El Ayuntamiento y El Principado pactan incluir la plaza de toros en la primera fase de El Cristo
La rehabilitación, que requiere del visto bueno de Patrimonio, se abordaría con aprovechamientos junto al centro social
En el programa electoral del PSOE con el que Wenceslao López concurrió a las elecciones, el futuro del coso de Buenavista apenas ocupa tres líneas - «convertir la clausurada plaza de toros en un equipamiento de usos polivalentes, respetando sus valores arquitectónicos e históricos»- de 47 páginas con 314 medidas para el municipio. Tal vez por eso, el hoy alcalde ha tardado casi tres años en poner sobre la mesa el asunto. Lo hizo en una reunión con el Principado sobre la ordenación de los terrenos del antiguo Hospital de El Cristo a mediados del mes pasado y encontró una aceptación inesperada. Ambas partes han acordado, según confirmaron fuentes del equipo de gobierno, incluir la rehabilitación de la plaza, clausurada desde 2007 por riesgo de colapso, en la primera fase de obras de El Cristo-Buenavista. El proyecto lo abordaría directamente el Ayuntamiento y de forma paralela a la habilitación del centro social que reclaman los vecinos, con la posibilidad de financiarlo con los propios aprovechamientos del plan para tener disponibilidad presupuestaria independientemente de cuándo arranque el proyecto.
Esa es toda la concreción que hay. El proyecto de rehabilitación deberá pasar por el consejo de Patrimonio que, pese a las buenas palabras que siguieron a las intenciones del alcalde, ya echó para atrás el anterior intento municipal de intervenir en la plaza. De momento, el Ayuntamiento está negociando una posible rebaja del nivel de protección del edificio, actualmente catalogado como Bien de Interés Cultural. En función del grado final de protección que se establezca se definirá la futura intervención.
Una negociación con Patrimonio y, también, papeleo municipal, porque el coso tiene el máximo grado de protección en el Catálogo de Elementos de Interés del municipio: Monumental, que también debería ser revisado antes de acometer una intervención en profundidad. En profundidad, porque el estado del edificio no admite medias tintas. La grada alta, un añadido de 1951 y realizado con ínfima calidad, está al borde del colapso. En profundidad, porque las condiciones de seguridad del recinto ahora clausurado no cumplen ninguna de las normativas de evacuación o seguridad de los últimos años. En profundidad, porque será necesario adaptar el edificio a otros usos que no sean los taurinos. En profundidad, porque no parece sensato invertir una millonada en arreglar un edificio para usos múltiples y no dotarlo de cubierta en una ciudad en la que llueve 122 días al año de media.
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Ajustes
La duda es si todo eso será posible a los ojos de Patrimonio. Tras rechazar, sin entrar en la negociación que proponía el Ayuntamiento, el plan director presentado por Caunedo para recuperar el edificio, el pleno del consejo de Patrimonio del Principado acordó en 2015 mantener la protección como Bien de Interés Cultural de la plaza de toros de Buenavista. La solución «idónea» ante la petición municipal de revisar su grado de protección era «mantener ese régimen de protección dadas las cualidades históricas del edificio».
Patrimonio tan solo dejaba una puerta abierta a hacer «ajustes en el grado concreto de protección urbanística, de tal manera que se posibilite el acometer labores de mejora y de adaptación a nuevos usos del edificio», siempre «respetuosos con sus valores históricos y arquitectónicos».
El equipo de gobierno, oficialmente, apuesta por una rehabilitación integral del coso en paralelo a la negociación para ajustar su grado de protección actual, un proceso en cualquier caso largo y complejo. Requiere solicitar y argumentar el nuevo grado de protección propuesto ante Patrimonio, que el consejo lo tome en consideración y que requiera nuevos informes y que estos apoyen los planes municipales. La última vez llevó casi dos años de papeleos y acabó mal.
En lo que sí coincidieron las dos partes es en criticar el plan director presentado por Caunedo, «desastroso» para Ana Taboada o «inadmisible» para Patrimonio. Queda ver si hay un plan B aceptable.
Lo que parece claro es que la plaza actual no es la construida con proyecto de Juan Miguel de la Guardia a finales del XIX . El incendio de 1932 y la guerra civil provocó profundos daños en la plaza de toros de la que solo sobrevivieron los dos anillos de piedra concéntricos del tendido bajo. Cuando la adquirió el municipio tuvo que llevar a cabo una reconstrucción, en distintas fases, que se alargó diez años y le confirió su aspecto actual.
Según los informes municipales, la reconstrucción distó de ser airosa. Las viguetas de hormigón con las que fue reforzado el graderío reconstruido a principios de los años 50 han perdido su capacidad y que aunque está apuntalado desde 1991 sufre importantes problemas de humedad y riesgo de desprendimientos. Esto, aparte de recordar que ni la fachada, recrecida, ni los tendidos, ni el arco son los que figuraban en el diseño de Juan Miguel de la Guardia y que, por lo tanto, la declaración de BIC se sustenta sobre una premisa falsa.
La tramitación para conceder a la plaza de toros la categoría de BIC comenzó en 1982 a instancias del Ministerio de Cultura, que protegió todos los cosos del país. La declaración formal se constató en 2006, cuando el Estado transfirió las competencias en materia cultural. La última corrida fue en San Mateo de 2007. Desde entonces, cerrada.
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