lunes, 17 de febrero de 2025

Manolo Díaz, un genio humilde, nacido en la Casa Blanca de la C/ Uría...

El «sueño» del visionario ovetense detrás del éxito de Julio Iglesias, Miguel Bosé o Juanes Marcos G. García REDACCION OVIEDO Manolo Díaz junto con Bon Jovi Manolo Díaz junto con Bon Jovi Belén Carreño es la autora de «Ayer tuve un sueño» (Debate, 2025), un libro en el que repasa la trayectoria de su tío, Manolo Díaz, músico, compositor y ejecutivo de instrumental importancia en el lanzamiento de algunas de las figuras más relevantes de la música latina de los últimos 50 años 17 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h. Comentar · 0 Belén Carreño es la autora de «Ayer tuve un sueño» (Debate, 2025), una obra que recoge las memorias de su tío, Manolo Díaz (Oviedo, 1941), un hombre que es una verdadera leyenda viva de la música española, que empezó como músico y compositor en los 50 y fue pieza clave en el lanzamiento internacional de figuras como Julio Iglesias, Miguel Bosé, Carlos Vives o Juanes, entre muchos otros. Manolo Díaz Martínez (Oviedo, 1941) comenzó su trayectoria como guitarrista de Los Sonor's y, posteriormente, creó el embrión de lo que serían Los Bravos, junto con Alain Milhaud, para los que escribió ocho de los diez temas que conforman su primer disco, «Black Is Black» (1966), entre las que se encuentran las exitosas «La moto» o «Los chicos con las chicas». Desde 1977, comenzó a desempeñarse en diferentes puestos directivos en varias compañías discográficas, llegando a ser presidente de CBS-Sony-Music de España y Portugal, de EMI para América Latina, España y Portugal, de PolyGram para América Latina y de Universal Music América Latina. Manolo Díaz junto con Masiel, en el medio Manolo Díaz junto con Masiel, en el medio También ha presidido el Consejo de la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación que concede los Premios Grammy Latinos. No en vano, en 2022 Díaz fue reconocido con este galardón por toda su trayectoria. Su sobrina, la periodista Belén Carreño, ha tenido, pues, material más que de sobra para pintar este retrato imprescindible para la historia de la música de nuestro país. «He convivido en muchas etapas con Manolo y es un personaje familiar, obviamente, muy reseñable», explica la autora. Recuerda que «en casa se hablaba mucho de él y durante mucho tiempo Manolo estaba superocupado, pero yo como periodista tenía muy claro que ahí había una historia». «Lo que pasa es que Manolo era muy reticente a hacer las memorias, porque es una persona humilde y tampoco quería ajustar cuentas con nadie», añade. La semilla de «Ayer tuve un sueño» surgió, tal y como explica la autora, «a raíz de que le diagnosticaran Parkinson en el 2022, pues entonces ya se me ablanda, y ve que merece la pena hacerlo... sobre todo le convenzo por el plano del legado, de los nietos y de que su historia quede reflejada». En este sentido, uno de los objetivos fundamentales de esta obra es «rehabilitar su figura y que se le vuelva a reconocer». Carreño ya fue consciente de la importancia de su tío «desde muy joven, sinceramente, porque Manolo en los 80 era el presidente de CBS y entonces yo tendría 8, 9, 10 años, que también es cuando tienes conciencia de ti mismo, incluso más que de los demás». «Manolo en ese momento ya era una persona muy importante, amigo de Ana y Víctor Manuel, había escrito para Raffaella Carrá 'Para hacer bien el amor hay que venir al sur', que eso se cantaba todo el rato en todas partes...», asevera. indica que «en esos años 80, que son los de mi infancia, era cuando Manolo vivía en España, en Madrid, y estaba en un puesto relevante, entonces la verdad que sí que fuimos conscientes de su importancia». Los comienzos en los 50 Manolo Díaz comenzó su trayectoria «como adolescente guitarrista, en los años 50 en Madrid, que vivían un poco de escuchar el rock que se pinchaba en Radio Torrejón por los militares de Estados Unidos». En este sentido, Belén Carreño aclara que su tío «no es autodidacta, porque si fue al conservatorio, si bien no es músico de carrera, pese a que detrás hay una formación reglada». Esta inclinación hacia la música puede decirse que le viene en la sangre, pues «en su casa, su madre y sus tíos eran profesoras de piano». Precisamente, en ese Madrid de los 50 Díaz «conecta con mucha otra gente, que también tiene otros grupos, y hay un ecosistema chiquitín, pero que es pujante y en el cual se conocen todos, por eso también va cambiando de un grupo a otro». «Uno de los sitios de encuentro eran estos pubs y discotecas que empezaban a nacer, y ahí van conociéndose los grupos y cambiando de guitarrista, de cantante... en ese momento Manolo todavía no componía, empieza a hacerlo ya cuando se forma Polaris», apunta la autora de la obra. Por aquellos años Manolo Díaz «también escribe para el Festival Hispano-Portugués de la Canción del Duero, una canción para Dyango» y a partir de ahí empieza también a componer, «ya no es solo cantar, hacer coros y tocar la guitarra». Carreño cree firmemente que «parte del éxito