Reino Unido, la mayor economía de Europa...
Gran Bretaña está en camino de convertirse en el país más rico de Europa, teniendo en cuenta que la economía del resto de países se estanca o empequeñece.
Allá por 1987, el Gobierno italiano tuvo uno de esos raros momentos de éxito económico que celebrar: su economía había superado a la británica en tamaño total. En Italia lo llamaron il surpasso y se convirtió en un símbolo de orgullo nacional. Durante los años setenta y ochenta, la economía italiana había crecido con fuerza mientras que la británica se estancaba o casi hundía. Tan fuerte fue el crecimiento de Italia que en 1991 superó también a Francia, convirtiéndose en la segunda mayor economía de Europa.
Lamentablemente para Italia, la alegría no duró mucho, sino que poco después de incorporarse al euro se detuvo en seco y casi no ha crecido desde entonces. Pero eso nos recuerda cómo cambia (radicalmente en ocasiones) con el tiempo la posición relativa de las grandes potencias económicas de Europa.
Ahora se está produciendo otro gran cambio en la jerarquía de la riqueza. Según las tendencias actuales, el Reino Unido se convertirá pronto en la segunda gran economía de Europa, después de dejar muy atrás a Italia y Francia, y acabará superando también a Alemania. Y eso importa. Como la mayor economía de la región, el Reino Unido tendrá más peso político, atraerá a más inmigrantes e inversiones, y la bolsa de Londres recibirá el empuje que tanto le hace falta.
Los británicos se han acostumbrado al pesimismo sobre el rendimiento de su economía, con toda la razón. Es cierto que ha habido un par de signos positivos hace poco (se ha evitado la recesión de triple ola y el sector manufacturero demuestra algunas señales de vida) pero, en general, no queda mucho que celebrar. La economía sigue siendo más pequeña de lo que era en 2008, los salarios reales se estancan, el déficit no tiene visos de poder controlarse y una devaluación importante de la libra no ha conseguido resucitar la manufactura, mientras el sistema bancario sigue en cuidados intensivos. No se puede hablar de éxito precisamente.
Pero que nadie se ciegue porque existe una tendencia subyacente. Gran Bretaña está en camino de convertirse en el país más rico de Europa. ¿Cómo es posible? El rendimiento económico es siempre relativo. No es que al Reino Unido le vaya especialmente bien (su economía apenas crece más de un 1 por ciento al año y podría seguir así durante años), ni hay ningún signo de aceleración repentina del crecimiento, pero al resto de Europa le va mucho peor. La crisis del euro ha encerrado al continente en una depresión continua. Teniendo ese dato en cuenta, los cálculos son relativamente simples. Si el resto de Europa se estanca o empequeñece, el Reino Unido progresa relativamente con sólo quedarse como está.
Europa siempre tendrá países pequeños tremendamente ricos. En Suiza hay muchos bancos y en Noruega mucho petróleo. Aun así, las grandes economías son Italia, Francia, el Reino Unido y Alemania. Italia se ha quedado muy atrás y los días en que podía plantarle cara al Reino Unido son historia. Según las cifras del Fondo Monetario Internacional, el PIB italiano per cápita apenas llega a los 30.136 dólares. El tamaño total de su economía en 2011, el último año para el que se disponen datos del Banco Mundial, fue de 2,19 billones de dólares. El PIB francés per cápita fue de 35.548 dólares y el tamaño total de su economía, 2,77 billones. El Reino Unido, por su parte, presentó un PIB per cápita de 36.941 dólares y una producción total de 2,45 billones de dólares.
El Reino Unido ha superado a Italia con facilidad y no le debe preocupar que le vaya a alcanzar de nuevo. Italia no ha crecido desde que se unió al euro y quien piense que eso va a cambiar, vive en otro planeta. A Francia también le está costando estar en la eurozona, tanto como a cualquier otro país. Pierde competitividad año tras año y no muestra ningún signo de recuperarla. Hablamos del país que acaba de introducir un impuesto a los móviles inteligentes (porque, oiga usted, no hay crecimiento en ese sector).
La gran pregunta es si el Reino Unido superará a Alemania, que ha sido desde siempre la gran economía europea, en parte porque a los alemanes se les da muy bien hacer cosas, pero también porque son muchos (82 millones de alemanes frente a 62 millones de británicos). El resultado es que Alemania tiene un PIB de 3,6 billones de dólares, un 50 por ciento más que el Reino Unido.
Pero a Alemania le está absorbiendo la depresión de la eurozona. Si el Reino Unido empieza a crecer sistemáticamente más deprisa que Alemania a lo largo de una década o más, la brecha empezará a cerrarse deprisa. Lo cierto es que la eurozona se ha sumido en una depresión permanente. El crecimiento se evapora. Alemania es la única economía que continúa expandiéndose, aunque con Holanda también en recesión, no puede durar mucho. Alemania va derecha a una década o más de producción en descenso, igual que sus vecinos. La única escapatoria es la ruptura de la moneda única, pero eso sería caótico para la economía. De una forma u otra, el país tiene ante sí una época difícil.
Y hay otro factor más. A partir de 2015, Alemania va a sufrir un descenso brusco de su población. Llegará a 2020 con 80 millones de personas, según la Oficina de Estadística Federal, pero en 2060 su población se habrá reducido a 64 millones. El Reino Unido, por su parte, alojará a 80 millones de personas en 2050, según un informe del año pasado de la Oficina de Referencia de Población. Sólo basándonos en la demografía, el Reino Unido superará a Alemania tarde o temprano. La única duda es cuándo sucederá.
Las consecuencias serán enormes. El Reino Unido se convertirá en un imán para inmigrantes porque la gente gravita hacia la economía más grande y rica de cualquier región y, en Europa, esa región será el Reino Unido. Atraerá inversiones porque a las empresas les gusta poner su dinero en los mayores mercados y hará del país una voz mucho más poderosa en la política europea (es la fuerza del dinero).
No ha habido muchas razones para sentirse animado sobre la economía británica pero en un continente enfrentado a una depresión permanente, el país será la gran estrella en rendimiento de las dos próximas décadas, al menos respecto a sus vecinos e incluso al resto del mundo.
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