La calle grita contra los 'fartones'
La protesta más numerosa desde la creación de los premios reclama el fin de la monarquía ante un impresionante cordón policial
Viernes24 de octubre de 2014
Ellos con sus trajes de marca y ellas con sus vestidos de diseño en la calle Uría. Ellos y ellas con camisetas y pancartas reivindicativas en la Plaza de la Escandalera y el Paseo de los Álamos. Entre medio, un inmenso cordón policial, un agente cada diez metros, para evitar enfrentamientos. Al paso de la casta, silbidos y gritos de fartones y comedores. Es Oviedo y son los premios Príncipe de Asturias.
La protesta, la más numerosa desde que se constituyeron los galardones, ocupa buena parte del Paseo de los Álamos y de la Plaza de la Escandalera. Stop Desahucios, Coca Cola, Oro no, Parados en movimiento, ONCE, Yayoflautas, Crematorio no... así hasta un enorme crisol de movimientos sociales y también políticos que han querido llevar su cabreo a la calle. Dar un número resulta siempre complicado, pero la movilización, organizada por trabajadores de Liberbank y secundada por las Marchas de la Dignidad, ha unido a cerca de 3.000 personas.
Muestra de la indignación son algunas de las pancartas que exhibían los manifestantes. Aquí va un resumen: Democracia con reyes, porsche con bueyes; El rey dice dar premios que paga el pueblo; Los Borbones a las elecciones, jefes por urnas, no por cunas; Mantenemos una colmena con dos reinas y dos zánganos.
Vicente, del movimiento 22M, viene desde Cádiz. Lleva en su cuerpo un madrugón y 14,5 horas de viaje. "¿Por qué estamos aquí?" Lo resume con un juego de palabras: "Frente a los recortes reales, proponemos los recortes Reales". Pocos metros más allá, Benigno Fernández, de Oviedo, comparte su opinión. "Todo este montaje (por los premios) resulta de una hipocresía tremenda, toda esta gente por el papo, el pueblo grita basta".
Poco antes de las 18.30 horas el coche con la comitiva real --Felipe, Letizia y Sofía-- se aproxima al Teatro Campoamor. Las pitadas de los manifestantes arrecian. Letizia se gira levemente y saluda. El sonido de las gaitas trata, sin éxito, de apagar los silbidos y los gritos: "Que se vayan, diles que se vayan, de una puta vez". El apagón del plasma gigante en la fachada de la sede de Liberbank trata de evitar que parte de los manifestantes vean la entrada.
DENUNCIA ANTE EL JUZGADO
El cordón policial, cerca de 600 efectivos entre Policía Nacional y Guardia Civil, evita cualquier acercamiento entre los manifestantes y los participantes en los premios. Solo en el Paseo de los Álamos se contabilizaban hasta diez lecheras. Los agentes identifican a algunos manifestantes y registran las mochilas de los skaters. Los organizadores de la protesta, Juan Manuel Martínez Morala y Marco Antuña, han presentado una denuncia en los juzgados por vulneración del derecho de manifestación porque la mitad de la plaza se encontraba vallada. De nada ha servido el intento de negociación con los mandos policiales.
Las autoridades entran por un lateral del Campoamor para evitar los pitidos. Así lo hacen José Ignacio Wert y Montserrat Gomendio (Educación), José Manuel García Margallo (Exteriores), Ana Pastor (Fomento) o el propio Gabino de Lorenzo, responsable del operativo de seguridad. Los agentes tienen orden de no intervenir salvo causa de fuerza mayor. La concentración es pacífica. La imagen de una carga policial en Oviedo, coincidiendo con la entrega de los premios Príncipe, podría arruinar los galardones.
El movimiento de los antidisturbios genera gritos de protesta: Fuera, fuera, Que se vayan, que se vaya... Una agente charla con una manifestante y se disculpa. "Este también es mi país, es mi país. Todo se lo llevan otros", se lamenta. Cada entrada en el Teatro Campoamor es contestada con nuevos gritos. "Fartones, comedores", se arranca Francisco Javier García Valledor, exconsejero de Justicia, muy activo en la manifestación.
Entre los políticos en activo, varios cargos de Izquierda Unida, como Gaspar Llamazares, Jesús Iglesias, Manuel Orviz, Marta Pulgar o Roberto Sánchez Ramos. También representantes de Podemos como Daniel Ripa o Tania González. La eurodiputada ha declinado la invitación de la Fundación Príncipe para asistir a la ceremonia. ¿Las razones? "Es el momento de estar con la gente real, con la gente que tiene problemas. Ante la pérdida de derechos, es más necesario que nunca", subraya. González se muestra satisfecha con la respuesta de la población. La eurodiputada lamenta la fuerte presencia policial pero cree que es un ejemplo más del miedo de la casta a la gente.
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