miércoles, 9 de marzo de 2022
Ayer en Gijón, la Mareona fué ...Morada!
Masivo 8M: “Con toes y a por toes”
Una marea morada de miles de personas inunda el centro de Xixón para reclamar el cumplimiento de las promesas de igualdad.
Por
Diego Díaz Alonso
9 marzo 2022
Foto: David Aguilar Sánchez.
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Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y dirige Nortes.
El movimiento feminista volvió a convocar a miles de personas en Xixón tras un extraño 8M en 2021 marcado por las restricciones sanitarias. La manifestación, de carácter masivo, recorrió a lo largo de unas dos horas la distancia que separa las plazas de Toros y del Humedal. Personas de todas las edades, pero con un destacada presencia de mujeres jóvenes, tomaron las calles de la mayor ciudad asturiana para reclamar que la igualdad constitucional pase de las palabras a los hechos y se convierta en una realidad en todos los aspectos de la vida. Consignas como “Nosotras parimos, nosotras decidimos”, “Aquí estamos las feministas”, “No es un caso aislado. Se llama patriarcado” o “Ni una menos! ¡Vivas nos queremos” resonaron en las calles gijonesas, en una movilización colorida y festiva, en la que las pancartas de partidos, organizaciones y sindicatos, convivieron con otras muchas de autoproducción, elaboradas por personas a título individual. La música de charangas y batucadas animó una marcha a la altura de los mejores 8M, en el que todo el feminismo asturiano logró convivir por unas horas, haciendo a un lado sus conocidas diferencias y sensibilidades.
La cabecera de la manifestación a su salida de la Plaza de Toros. Foto: Luis Sevilla.
Había ganas de regresar a las calles y el feminismo volvió a demostrar que a día de hoy sigue siendo el movimiento más transversal y con mayor capacidad de convocatoria. Nadie puede exhibir un desborde similar: una corriente social y cultural capaz de reunir a jubiladas y adolescentes, hombres y mujeres, clases medias y trabajadoras, heterosexuales y personas LGTBI, y por supuesto todo tipo de familias. Desde la organización se señaló que el feminismo debe hacer de esa diversidad un motivo de fortaleza, y no de discordia. En el manifiesto final, leído a varias voces, y en castellano y asturiano, se trataron de integrar todas las reivindicaciones de un movimiento cuyos objetivos son tan anchos, como el mundo que quiere cambiar: desde la lucha contra las violencias machistas, el racismo y la explotación sexual, hasta la defensa del sistema público de pensiones y de cuidados, la superación de la precariedad laboral y la brecha salarial o el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros. Con toes y a por toes fue precisamente el lema escogido por la organización, poniendo el acento tanto en la pluralidad como en la potencia transformadora del movimiento de las mujeres. En ese feminismo para cambiarlo todo, en ese proyecto internacionalista y de fraternidad universal del que las mujeres feministas son portadoras, se colaron, claro está, el No a la guerra en Ucrania y en todo el planeta, la defensa del medio ambiente y la reivindicación de los derechos y saberes de los pueblos indígenas. También la comunidad LGTBI. Uno de los momentos más ovacionados del manifiesto final fue cuando Carmen Álvarez, del movimiento pensionista, defendió ante una audiencia entregada los derechos de las personas trans, dejando claro el sentir de la mayoría del movimiento feminista en ese asunto. También arrancó aplausos la reivindicación del aborto libre, gratuito y seguro, que el pasado mes de febrero lograba otro avance internacional con su despenalización en Colombia. Aunque sin duda los mayores aplausos de la ya noche del 8M, fueron para Lola, una niña de cinco años, que cerró el acto con un emotivo Puxa la llucha de les muyeres. Lola tocó la fibra sensible del público congregado, y la ovación en el Humedal fue atronadora.
Lectura del manifiesto. Foto: David Aguilar Sánchez.
No faltó la música en el final de fiesta, que incluyó un enorme globo aerostático en el solarón. Abrieron fuego las raperas La Ziega y Sira, que dieron paso a la música tradicional asturiana con Soi Panderetera y la cantante Anabel Santiago, hasta llegar al pop subversivo y eurovisivo de Rigoberta Bandini y su “Ay, mamá”. El personal estaba de subidón y bastantes personas no se querían marchar a casa sin bailar un poco más, quizá haciendo suyo el lema de la histórica anarcofeminista Emma Goldman: “Si no puedo bailar no es mi revolución”. La batucada Repercusión Feminista se prestó gustosa para quienes quisieron alargar una jornada de lucha y celebración que subió la moral del público asistente. Atrás quedan dos años marcados por el pesimismo y la negrura, y aunque afuera siguen la guerra, la pandemia y la ultraderecha, el 8M de 2022 parece haber vuelto a abrir un rayo de esperanza para quienes siguen creyendo que el mundo puede ser un lugar mejor.
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