de Manolo en la industria de la música radica en haber empezado desde tan abajo, siendo uno más de un grupo, de una banda, recorriendo el mundo en furgoneta». Esto se nota también a la inversa, es decir, en la opinión de los músicos. «La verdad es que cuando hablo con los artistas todos lo resaltan, que notan muchísimo esa empatía y esa sensibilidad que creen que viene desde el punto de vista de que Manolo estuvo del otro lado, sobre el escenario, y sí que ellos se sienten conectados con esa sensibilidad artística, no solo con la parte del ejecutivo», resalta. Una de las facetas que quiere reivindicar este libro es la del Manolo Díaz autor, músico. No en vano, el ovetense hizo canción protesta, de marcado contenido social, en unos años en los que en España era casi una quimera. «Manolo hace un disco en solitario, pero solo tiene dos long plays, aunque tiene muchos sencillos», comenta Belén Carreño. Explica que, «el segundo, que se llama «A Divided Family», es una rareza porque no logra pasar la censura y nunca se comercializa en España». «Ahora recientemente lo acabamos de subir a Spotify y lo acabamos de registrar. Yo le preguntaba a Manolo que cómo pensaba él que iba a pasar la censura, porque es un disco muy curioso, de música pop, psicodélica, muy setentero, en el que le dedica una canción a cada uno de los grandes dictadores», apunta la escritora y periodista. En este trabajo «hay una canción de Mussolini, otra Stalin, otra Lenin, es una cosa realmente muy surrealista que recomiendo escuchar». Sin embargo, «esa gran censura fue un poco el punto final de su carrera como artista». La labor ejecutiva Carreño recalca que «su primer destino en una multinacional, en CBS, fue ser director de marketing internacional. Le llevan a París para que internacionalice a grandes artistas que en ese momento son muy famosos en sus mercados locales». En este sentido, «Julio Iglesias ya era conocido en el mercado local y Miguel Bosé estaba despuntando en ese momento también». «CBS, que ahora es Sony, le pide que intente llevarlos y venderlos en otros mercados, y así es como comienza la relación con Julio», apunta. Manolo Díaz con Julio Iglesias Manolo Díaz con Julio Iglesias La relación de Manolo Díaz y Julio Iglesias ha ido más allá de lo profesional, ya que «ellos coinciden en un momento determinado en los 80, en París, con una edad muy similar, recién divorciados, ambos son muy trabajadores y eso les hace conectar muy rápidamente». Es por eso que «se inicia una relación que empieza siendo profesional y termina haciendo amical». «A día de hoy siguen siendo amigos, se separan sus carreras profesionales en el sentido de que Manolo deja CBS y pasa a Universal, con lo cual ya desde los 90 no están en la misma discográfica, pero la amistad sigue», comenta Belén Carreño. Como presidente del Consejo de la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación estuvo «poco tiempo, 2 años o 3, pero fue el primer presidente que logró realmente profesionalizar la parte latina de los Grammy, que no existía todavía como una entidad propia independiente». El legado de toda una vida Belén Carreño cree necesario reivindicar la figura de su tío, especialmente en el aspecto más musical, no tanto en su faceta como ejecutivo. «Cuando hace el cambio de artista o compositor a productor ya está cerca de los 40 años, entonces realmente es la mitad de su vida», explica. «Sin embargo, esta segunda parte tan exitosa en Estados Unidos, lanzando esas figuras internacionales como Carlos Vives o Juanes, sí que yo siento que se la ha reconocido más, especialmente en Estados Unidos, y el broche en ese sentido es el Grammy de 2022 a toda su trayectoria», añade. Paradójicamente, «en España, como su presencia fue menguando, sí se le ha olvidado un poco, y deja de ser profeta de su tierra». En este sentido, «sobre todo, lo que se olvida y que es un poco lo que quiere reivindicar también el libro es su primera parte como compositor, autor y precursor de lo que es el rock y el pop en España». No en vano, «cada capítulo es una canción de Manolo compuesta por él, o sea, son 11 canciones que son sus favoritas». Es por eso que hay un QR al final del libro que lleva al lector al índice musical, para que pueda escuchar las canciones que nombran los capítulos. Uno de los proyectos en los que estuvo involucrado el Manolo Díaz músico y que más reivindicable considera la periodista asturiana es «Aguaviva, que es un disco realmente espectacular poniendo música a poetas prohibidos», como Blas de Otero, Federico García Lorca, Rafael Alberti o León Felipe. Una de las cosas que más valora de haber escrito este libro es constatar «lo mucho que le quieren los artistas a Manolo, desde Julio Iglesias hasta Carlos Vives y Pimpinela». En este sentido, todos estuvieron «absolutamente volcados en ayudar, todo por Manolo». «Todas estas personas, no solo la parte de los artistas, sino también los compañeros que trabajaron con él en puestos ejecutivos, destacan su humanidad», concluye.

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