La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) quiere que las cuentas de BBVA sean claras, tal y como rezaba uno de los eslóganes comerciales del banco presidido por Francisco González. Con este objetivo, el regulador le ha pedido a la entidad con sede en Bilbao aclaraciones sobre la forma de contabilizar el importante volumen de refinanciaciones de créditos dudosos, un asunto capital para conocer el diagnóstico real de la banca.
El organismo presidido por Elvira Rodríguez pidió en septiembre a BBVA determinada información sobre la contabilidad del grupo financiero en 2012. Cinco preguntas con sus correspondientes cuestiones adicionales que concluyen con la predisposición del segundo banco español de incluir en las cuentas del próximo ejercicio todos los requerimientos de la CNMV en relación con el estado de salud de los préstamos reestructurados y refinanciados.
BBVA expone que ya en la memoria anual de 2012 había especificado la situación de los créditos deteriorados, que ascendían a 20.415 millones, con unas provisiones de 8.045 millones. Pero la entidad añade que “el hecho de la formalización de una operación refinanciada o reestructurada no implica su reclasificación de las categorías de “dudoso” o “subestándar” a riesgos vivos, sino que esta debe basarse en los análisis comentados posteriormente de viabilidad y de eficacia de las nuevas garantías aportadas". Ello se traduciría en que BBVA mantendría como crédito más o menos sano aquel cuyo cliente pudiese demostrar capacidad de pago futura, aunque en la actualidad no hubiera podido hacer frente a sus obligaciones.
El banco explica que “el grupo mantiene la política de incluir los riesgos refinanciados/reestructurados como “riesgos dudosos”, ya que, aunque el cliente esté al corriente de pago, se califican como dudosos por razones distintas de su morosidad cuando existan dudas relevantes de que puedan incumplirse los términos de la refinanciación”. A 31 de diciembre 2012, los alargamientos de plazos o cambios de condiciones totales del Grupo BBVA ascendían a 28.981 millones de euros, de los que 8.608 correspondían a “dudosos”.
Francisco González, presidente del BBVA (Efe)Adicionalmente, un 2,2% de su balance se encontraba clasificado como riesgo subestándar (8.422 millones de euros) con una cobertura del 14%, mientras que el importe de los riesgos refinanciados en situación normal era de 11.952 millones de euros, un 3,1% del total de crédito. Unas cifras brutas quecontrastan con las que el propio BBVA le dio a la CNMV en julio, cuando señaló en un comunicado que los préstamos subestándar ascendían a 6.402 millones y el que estaba en situación normal, a 7.367.
Esta gestión del balance ha obligado al banco a registrar pérdidas por deterioros de 4.157 millones, de los que 1.100 tuvo que apuntárselas en las cuentas del pasado año. La CNMV le insiste a BBVA que para el ejercicio que ahora termina espera “la máxima información cuantitativa posible… teniendo en cuenta que son conscientes que las instituciones financieras pueden no haber recabado toda la información con el suficiente detalle”.
En conclusión, el organismo supervisor le exige que, “en relación con la formulación de las cuentas anuales de ejercicios futuros, incluyan un análisis de la calidad crediticia de los activos reestructurados/refinanciados según indica ESMA en su documento y los criterios de la NIIF 7". Por ejemplo, desagregando dicha información entre activos no vencidos ni deteriorados, vencidos pero no deteriorados y aquellos deteriorados", concluye. El grupo se ha visto implicado en las reestructuraciones de empresas como FCC y El Corte Inglés y de empresarios como Esther Koplowitz y los Del Pino.
BBVA, que este año se ha revalorizado un 25% en bolsa, asegura que así lo hará tras recibir el tirón de orejas de la CNMV. El regulador también obligó aBankia, a Popular, a CaixaBank y Banco Santander a añadir información adicional a la incluida en las memorias anuales del pasado ejercicio. SóloBankinter no ha tenido que hacer una confesión adicional.
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