optaron por cobrar en acciones. Sin embargo, varios miembros de la familia Botín prefirieron embolsarse la cantidad en efectivo.
Funcionamiento
Las opciones que ofrecen las cotizadas españolas son tres: percibir acciones de nueva emisión, recibir efectivo vendiendo los derechos de la ampliación a la compañía y recibir en efectivo, vendiendo el derecho en el mercado. Las tres opciones tienen un tratamiento fiscal diferente que conviene consultar antes de tomar una decisión. Además, los expertos recomiendan tener en cuenta los siguientes aspectos: horizonte de inversión, objetivos de rentabilidad y perspectivas de futuro sobre la compañía. Tampoco olvide que percibirlo en acciones supone elevar sus posiciones en bolsa. Por tanto, si tiene dudas sobre la evolución de los mercados, puede ser conveniente tomar el efectivo y destinarlo a otros fines que usted considere más convenientes.
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