Las medidas de otros países que aún no se han tomado en España: limitación total de movimientos, cierre de la industria o control mediante 'apps'
- El equilibrio a mantener entre salud y funcionamiento de la economía, aseguran los expertos, dificulta medidas más drásticas para limitar las libertades individuales y la actividad de las empresas
- Las medidas que mejor han funcionado son las destinadas a identificar rápidamente nuevos contagios, esclarecer la cadena de transmisión y ordenar cuarentenas
Publicada el 19/03/2020 a las 06:00Actualizada el 18/03/2020 a las 19:19
Las medidas para luchar contra el coronavirus se están endureciendo a cada momento en España. La situación cambia por minutos y, una vez establecido el estado de alarma, cerrados buena parte de los negocios y limitada la movilidad de los ciudadanos, toca preguntarse cuál será el próximo movimiento para lograr el objetivo: aplanar la curva y conseguir que el aumento de los contagios no sature el sistema sanitario. Como es lógico, son referencia los países que se encuentran cerca de derrotar al SARS-CoV 2 dentro de sus fronteras, como China, Corea del Sur y en menor medida Singapur: y los que cuentan con un escenario parecido al español en cuanto al aumento progresivo del número de enfermos, como Italia.
En primer lugar, y habiéndose reducido en gran medida las actividades que congregan a un gran número de personas –peligrosas por la facilidad con la cual una persona que porte el virus puede contagiar al resto– la duda planea sobre sectores como la industria: no han sido obligados a clausurar, pero muchas empresas se están viendo obligadas a hacerlo por la caída de la demanda. Los sindicatos están presionando para que se contemplen las medidas básicas de distanciamiento entre empleados. En Italia no se ha procedido al cierre del sector secundario, a pesar de que fue el primer país de la UE que tomó medidas calificadas de "draconianas": el riesgo de recesión amenaza al país mediterráneo, que quiere mantener una actividad aunque sea bajo mínimos. En la región de Lombardía, uno de los puntos críticos de la República por el número de contagios, trabajadores del textil, de la siderurgia y de la industria química hicieron huelga la semana pasada para pedir al Gobierno que ordene el cierre de las plantas ante la imposibilidad de mantener un espacio de trabajo seguro, respetando la distancia prudencial entre los trabajadores.
En España, la industria tampoco ha sido obligada a la clausura, pero muchas instalaciones sí están parando, aunque hay diferencias considerables entre sectores. UGT estima que la producción industrial cayó el lunes un 40%. La automoción está siendo la gran afectada, con cierres de plantas de gigantes como Volkswagen o PSA. La paralización de su actividad afecta a la cadena de suministro, lo que también está provocando parálisis en parte de la industria química –aunque la mayoría sigue en activo por su papel en la elaboración de medicamentos– y en la fabricación de componentes. Según explican fuentes de la patronal de la siderurgia, Unesid, el trabajo en este sector es de los pocos que sale indemnes y no se ha visto mayoritariamente afectado, así como las labores en la producción y distribución de electricidad y en las telecomunicaciones. No logran arrastrar al resto: el panorama, en general, pinta oscuro y los ERTEs se producirán en cascada a lo largo de esta semana.
En China, concretamente en Wuhan –epicentro de la pandemia– sí que clausuraron las industrias, y el resto del sector secundario del gigante asiático ha notado el impacto, aunque con datos de este martes se ha recuperado el 70% de la actividad. La producción de la llamada "fábrica del mundo" cayó un 13,5% en enero y febrero en comparación al mismo mes del año anterior. En la ciudad china donde se originó el primer brote se impuso, más allá de la industria, una parálisis total: la distribución de alimentos, un servicio básico, se vio afectada ante la prohibición prácticamente total de salir de casa y de mantener abiertos los supermercados, aunque las restricciones variaban por distritos. Fue compensado con el reparto a domicilio a grandes grupos, como comunidades de vecinos, y la intervención estatal.
