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Contraportada / Cultura |
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La división se instala en la directiva de la nueva SGAE en plena batalla contra las televisiones
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E.B. |
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El presidente de la nueva SGAE, Antón Reixa, puede tener al enemigo en su propia junta directiva. Al menos, según algunas versiones que circulan entre los autores que señalan que José Miguel Fernández Sastrón, el vicepresidente, no está cómodo con la cruzada emprendida por Reixa contra las televisiones.
Sastrón compitió con Reixa en las últimas elecciones, estuvo antes en alguna Junta de Teddy Bautista y luego se convirtió en su principal opositor. Tras su derrota electoral, que tardó en reconocer, aceptó la oferta de su rival y se integró en la nueva directiva para reforzar la opción unitaria.
A Reixa le interesaba llevarse bien con él porque había triunfado en el colegio de Pequeño Derecho, el que agrupa a los músicos. Pero, al menos, según se insiste en los rumores, ambos habrían vuelto a alejarse.
Algunas informaciones de Internet atribuyen a Sastrón un desencuentro con Javier Campillo, guitarrista del grupo de los ochenta Tam Tam Go y ahora empleado de la SGAE a causa de la beligerancia de este último en el enfrentamiento entre Reixa y los autores a los que la institución va a abrir expediente por haber participado presuntamente en una trama mafiosa, cobijada por las televisiones, para cobrar derechos de autor aprovechando un resquicio legal.
En una carta enviada a sus socios, Reixa pone el punto de mira en unas prácticas que permiten a un grupo muy reducido de autores, liderar la recaudación de derechos, amparados por las editoriales de las televisiones privadas, con un formato cercano a la estafa, ante la que los responsables de las principales cadenas españolas, cuando menos se inhiben.
La mayoría de las televisiones privadas han fundado compañías editoriales para recuperar, legalmente, al menos el 50% del dinero que pagan por el uso del repertorio de la SGAE firmando acuerdos con los autores a los que ‘obligan’, según algunas fuentes consultadas, o con los que ‘negocian’, según otras, para conseguir que las obras se publiquen en las editoriales de las televisiones y la cesión de la mitad de los derechos.
Este 50%, el máximo permitido por la ley, se estaría sorteando gracias a la aparición de intermediarios que exigen ser considerados ‘coautores’ del repertorio para facilitar su emisión en programas nocturnos de todo tipo. Según Reixa, incluso, obligan a los interesados a pagar la producción de los vídeos que luego las cadenas privadas emitirán de madrugada.
Al final la televisión pagará los derechos, pero el verdadero autor, no capta el 50% que le corresponde. Aún así, en su denuncia Reixa reconoce que hay autores importantes de jazz y de flamenco que entran en el juego porque, a pesar de todo, les debe resultar rentable.
Los autores que se han sentido aludidos por estas acusaciones, liderados por el ex bajista de Coz, Juan Márquez, que facturó más de un millón de euros en derechos el pasado año, se han agrupado en una plataforma para luchar contra Reixa, a quien aseguran que van a llevar a los tribunales.
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