Si eres de la EGB, sin duda recuerdas Simago. No tantos pueden recordar, si lo sabían, que las tiendas de la popular cadena en Oviedo y Gijón fueron, junto con la de Madrid y Santander, las primeras en abrir. Esta que aparece en la foto es la de la calle Uría, mientras que en Gijón abrió en la calle Corrida y más tarde, en Avilés también, en Fernández Balsera.
Simago fue acrónimo de los apellidos de sus fundadores: Simó, Mayorga y Gómez, cubanos de ascendencia española que huyeron de la revolución castrista. Fundaron la cadena en febrero de 1960 siguiendo una fórmula de éxito que habían explotado en la isla con el nombre de La Quincallera.
Y en una larga época, la idea funcionó muy bien. Hacía competencia en el rango bajo de precios a la cercana y potente Galerías Preciados. Simago vendía toda clase de artículos del hogar: desde productos de limpieza a ferretería, de menaje a electrodomésticos, regalos, zapatos, ropa barata y, por supuesto, alimentación, puesto que contaba con una sección de supermercado.
Simó y Gómez se separaron pronto del negocio, que quedó en manos de José Manuel Mayorga. Las ventas iban bien, la afluencia de público al moderno y económico establecimiento de Uría era alta. El experimento funcionó.
A partir de 1963, la sociedad francesa Prisunic (traducido más o menos como se pronunciaba «precio único») se hizo cargo de la gestión de la cadena. Se produce una rápida expansión y hacia 1968 Simago estaba en 19 ciudades españolas y solo ocho años más tarde, alcanzó su cénit con 50 centros abiertos.
Luego, comienza el declive. Después de varios movimientos empresariales en los que participaron el Grupo March y el Banco Urquijo, en el año 1986 la familia March controlaba ya el total de Simago. Ya en la década de los 90 el negocio estaba un poco mustio. Surgen nuevas fórmulas y Simago envejeció relativamente mal. Al final se traspasa a un grupo asiático que cambió la imagen: se elimina el logo de la famosa S sobre un sello rojo y se cambia por largos frontales rojos con letras menos llamativas.
En 1997, Continente (después Carrefour) adquiere los establecimientos y ese fue el fin de Simago como tal. Siguió abierto, más como supermercado que como bazar durante un periodo no muy largo ni exitoso bajo la marca Champion. El Corte Inglés acabó adquiriéndolo y hoy en día sigue siendo un establecimiento de esa empresa, que lo mantuvo como supermercado (en la planta sótano) pese a haber adquirido el gran edificio de Galerías Preciados a pocos metros
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