No cabe duda de que medidas así lograrían reducir aún más el índice de contagio, pero los expertos en salud pública son cautelosos en aplicar recetas sin tener en cuenta las diferencias entre cada país. El equilibrio a mantener se libra entre la salud y la economía: intentar reducir al máximo el número de enfermos y de muertes sin colapsar el sistema y abocar a los países a una recesión prolongada de consecuencias inciertas. El catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Alicante Carlos Álvarez-Dardet explica que las políticas para reducir el impacto de una pandemia no deben buscar solamente ser eficaces, también efectivas: es decir, que el daño producido con la medida no sea mayor al daño que se busca evitar. Lo argumenta con un ejemplo muy explícito: "Si intentas curar una verruga en el pie a un paciente, puedes cortarle la pierna a un paciente, ¡y vaya si lo curas! Sería eficaz, pero no efectivo, porque provocas más daño", asegura. Álvarez-Dardet es escéptico con respecto al cierre de la industria y de otros sectores que no han sido obligados a la paralización o al del transporte público al completo: considera que el impacto en la economía sería inabordable.
Cierre de fronteras
En cuanto al cierre de las fronteras, aún ningún país ha prohibido la salida o entrada total de personas: aunque en la práctica, los movimientos se han reducido mucho. Italia ha restringido el movimiento de personas dentro del país, y otros Estados limítrofes, como Austria o Alemania, han limitado el paso por las fronteras terrestres. La Unión Europea baraja, al cierre de este reportaje, prohibir el paso a cualquier persona a los Estados miembro durante un mes; y decenas de países han cancelado sus conexiones aéreas con los lugares con mayor número de contagios, como la propia Italia, Irán, China o España. En nuestro país, el paso a Portugal, Francia o Andorra ya está limitado a razones bien justificadas, como de trabajo o de salud, aunque el cierre completo del espacio aéreo aún no se ha producido. En cuanto a movimientos entre regiones de un mismo Estado, partidos como el BNG o ERC piden que se cierre Madrid para impedir la salida o entrada absoluta de personas, así como Cataluña en el caso de la formación independentista catalana: un movimiento que descartó Sánchez en el Congreso este miércoles asegurando que el estado de alarma ya prohíbe el movimiento de los ciudadanos salvo causas debidamente justificadas.
El cierre total de fronteras no está recomendado por la Organización Mundial de la Salud: en un informe, aplicado a los virus de la gripe, asegura que la prohibición del paso entre países no sirve de nada por sí sola. En el contexto del nuevo coronavirus, en enero advirtió de que los movimientos de población deben seguir permitiéndose y criticó a los países que cerraban sus fronteras terrestres (en el caso de Rusia) y aéreas con China. Los riesgos son varios, señalan los expertos consultados por Newtral: no solo el gran impacto económico (en caso de limitarse también el transporte de mercancías, aunque no solo) y el miedo a fomentar las migraciones irregulares, que podrían causar nuevos focos de contagio difíciles de controlar por su clandestinidad.
Uso de 'apps' y privacidad
Para el médico residente especializado en Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Universitario de Móstoles Javier del Águila, uno de los problemas a enfrentar es que existe muy poco trabajo académico en la actualidad sobre las cuarentenas y sus efectos, por lo que nadie cuenta con una receta mágica con la que pueda asegurar que aplanará la curva sin que las consecuencias derivadas sean mayores al riesgo que se intenta evitar. Pero si tiene que escoger un paquete de medidas de los países que están logrando contener el virus con éxito, como China y Corea del Sur, es el que se dirige a identificar rápidamente nuevos contagios, aislarlos e investigar las cadenas de transmisión. En primer lugar, considera, se debe mejorar la comunicación entre hospitales, investigadores y centros sanitarios en general: "Cada hospital tiene un programa informático diferente y falta personal para procesar a buena velocidad todos esos datos". La salud pública, explica, es el "patito feo" del sistema sanitario español, aunque en emergencias sanitarias como la que nos ocupa se muestra su potencial: "Cuanta más información tengamos sobre cómo evolucionan los casos, más podemos prepararnos", considera el profesional.
Sin embargo, las medidas al respecto de Corea del Sur y sobre todo de China, explica el médico, son difícilmente planteables en España por el alto nivel de uso de información personal de los ciudadanos que necesitan. En el gigante asiático, los ciudadanos usan una app donde deben notificar a diario cómo se encuentran: en caso de presentar síntomas, el Gobierno no solo prohíbe salir de casa al enfermo, sino que impone una cuarentena forzada a todos los que hayan estado en contacto con esa persona. Para tal labor de control, el Estado del gigante asiático pone a su disposición los datos de hoteles, reservas de viajes y ubicación por GPS, entre otras informaciones.
