La alta prima de riesgo en la emisiones de Deuda, ahoga aún más a las entidades.
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La banca española, obligada a pagar más intereses para colocar su deuda
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@Eduardo Segovia - 06/03/2009Deja tu comentario (0)
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El nuevo aumento del riesgo de crédito de la banca española se tenía que traducir inevitablemente en un endurecimiento de las condiciones que exige el mercado para comprar su deuda. En efecto, hace dos semanas el Santander renunció a colocar bonos a tres años por el elevado precio exigido por los inversores internacionales, y la última emisión con aval del Estado -la de Bancaja- ha tenido que subir el tipo de interés respecto a las anteriores. La gran amenaza es que el mercado vuelva a secarse, incluso para estas colocaciones que cuentan con la garantía del Estado.
Este deterioro del riesgo de la banca española se ha puesto de manifiesto tanto en la subida hasta máximos históricos de los CDS (credit default swaps), seguros que miden el riesgo de impago de una entidad, como en la rebaja masiva del rating y de las perspectiva de varias entidades anunciada el miércoles por Standard & Poor's (redujo el rating de Caja Madrid, Popular, Ibercaja y Sabadell, y puso en perspectiva negativa a Santander y BBVA).
Aunque es innegable que las agencias de rating están cuestionadas por las elevadas calificaciones otorgadas a las titulizaciones de hipotecas subprime y por su actuación en la quiebra de Lehman, y que el mercado de CDS es poco líquido y opaco, hoy por hoy siguen siendo las dos principales formas de medir el riesgo de crédito de países, bancos y empresas.
El banco que preside Emilio Botín intentó realizar una emisión de 1.500 millones de euros en deuda a tres años sin aval el 20 de febrero, pero las condiciones de mercado se lo impidieron. Según distintas fuentes consultadas, el banco pretendía pagar un diferencial de 165 puntos básicos sobre el midswap (tipo de referencia equivalente al Euribor) a tres años. Sin embargo, el día elegido coincidió con un desplome en bolsa de la banca mundial -el propio Santander cayó el 5,38%- que retrajo la demanda de los inversores y elevó la exigencia de intereses hasta niveles de entre 190 y 200 puntos básicos sobre el citado midswap.
El banco no estaba dispuesto a asumir un precio así, por lo que prefirió aplazar la venta hasta un mejor momento. Entre otras cosas porque le supondría un coste mayor que el de emitir con aval: las entidades que lo han hecho han pagado un diferencial de 80 puntos básicos como máximo -en teoría, Santander pagaría menos- a lo que hay que sumar una comisión que cobra el Gobierno por el aval, que depende de la evolución histórica del CDS de cada entidad; en el caso del Santander, unos 90 puntos básicos.
El aval, cada vez más caro
En cuanto a las emisiones con aval del Estado, en teoría todas deberían tener un tipo similar al contar con la garantía del Reino de España. La primera en realizarse fue la de La Caixa, que pagó 80 puntos básicos sobre el midswap (precio al que hay que añadir la citada comisión que cobra el Gobierno). Las siguientes emisiones avaladas pudieron ir relajando este diferencial, e incluso Caixa Catalunya, la entidad con más morosidad de España, logró colocar la semana pasada 1.500 millones con un diferencial de 75 puntos básicos.
Sin embargo, Bancaja se vio obligada el martes a elevar este diferencial de nuevo hasta 80 puntos básicos por la subida de los CDS y el deterioro general del mercado. Hay que tener en cuenta que, en menos de un mes, se han colocado 8.500 millones de euros con aval por parte de ocho entidades, lo que ha agotado la demanda de los inversores internacionales en un momento de subida de la percepción del riesgo del sistema financiero español. Algo que también se evidencia en la fuerte caída en mercado de las preferentes y otros bonos de bancos y cajas de nuestro país.
¿Hasta dónde podemos llegar?
El problema es que lo peor puede estar por venir, si continúa agravándose la situación en los mercados. De las 10 primeras entidades que iban a salir con aval, faltan la valenciana CAM y la gallega Caixanova (el Banco Sabadell ha preferido no emitir), y luego quedan todas las demás, incluyendo entidades importantes como Ibercaja o Unicaja. Todas ellas pueden encontrar dificultades para colocar su deuda pese a la garantía pública; posiblemente tendrán que pagar un diferencial más elevado, pero incluso pueden tener que suspender sus emisiones si el mercado vuelve a cerrarse.
Esto supondría un verdadero problema para muchas entidades que andan bastante justas de liquidez para atender los vencimientos de deuda previstos en 2009. En previsión de males mayores, 10 cajas de ahorros pequeñas y medianas han decidido emitir conjuntamente 2.000 millones. Pero si llega a cerrarse el mercado para las entidades más pequeñas, España pagará caro haber sido el último país europeo en aprobar las emisiones con aval del Estado por culpa de las innumerables trabas impuestas por la multitud de organismos que participaron en el diseño de este plan.
Hay quien afirma incluso que Botín puede plantearse acogerse al plan de avales si el mercado no le permite emitir sin aval a un precio aceptable. Pero ahí tropieza con que BBVA emitió el 9 de enero 1.000 millones en bonos a cinco años sin aval, con un diferencial de 180 puntos básicos. Eso forzó al Santander a renunciar al aval para no ser menos. En teoría, su posición de liquidez -asegura contar con 83.000 millones en activos para descontar en el BCE, el Banco de Inglaterra y la Fed- le permite aguantar sin emitir hasta que escampe, pero todo tiene un límite.
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