Óscar Pérez, un exclusivo alpinista de vanguardia incomunicado una semana a 6.300 metros
@Carlos Matallanas.- 15/08/2009
Óscar Perez (i) y Álvaro Novellón (d), en el Latok. Existen personas a las que la vida cotidiana se les queda pequeña. De ellas, hay otro grupo minoritario a los que los retos que a la mayoría de mortales les daría pereza llevar a cabo tampoco les satisfacen demasiado. Pero es que en esta ya pequeña selección de ‘insatisfechos’, se esconde un exclusivo y mínimo grupo de individuos que sólo sienten el placer de estar vivos demostrándose a sí mismos hasta dónde alcanzan los límites del ser humano, tanto física como psíquicamente.
Utilizan para ello actividades de riesgo. En el caso del alpinismo, estos individuos se diferencian del resto por sostener sobre sus hombros la vanguardia de este deporte. Óscar Pérez, el montañero oscense que permanece desde hace más de una semana incomunicado a 6.300 metros en el Latok II de la cordillera del Karakorum (Pakistán), es uno de ellos. Y también lo son la mayoría de los compañeros que han acudido a rescatarle.
Están lejos de ser temerarios puesto que, ante todo, lo que les permite arriesgar hasta el límite son, precisamente, sus grandes habilidades y conocimientos, su gran fortaleza y la enorme cordura y tranquilidad que aplican en situaciones donde a la gran mayoría de los mortales les poseería el pánico.
Viven por y para las hazañas. No como vehículo de reconocimiento público (aunque sí es cierto que son figuras relevantes dentro de su entorno), sino como la única manera que tienen de sentirse llenos, completos. Huyen de la actividad comercial alpinística, aquella que permite a cualquier persona sana y en forma trepar hasta la cima de un ‘ochomil’ alquilando unos buenos guías y unos sherpas que le reduzcan el riesgo y la dificultad al mínimo. Su visión de este deporte es radicalmente la contraria.
Son un 'Club de Superhombres’. No quieren depender de nadie y buscan incesántemente nuevos retos. Quieren saber que son muy pocos en el mundo los que pueden conseguir esas metas que se fijan. Se identifican unos a otros en las montañas, se saben afines, son conscientes de estar a un nivel muy superior al del resto de compañeros y, además, se autoexigen día a día mejorarlo. De esta manera es como Álvaro Novellón y Óscar Pérez se hicieron compañeros de cordada. Así lograron el ‘piolet de oro’ de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME) al escalar el Latok III en 2006 tras permanecer siete días colgados de una pared.
Situación crítica
Y así es como, en su último viaje a los límites, el riesgo les ganó la batalla y se tornó en desgracia. Óscar Pérez lleva ocho días solo en su vivac a unos 6.300 metros con una mano y una pierna rota (seguramente tibia y peroné) después de sufrir un accidente en el Latok II cuando se habían propuesto alcanzar el Latok I por la cara norte. Fieles a su manera de vivir este deporte, atacaron esta dificilísima cima, que jamás nadie alcanzó, al estilo alpino, esto es, sin porteadores, sin campos de apoyo, sin cuerda fijas y cargando ellos con todo lo necesario para la travesía.
Antes de emprender el camino, sabían de sobra y de antemano lo que significaba tener un accidente en estas condiciones. Precisamente, ese es el límite que buscan rozar para sentirse llenos. Por eso, una vez ocurrido el contratiempo, Óscar tenía muy asumido que le tocaba aguantar más o menos una semana en la más absoluta y cruel de las soledades.
Y los que le conocen bien sólo tienen ahora una esperanza: la de que está vivo porque mentalmente es muy fuerte y porque ha asumido desde el principio que le toca, esta vez, rozar los límites del sufrimiento y tratar de no perder la partida. Sus paisanos de Tramacastilla de Tena afirman categóricos que “no se va a dejar abandonar”. Y Manolo Bara, presidente de su club, el Peña Guara de Huesca, centro neurálgico del dispositivo de rescate, aseguró a El Confidencial que todo este esfuerzo lo están haciendo porque “sabemos que está vivo, que va a aguantar”.
Bara habla con orgullo de Pérez y Novellón. Son unos de los estandartes de un club con 4.500 socios. En esta actividad deportiva donde no hay competición, son los propios alpinistas quienes se ‘seleccionan’ y se eligen unos a otros. Luego, los clubes son los que les facilitan realizar sus expediciones y quienes están al tanto de lo que va aconteciendo en ellas.
Y desde que Novellón llegó el sábado pasado ‘abajo’ y avisó del accidente, el club no ha cesado ni un instante para montar el rescate. Se tardaron varios días en activar el dispositivo. Sebastián Álvaro (experto montañero y gran conocedor de la zona) ha sido quien se ha encargado desde el pie de la montaña de coordinar todo el proceso. Por cierto, movilización ejemplar y solidaria donde las haya. Y ayer, por fin partieron tres montañeros (también del 'Club de los Superhombres’) en su búsqueda mientras que otras quince personas, entre ellas Novellón, montan las infraestructuras necesarias para llevar a cabo el descenso del herido.
Son alpinistas por encima de todo
Óscar le dijo a su compañero de cordada en sus últimas palabras que fuese a por ayuda, que él esperaría tranquilo sabiendo que tardaría siete u ocho días en volver. Habiéndose cumplido este límite, un par de helicópteros no cesaron este viernes de rodear la zona donde se encuentra herido Pérez para que el montañero se sintiese buscado y no decayese.
La familia más cercana de Óscar –sus padres y su hermana- no paró de dar ánimos a los responsables de Peña Guara para que movilizasen hasta al mismísimo presidente del Gobierno con el fin de activar el rescate cuanto antes. Bara afirma que a este tipo de alpinistas de vanguardia les cuesta mucho hacer asimilar a sus seres queridos que esta afición tan peligrosa es el centro de su vida. Incluso a Pérez, criado en un pueblo de montaña y con familia nada ajena a la vida en la naturaleza.
Y es que esta es su verdadera dedicación y preocupación. La gente como Óscar es primero alpinista, y luego lo que sea que hagan para poder vivir. Él ha sido técnico en instalación eléctrica, según nos contó Bara. Pero estos individuos simplemente buscan ocupaciones que les permitan entrenarse y poder realizar sus largas expediciones en busca de sus altas metas.
Ni que decir tiene que físicamente son unos privilegiados. Óscar Pérez, de 33 años, realizó ciclismo en su adolescencia a niveles de competición, para después descubrir que lo suyo era la montaña. Y ahora se ve poniendo su resistencia al límite para seguir entre nosotros.
Mañana, domingo, se espera que la primera avanzadilla llegue hasta él. Entonces acabará la incertidumbre de todos, para mal o para bien. Hay que estar preparado para lo peor porque las esperanzas ciertamente son mínimas. Nunca jamás se realizó un rescate tan complicado como este. Pero si alguien puede salir vivo de un accidente así, ese es Óscar. Un miembro exclusivo del 'Club de los Superhombres'.
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