En Corea del Sur, el alto número de pruebas a posibles contagiados ha marcado la diferencia, según Álvarez-Dardet. Mediante una aplicación, el ciudadano envía sus síntomas y en caso de tener posibilidades de albergar el nuevo coronavirus, se le manda a unas instalaciones en las que se le hacen las pruebas sin necesidad de salir del vehículo particular: así, se reduce la saturación de hospitales y centros sanitarios y se identifica con rapidez a los casos críticos. Es una "anomalía", considera el catedrático, que miembros del Gobierno o futbolistas, por ejemplo, tengan un rápido acceso a los tests mientras que la mayoría, siempre que tenga síntomas leves, desconozca si sufre la enfermedad o se trata de una gripe común o un resfriado. “Si no haces más pruebas, los datos de letalidad en el país están claramente sesgados”, añade. Sanidad, sin embargo, ya ha confirmado que abrirá los tests a personas con sintomatología leve, lo que aumentará drásticamente la cifra oficial de contagiados y bajará la tasa de letalidad.
Los modelos surcoreano y chino podrían entrar en conflicto con la legislación española en cuanto a la privacidad si no se prevén mecanismos "de información, seguridad, transparencia y gobierno abierto", explica en The Conversation Javier Valls, profesor de Derecho Penal de la Universidad de Granada especializado en regulación ética y jurídica de la inteligencia artificial y robótica. El artículo 9.2 del Reglamento de Protección de Datos permite la utilización de información sanitaria y personal especialmente protegida "cuando el sujeto cede la información mediante su consentimiento y cuando los sistemas de prevención médica o tratamiento sanitario lo determinen". Valls pone una condición: es vital "garantizar que los datos se van a utilizar única y exclusivamente para este objetivo médico. Que solo se van a guardar durante el tiempo necesario para la controlar la pandemia. Y también que los datos que van a manejar la administración y las empresas no se emplearán para otros fines ni se venderán a terceros".
El Gobierno, según se ha revelado este martes, está trabajando en la elaboración de una aplicación móvil, inspirada en la surcoreana, que permita identificar síntomas y ayudar con el tratamiento en cuarentena, aunque no se ha confirmado si también permitirá pedir una cita para que el enfermo potencial confirme que padece Covid-19. Estará disponible, asegura El País, a mediados de esta semana en Madrid y a principios de la próxima en el resto del país. Además, algunos hospitales, como el Meixoeiro de Vigo, ya han implantado un sistema similar al de Corea del Sur para hacer pruebas sin que el posible contagiado salga de su coche.
En primer lugar, y habiéndose reducido en gran medida las actividades que congregan a un gran número de personas –peligrosas por la facilidad con la cual una persona que porte el virus puede contagiar al resto– la duda planea sobre sectores como la industria: no han sido obligados a clausurar, pero muchas empresas se están viendo obligadas a hacerlo por la caída de la demanda. Los sindicatos están presionando para que se contemplen las medidas básicas de distanciamiento entre empleados. En Italia no se ha procedido al cierre del sector secundario, a pesar de que fue el primer país de la UE que tomó medidas calificadas de "draconianas": el riesgo de recesión amenaza al país mediterráneo, que quiere mantener una actividad aunque sea bajo mínimos. En la región de Lombardía, uno de los puntos críticos de la República por el número de contagios, trabajadores del textil, de la siderurgia y de la industria química hicieron huelga la semana pasada para pedir al Gobierno que ordene el cierre de las plantas ante la imposibilidad de mantener un espacio de trabajo seguro, respetando la distancia prudencial entre los trabajadores.
En España, la industria tampoco ha sido obligada a la clausura, pero muchas instalaciones sí están parando, aunque hay diferencias considerables entre sectores. UGT estima que la producción industrial cayó el lunes un 40%. La automoción está siendo la gran afectada, con cierres de plantas de gigantes como Volkswagen o PSA. La paralización de su actividad afecta a la cadena de suministro, lo que también está provocando parálisis en parte de la industria química –aunque la mayoría sigue en activo por su papel en la elaboración de medicamentos– y en la fabricación de componentes. Según explican fuentes de la patronal de la siderurgia, Unesid, el trabajo en este sector es de los pocos que sale indemnes y no se ha visto mayoritariamente afectado, así como las labores en la producción y distribución de electricidad y en las telecomunicaciones. No logran arrastrar al resto: el panorama, en general, pinta oscuro y los ERTEs se producirán en cascada a lo largo de esta semana.
