sábado, 29 de octubre de 2011

La recesión de nuevo está....

Ahí

La economía tras la eurocumbre: Menos crédito, recesión más cercana

Los líderes europeos que se reunieron el pasado miércoles en Bruselas han demostrado, una vez más, un superávit de buenas intenciones y un decepcionante déficit de resultados concretos para paliar la crisis de deuda.
En la madrugada del jueves saltaba la primera resolución fehaciente y la que, de momento, más afecta a España: las exigencias de recapitalización a la banca europea por valor de 106.000 millones de euros. De éstos, 26.000 corresponden a las entidades españolas, una cantidad sólo superada por las necesidades de Grecia.
A continuación se destacan las medidas tomadas por los dirigentes de la UE y los principales retos y lagunas que dibujan para el futuro:
1. Recapitalización
La Autoridad Bancaria Europea asesta un doble golpe a los bancos españoles Santander, BBVA, Bankia, CaixaBank y Popular. Por un lado deberán, al igual que el resto de entidades del continente, elevar su ratio mínima de capital de calidad (core capital) al 9%. Por otro, el valor de los bonos estatales de España se fijarán al precio de mercado y no de vencimiento, y se cuestionan los créditos a la Administración Pública. ¿Qué significa esto? Pues que, dada la extrema volatilidad que sufren en este momento los títulos de deuda soberana en los mercados y la cierta desconfianza que inspira España en los inversores, todos los bonos en manos de los bancos valdrán menos. En concreto, esta depreciación supone una pérdida de 6.290 millones de euros para las entidades. En realidad, aunque no se trate de una quita formal de deuda como sí ha sucedido con Grecia, la devaluación equivale a un perdón del 3% de los pagos que España debe a sus acreedores. Sumando estas dos inclemencias, los bancos del país deberán obtener como puedan 18.000 millones de euros. El dato que surgió en la madrugada del jueves fue de 26.000 millones, pero hay que tener en cuenta que las entidades podrán computar sus bonos convertibles como capital válido, reduciendo así las exigencias en 6.000 millones. El objetivo ideal es que los bancos puedan financiarse acudiendo a los mercados, pero si les fuera imposible podrían acudir al Estado o, en última instancia, al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF). Los propios afectados aseguran que no necesitarán ayuda pública.
Las entidades españolas deberán captar 18.000 millones de euros en los mercados.
2. Menos crédito
Estas exigencias implican que los bancos tendrán que esforzarse en conseguir financiación para ellos mismos. Por este mismo motivo, tendrán menos margen para conceder créditos a los consumidores. Es decir, por si el grifo bancario no estuviera ya lo bastante obstruido, las empresas y familias tendrán aún más dificultades para financiarse. La consecuencia es que se ralentizará una actividad económica que ya estaba por los suelos. Esto ennegrece las perspectivas del crecimiento del país para 2012 y proyecta la amenaza de una nueva recesión, algo que no descarta el director del Servicio de Estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina. Según el FMI, el PIB crecerá un 1,1%. Como en una cadena de desdichas, esto dificultará el objetivo pactado con Bruselas de llegar a un déficit del 3% del PIB en 2013.
3. El Fondo de rescate
Ha sido una de las conclusiones más vacuas de la reunión en Bruselas. Durante toda la semana se había especulado sobre el modelo para engordar el EFSF, que en este momento dispone de 440.000 millones de euros, con el fin de que tenga la capacidad para rescatar a los países más grandes. Pues bien, se ha decidido que su capacidad ascienda hasta el billón de euros. Pero lo único que aprobaron sobre su futuro modelo es que quedan abiertas las opciones para elegir uno u otro.
Una de las opciones es un fondo que funcione como un seguro y que garantizaría el 20% de cada emisión de deuda de los países más débiles, lo cual reduciría los costes de financiación de dichos Estados y animaría a los inversores a comprar deuda. La alternativa es la creación de un Special Purpose Vehicle (SPV), un organismo nuevo con personalidad jurídica propia donde puedan invertir inversiones privadas y públicas, fondos soberanos y, especialmente, potencias emergentes como China, India o Brasil.
4. Grecia
Los inversores privados que posean deuda griega deberán soportar una quita del 50%. Esto supone que se le condonan al país heleno unos 100.000 millones de euros. El objetivo es que la deuda griega se reduzca hasta el 120% del PIB en 2020, aunque las previsiones apuntan a que la deuda ascenderá a 172,7% del PIB este año. Con todo, no son pocos los analistas que ven esta quita insuficiente. Conviene recordar que el informe de la troika supervisora (formada por la UE, el Banco Central Europeo y el FMI) apuntaban en su último informe que el país heleno necesitaba una quita del 60% para que sus finanzas fueran sostenibles.
La ‘troika’ de supervisores creían que en Grecia hacía falta una quita de deuda del 60%.
5. Reformas en España
El Eurogrupo da la “bienvenida” a las reformas del Gobierno español para reducir el déficit, pero cree que hacen falta más planes para frenar el “inaceptable” nivel de desempleo, que alcanza los 5 millones de personas, según la Encuesta de Población Activa difundida ayer. Este rapapolvo se produjo, curiosamente, el mismo día en que la canciller alemana, Angela Merkel, alababa en el Bundestag las “importantes” medidas del Ejecutivo de Zapatero, destacando la reforma constitucional pactada en agosto entre los grandes partidos, PP y PSOE, para fijar un límite legal del déficit y la deuda públicos.
6. Retos para el futuro
Los acuerdos de esta semana tal vez proporcionen cierto alivio (las bolsas reaccionaron con euforia al día siguiente de la reunión) pero no despejan ni de lejos las incertidumbres. La lentitud de los líderes europeos es exasperante. En este sentido se pronunció el jueves Barclays con un informe que calificaba la gestión de la crisis de deuda como “un proceso dolorosamente lento”.
A las citadas dudas sobre Grecia se añaden las incógnitas sobre los potenciales inversores en el EFSF. Así, China está satisfecha con el “marco de consenso” de la cumbre, aunque las declaraciones de ayer de sus autoridades no dan nada por sentado. Por su parte, el FMI tampoco ha concretado qué hará. Y aunque Alemania se opone completamente a que el EFSF se nutra del BCE, el nuevo presidente del regulador, Mario Draghi, afirmó el jueves que “el Eurosistema –los bancos centrales– está determinado a seguir con medidas no convencionales para prevenir el mal funcionamiento de los mercados”. Es decir, que ninguna puerta está cerrada.

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