Ciclo económico y población: retornan los inmigrantes
A fines de abril el INE publicó un avance del Padrón Continuo de Población a 1º de enero de 2018. El aumento de población registrado sobre la misma fecha del año precedente descansó por completo en el crecimiento de los extranjeros empadronados. El comportamiento alcista de la población en 2017 confirmó la presencia de la etapa de expansión en la economía española. En dicha evolución destacó el descenso del número de españoles residentes y el incremento de la población extranjera.
El Padrón Continuo de Población del INE sintetiza el conjunto de padrones realizados en los 8.124 municipios existentes en España, desarrollados por los ayuntamientos con la metodología y apoyo del INE. La población empadronada equivale a la población residente. En los padrones no se incluyen los españoles no residentes en España, mientras sí que entran los extranjeros empadronados.
Población y ciclo económico van de la mano, desempeñando un importante papel de ajuste la población extranjera. Tras la etapa de recesión comprendida entre 2008 y 2013, el PIB de la economía española ha registrado un significativo crecimiento en el periodo 2014-2017. En la expansión de la economía española en 2016 y, sobre todo, en 2017, se ha reforzado el papel de la construcción residencial. Esto es importante porque la construcción, junto con la agricultura intensiva y la hostelería, es uno de los principales destinos de los inmigrantes que vienen a España en búsqueda de empleo.
En 2017 la población empadronada creció en un 0,3% (126.437 personas), alcanzando los 46,7 millones de habitantes a 1º de enero de 2018. Esta variación sucedió al estancamiento sufrido en 2016 y a los descensos registrados en 2014-15 por dicha magnitud. En 2017 disminuyó el número neto de españoles residentes en 20.174 personas (-0,05%) y creció el número de extranjeros residentes en 146.611 (3,2%). Fue muy superior el crecimiento de los extranjeros no comunitarios (5,1%) que el de los comunitarios (0,2%).
La pasada recesión provocó que el número de extranjeros residentes disminuyese entre 2011 y 2016. La cifra más elevada se había registrado en 2010, cuando se alcanzó una población extranjera de 5,8 millones, equivalente al 12,2% del conjunto de la población española.
Tras la recesión y la recuperación posterior, a 1º de enero de 2018 dicha población extranjera ascendió a 4,7 millones, el 10,1% de la población española. Baleares, con el 17,1%, Cataluña, con el 14,2% y Murcia, con el 13,7%, fueron las autonomías con mayor presencia de la población extranjera, mientras que Extremadura registró la proporción más reducida, con el 2,9%.
En la Encuesta de Población Activa del INE destaca también el mayor dinamismo del empleo de extranjeros. En el primer trimestre de 2018 había en España 2,1 millones de empleos ocupados por extranjeros, el 11,1% del empleo total. La tasa de actividad de los extranjeros residentes (71,8%) es más elevada que la de la población española (57%). De forma paralela, en 2016-17 ha crecido a fuerte ritmo el número de viviendas iniciadas, que superaron las 80.000 en 2017 (35.000 en 2014) y se aproximarán a las 100.0000 en 2018.
La tendencia al descenso de la población extranjera residente en España ha cambiado, pues, de signo en 2017. Dicha evolución ha coincidido con una recuperación en la nueva construcción residencial. La construcción de nuevas viviendas “tira” de inmigrantes, lo que también supone un aumento de la demanda de alojamiento. De forma simultánea, se ha producido una significativa emigración neta de españoles al resto del mundo. Los movimientos migratorios citados confirman que se intensifica de nuevo el viejo modelo productivo de “sol y playa”, evolución que se advierte en el débil aumento de la productividad en los últimos años.
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