En China, concretamente en Wuhan –epicentro de la pandemia– sí que clausuraron las industrias, y el resto del sector secundario del gigante asiático ha notado el impacto, aunque con datos de este martes se ha recuperado el 70% de la actividad. La producción de la llamada "fábrica del mundo" cayó un 13,5% en enero y febrero en comparación al mismo mes del año anterior. En la ciudad china donde se originó el primer brote se impuso, más allá de la industria, una parálisis total: la distribución de alimentos, un servicio básico, se vio afectada ante la prohibición prácticamente total de salir de casa y de mantener abiertos los supermercados, aunque las restricciones variaban por distritos. Fue compensado con el reparto a domicilio a grandes grupos, como comunidades de vecinos, y la intervención estatal.
No cabe duda de que medidas así lograrían reducir aún más el índice de contagio, pero los expertos en salud pública son cautelosos en aplicar recetas sin tener en cuenta las diferencias entre cada país. El equilibrio a mantener se libra entre la salud y la economía: intentar reducir al máximo el número de enfermos y de muertes sin colapsar el sistema y abocar a los países a una recesión prolongada de consecuencias inciertas. El catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Alicante Carlos Álvarez-Dardet explica que las políticas para reducir el impacto de una pandemia no deben buscar solamente ser eficaces, también efectivas: es decir, que el daño producido con la medida no sea mayor al daño que se busca evitar. Lo argumenta con un ejemplo muy explícito: "Si intentas curar una verruga en el pie a un paciente, puedes cortarle la pierna a un paciente, ¡y vaya si lo curas! Sería eficaz, pero no efectivo, porque provocas más daño", asegura. Álvarez-Dardet es escéptico con respecto al cierre de la industria y de otros sectores que no han sido obligados a la paralización o al del transporte público al completo: considera que el impacto en la economía sería inabordable.
Cierre de fronteras
En cuanto al cierre de las fronteras, aún ningún país ha prohibido la salida o entrada total de personas: aunque en la práctica, los movimientos se han reducido mucho. Italia ha restringido el movimiento de personas dentro del país, y otros Estados limítrofes, como Austria o Alemania, han limitado el paso por las fronteras terrestres. La Unión Europea baraja, al cierre de este reportaje, prohibir el paso a cualquier persona a los Estados miembro durante un mes; y decenas de países han cancelado sus conexiones aéreas con los lugares con mayor número de contagios, como la propia Italia, Irán, China o España. En nuestro país, el paso a Portugal, Francia o Andorra ya está limitado a razones bien justificadas, como de trabajo o de salud, aunque el cierre completo del espacio aéreo aún no se ha producido. En cuanto a movimientos entre regiones de un mismo Estado, partidos como el BNG o ERC piden que se cierre Madrid para impedir la salida o entrada absoluta de personas, así como Cataluña en el caso de la formación independentista catalana: un movimiento que descartó Sánchez en el Congreso este miércoles asegurando que el estado de alarma ya prohíbe el movimiento de los ciudadanos salvo causas debidamente justificadas.
El cierre total de fronteras no está recomendado por la Organización Mundial de la Salud: en un informe, aplicado a los virus de la gripe, asegura que la prohibición del paso entre países no sirve de nada por sí sola. En el contexto del nuevo coronavirus, en enero advirtió de que los movimientos de población deben seguir permitiéndose y criticó a los países que cerraban sus fronteras terrestres (en el caso de Rusia) y aéreas con China. Los riesgos son varios, señalan los expertos consultados por Newtral: no solo el gran impacto económico (en caso de limitarse también el transporte de mercancías, aunque no solo) y el miedo a fomentar las migraciones irregulares, que podrían causar nuevos focos de contagio difíciles de controlar por su clandestinidad.
