jueves, 1 de noviembre de 2012

Vinazos...


El enólogo portugués, Manuel Louzada, 43 años, en su bodega de Toro.
El enólogo portugués, Manuel Louzada, 43 años, en su bodega de Toro.

Un tesoro vinícola llamado Numanthia

30-10-2012
Federico Oldenburg
Propiedad del grupo LVMH, es una de las joyas vinícolas de la D.O. Toro. El portugués Manuel Louzada está al frente de esta bodega y sus tres vinos: Numanthia, Termanthia y Termes.
Manuel Louzada (Coimbra, 10 de octubre de 1969) es un profesional de la enología que desprende pasión por sus poros. Basta descorchar en su presencia una botella de vino -cuanto más exótico, mejor- para observar en su mirada el brillo de la curiosidad y el buen ánimo para afrontar las aventuras sensoriales. Una vez que el líquido se vierte en la copa y tras la degustación, el verbo de Louzada fluye con vigor, frondoso y fértil. Como una buena vid.
Una botella de la añada 2008 (33,75 €).
Una botella de la añada 2008 (33,75 €).
Este enólogo portugués tiene mucho para contar porque ha sido bendecido con la suerte -tal como él reconoce- de experimentar su profesión desde diversas perspectivas. Formado en España, inició su carrera elaborando vinos de Oporto para Rosés, entonces propiedad de Louis Vuitton-Moët-Hennessy. Gracias a la diversificación de las actividades de este conglomerado de la industria del lujo, tuvo la oportunidad de trasladarse a Argentina para incorporarse como enólogo a la filial de Moët & Chandon en ese país. Primer cambio de rumbo: desde los golosos tintos del Douro a los fragantes espumosos de los Andes. En 2008 recibió de la dirección de Estates & Wines (la filial vinícola de LVMH) la propuesta de hacerse cargo de la dirección y la enología de la última joya adquirida por el grupo: la bodega Numanthia-Termes, fundada por los hermanos Eguren en la D. O. Toro (Zamora) y uno de los valores más cotizados del vino español.
DESAFÍO. Louzada regresó a la vieja Europa y afrontó otro cambio drástico: de los delicados espumosos mendocinos a los tintos raciales, potentes y, sin embargo, elegantes que han puesto a Toro en el mapa vinícola mundial. "El desafío implicaba entender la zona, en el cabal sentido de esta palabra, porque Toro es muy especial. Yo pensaba que venía a trabajar la Tempranillo, que ya había tratado en Portugal (donde se llama tinta Roriz), pero la de Toro es otra cosa, con una concentración y unos taninos que ofrecen tintos singulares, que seducen por sus aromas y dan placer en la boca", asegura Louzada.
Sin duda, hacerse con las riendas de un tesoro de la magnitud que tienen los vinos de Numanthia-Termes es una tarea que no se puede plantear de un día para el otro. Louzada estuvo viajando entre Mendoza y Toro hasta instalarse en España en 2009.
Panorámica de la zona de Toro, en Zamora.
Panorámica de la zona de Toro, en Zamora.
CONSERVAR LA ESENCIA. Tres años después, se sabe más ducho a la hora de comprender su equilibrio. La añada de 2008, la primera que ha pasado por sus manos, revela la buena interpretación que está haciendo. Ahora bien, ¿cuáles son las exigencias de LVMH con este proyecto? "El grupo adquirió Numanthia-Termes porque quería completar el catálogo de Estates & Wines con una bodega de los países tradicionales de la producción de vinos, y nada mejor y con mayor potencial que Toro. Sus objetivos son preservar la potencia, elegancia y autenticidad de los vinos de la bodega. Mi obligación es conservar la esencia de Numanthia", relata.
Con pie cauto, pero firme, Manuel Louzada se va asentando en su papel del guardián de uno de los mayores valores vinícolas de la Meseta. Y todo sin recelar, siquiera, del proyecto que los antiguos propietarios de Numanthia-Termes han establecido ya en la zona, concretamente en la bodega Teso La Monja. "Los Eguren ya estaban desarrollando esa nueva empresa cuando compramos Numanthia, lo cual tira por tierra cualquier suspicacia. Además, bienvenido sea cualquier proyecto que contribuya a hacer más grande el nombre de Toro", concluye el enólogo.
Más info: www.numanthia.com

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