Draghi prepara a los mercados para una 'QE' en toda regla
Adolfo Lorente
«Entiendo que es complicado adoptar las reformas estructurales, cambiar de forma drástica los hábitos que una sociedad tiene asumidos desde hace muchos años, pero ha llegado el momento de pasar del dicho a los hechos». El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, volvió a advertir este lunes de que ha llegado la hora de la verdad, de la «urgente necesidad» de impulsar estas reformas si los Estados miembros desean afrontar con decisión el camino de una recuperación que tanto en 2015 como en 2016 será «moderada».
«El BCE está haciendo mucho, puede hacer incluso más pero no puede hacerlo todo», insistió ante los representantes de los ciudadanos de la UE en un mensaje de alto contenido político que se ha convertido en el mantra de sus últimas intervenciones.
Y es que este lunes no habló en Fráncfort, sino en Bruselas. Fue en el Parlamento Europeo, donde compareció durante tres horas ante la comisión de asuntos económicos en la que fue su último diálogo (así se denomina en la jerga legislativa) con los eurodiputado del presente ejercicio. Así que hubo un poco de todo. Análisis, pronósticos y, cómo no, deseos para 2015. «Debe ser el año en el que todos los actores de la Eurozona, tanto los gobiernos como las instituciones, desplieguen al mismo tiempo una estrategia común coherente para reactivar nuestras economías».
Una estrategia que a su juicio debería buscar a toda costa que la «confianza» vuelva a asentarse en Europa. Lo llaman credibilidad, ganar la batalla del relato. Y de eso, 'Súper Mario' sabe un poco. «Haremos todo lo que esté en nuestro mano y se ajuste a nuestro mandato -es decir, que la inflación esté por debajo pero cercana al 2%-. Tenemos que tener muy claro que el euro es irreversible», apostilló en aras a reconstruir la maltrecha credibilidad comunitaria.
El banquero italiano repasó las muchas e impactantes medidas de política monetaria aprobadas desde junio, y que van desde una bajada de tipos histórica a la aprobación de la tasa negativa para la facilidad de depósitos. También medidas extraordinarias, no convencionales, que pretenden devolver el balance del BCE a niveles de principios de 2012, es decir, pasar de dos billones a casi tres. Habló de la compra de titulizaciones, de cédulas hipotecarias, de las barras libres de liquidez (TLTRO)... «Hay que darles tiempo para ver su efecto, pero si no sirviera hay una unanimidad en el Consejo para tomar más medidas y, entre ellas, se encuentra la compra de deuda soberana», recalcó. Un anuncio que no fue casual.
Elogio velado a España
En todo momento se mostró especialmente cauto y eludió, por ejemplo, citar a algún Estado miembro pese a que el portavoz del PPE, Pablo Zalba, le pidió que concretase, que dijese qué países deben hacer más y sobre todo, el qué. Sorteó la pregunta pero sí recordó que aquellos donde más reformas se han impulsado, como en el capítulo laboral, son los que más están creciendo. Se refería con ello a España, aunque también a Francia e Italia para que sigan el ejemplo de Mariano Rajoy. «La correlación entre una cosa y la otra creo que es bastante evidente», matizó.
Para el presidente del Eurobanco, la salida de la crisis debe apoyarse en varios pilares sólidos y, pese a lo que algunos piensan, no todos se asientan en Fráncfort. Aquí su receta: «hay una necesidad urgente de llegar a un acuerdo sobre compromisos concretos a corto plazo en materia de reformas estructurales en los Estados; sobre la aplicación coherente del Pacto de Estabilidad y Crecimiento; sobre la posición fiscal agregada para la Eurozona; y sobre una estrategia de inversión y fomento del trabajo a largo plazo que garantice el funcionamiento sostenible y sin problemas de la unión monetaria». Una teoría irrebatible para casi todos pero que a la hora de llevarla a la práctica...
No hay comentarios:
Publicar un comentario