Uso de 'apps' y privacidad
Para el médico residente especializado en Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Universitario de Móstoles Javier del Águila, uno de los problemas a enfrentar es que existe muy poco trabajo académico en la actualidad sobre las cuarentenas y sus efectos, por lo que nadie cuenta con una receta mágica con la que pueda asegurar que aplanará la curva sin que las consecuencias derivadas sean mayores al riesgo que se intenta evitar. Pero si tiene que escoger un paquete de medidas de los países que están logrando contener el virus con éxito, como China y Corea del Sur, es el que se dirige a identificar rápidamente nuevos contagios, aislarlos e investigar las cadenas de transmisión. En primer lugar, considera, se debe mejorar la comunicación entre hospitales, investigadores y centros sanitarios en general: "Cada hospital tiene un programa informático diferente y falta personal para procesar a buena velocidad todos esos datos". La salud pública, explica, es el "patito feo" del sistema sanitario español, aunque en emergencias sanitarias como la que nos ocupa se muestra su potencial: "Cuanta más información tengamos sobre cómo evolucionan los casos, más podemos prepararnos", considera el profesional.
Sin embargo, las medidas al respecto de Corea del Sur y sobre todo de China, explica el médico, son difícilmente planteables en España por el alto nivel de uso de información personal de los ciudadanos que necesitan. En el gigante asiático, los ciudadanos usan una app donde deben notificar a diario cómo se encuentran: en caso de presentar síntomas, el Gobierno no solo prohíbe salir de casa al enfermo, sino que impone una cuarentena forzada a todos los que hayan estado en contacto con esa persona. Para tal labor de control, el Estado del gigante asiático pone a su disposición los datos de hoteles, reservas de viajes y ubicación por GPS, entre otras informaciones.
En Corea del Sur, el alto número de pruebas a posibles contagiados ha marcado la diferencia, según Álvarez-Dardet. Mediante una aplicación, el ciudadano envía sus síntomas y en caso de tener posibilidades de albergar el nuevo coronavirus, se le manda a unas instalaciones en las que se le hacen las pruebas sin necesidad de salir del vehículo particular: así, se reduce la saturación de hospitales y centros sanitarios y se identifica con rapidez a los casos críticos. Es una "anomalía", considera el catedrático, que miembros del Gobierno o futbolistas, por ejemplo, tengan un rápido acceso a los tests mientras que la mayoría, siempre que tenga síntomas leves, desconozca si sufre la enfermedad o se trata de una gripe común o un resfriado. “Si no haces más pruebas, los datos de letalidad en el país están claramente sesgados”, añade. Sanidad, sin embargo, ya ha confirmado que abrirá los tests a personas con sintomatología leve, lo que aumentará drásticamente la cifra oficial de contagiados y bajará la tasa de letalidad.
Los modelos surcoreano y chino podrían entrar en conflicto con la legislación española en cuanto a la privacidad si no se prevén mecanismos "de información, seguridad, transparencia y gobierno abierto", explica en The Conversation Javier Valls, profesor de Derecho Penal de la Universidad de Granada especializado en regulación ética y jurídica de la inteligencia artificial y robótica. El artículo 9.2 del Reglamento de Protección de Datos permite la utilización de información sanitaria y personal especialmente protegida "cuando el sujeto cede la información mediante su consentimiento y cuando los sistemas de prevención médica o tratamiento sanitario lo determinen". Valls pone una condición: es vital "garantizar que los datos se van a utilizar única y exclusivamente para este objetivo médico. Que solo se van a guardar durante el tiempo necesario para la controlar la pandemia. Y también que los datos que van a manejar la administración y las empresas no se emplearán para otros fines ni se venderán a terceros".
El Gobierno, según se ha revelado este martes, está trabajando en la elaboración de una aplicación móvil, inspirada en la surcoreana, que permita identificar síntomas y ayudar con el tratamiento en cuarentena, aunque no se ha confirmado si también permitirá pedir una cita para que el enfermo potencial confirme que padece Covid-19. Estará disponible, asegura El País, a mediados de esta semana en Madrid y a principios de la próxima en el resto del país. Además, algunos hospitales, como el Meixoeiro de Vigo, ya han implantado un sistema similar al de Corea del Sur para hacer pruebas sin que el posible contagiado salga de su coche.
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