sábado, 5 de marzo de 2022
La N.E. recuerda a Laureano Pevida...D.E.P.Lalo....
Muere el aparejador ovetense Laureano Pevida, constructor “tenaz” y “trabajador incansable”
Fundó en 2002 la empresa que lleva su apellido y que reconstruyó el edificio que se vino abajo en el fuego de Uría en 2016
José Luis Salinas
03·03·22 | 21:32 | Actualizado a las 13:38
Laureano Pevida junto a su hijo Mario Pevida.
El aparejador y empresario de la construcción Laureano Pevida González falleció esta semana en Oviedo, tras una larga enfermedad, a los 71 años de edad. Era el fundador de la compañía que llevaba su apellido Pevida Construcciones y, de hecho, estuvo trabajando hasta que su salud se lo permitió. Hasta hace solo tres semanas había estado al pie del cañón. “Era muy echado para adelante, una persona muy tenaz”, recordaba ayer, visiblemente emocionado, su hijo Mario Pevida, que ahora lleva el peso de la compañía. Similares palabras cariñosas utilizaron sus múltiples amigos. Hasta hace unos años, un grupo de ellos se reunía para hablar sobre el sector de la construcción y otras cuestiones de la vida, en unas cenas que se celebraban todos los miércoles en conocidos restaurantes de la capital asturiana. “Lo pasábamos muy bien, tengo unos gratos recuerdos, era un gran amigo”, recordaba el empresario ovetense Valentín Lesmes, uno de los habituales de aquellas cenas-tertulias.
De formación, Laureano Pevida González era arquitecto técnico, especialista en Ejecución de obras, por la Universidad de Granada. Logró el título en 1975 y, desde ese mismo momento, comenzó a trabajar. Su trayectoria profesional comenzó en Construcciones Reinerio para, posteriormente, pasar a formar parte de la plantilla de Arboleya Construcción y Promociones durante más de dos décadas. Ya con el cambio de siglo decidió comenzar a volar en solitario. Hace justo veinte años creó Pevida Arquitectos Técnicos, que devino en Construcciones Pevida. Entre sus numerosos trabajos, destacó en la época reciente la reconstrucción de la fachada del número 58 de la calle Uría, que fue pasto de las llamas y se vino abajo el 7 de abril de 2016, hace casi seis años. Fue durante un corto periodo de tiempo, presidente del Colegio de Aparejadores de Asturias.
El empresario se había criado en Fitoria, en las faldas del Naranco, donde su padre tenía una compañía de ferrallas. El nervio emprendedor ya le venía de familia. Valentín Lesmes fue compañero de Pevida en su etapa en Arboleya y también de aquellas cenas itinerantes de los miércoles que, hace unos cuatro o cinco años –antes de la pandemia– habían ido desvaneciéndose. “Nos juntábamos un buen grupo de amigos, algunos de la construcción, solíamos debatir sobre el futuro del sector, también había gente de la hostelería, por ejemplo, éramos un grupo heterogéneo y lo pasábamos realmente bien”, rememora Lesmes. “Íbamos cambiando, unas veces cenábamos en DeLabra, otras en La Goleta, en Del Arco o en Casa Conrado, luego siempre nos quedábamos de tertulia”. Unas reuniones que aún se mantienen hoy en día.
“Me lo encontraba mucho”, señala. Como persona, Lesmes asegura que Pevida era “muy serio, muy fiable, muy sincero”. Era de los que no se guardaba las cosas para sí mismo, solía decirlo todo a la cara. A veces, señalan los que lo conocían, ese era un rasgo de su personalidad que podría hacerle parecer un poco brusco. Nada de eso. “Es que era muy directo, además de un trabajador incansable”, recuerda Lesmes.
“Era muy serio, muy fiable y también muy sincero, siempre decía las cosas a la cara”, recuerdan sus amigos
“También me acuerdo de algún que otro viaje que hicimos a la costa valenciana para comprar azulejos, cualquier viaje con él era una fiesta”, señala. Una de las cualidades que destacaban de Pevida eran, recalca Lesmes, “las enormes ganas de vivir que tenía, pese a la enfermedad seguía tirando para adelante”. Su primo Manuel Pevida recalca y repite una de las cualidades por las que destacaba: “Era un trabajador incansable, llevó con una enorme entereza estos dos años de enfermedad”. Además de las tertulias que tenía con sus amigos, también era un aficionado a los deportes, más en concreto, al fútbol sala. Nunca dejó su Oviedo natal, aunque recuerda su primo que “se casó en Pola de Siero”.
La compañía que fundó allá por 2002 fue creciendo poco a poco, abriéndose a nuevos campos dentro del negocio de la construcción, pero sin perder la brújula de su actividad principal que era la de construir viviendas, pisos y casas unifamiliares. En los últimos años habían diversificado su actividad hacia el conocido como “Passivhaus”, un estándar en el mercado de la construcción para levantar viviendas mucho más eficientes energéticamente. “Fuimos de los primeros en aplicar esta técnica en edificios en altura”, recuerda Mario Pevida, “ahora acabamos de hacer uno así en la calle González del Valle”. Laureano Pevida deja viuda, María Nieves Miranda, y dos hijos, Mario y Laura Pevida Miranda. La capilla ardiente –que había sido instalada en el tanatorio de Los Arenales– cerró ayer a las nueve de la noche. La familia recibió múltiples muestras de cariño en recuerdo del constructor “tenaz” y el “trabajador incansable”.
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