Seis días para desmontar la rueda de hámster en que se ha convertido Europa
BMS
viernes, 21 octubre 2011, 13:24
Decía el ministro de Economía griego a principios de semana, mientras las calles de Atenas se convertían en escenario de auténticas batallas campales entre la policía y unos ciudadanos desesperados por tanto recorte económico -y, por consiguiente, social-, que “todo puede ir a peor”. Venizelos hacía esta advertencia, para que sus compatriotas comprendieran la necesidad de implementar más medidas de austeridad: “Entre una mala situación y una catástrofe hay una diferencia inmensa”.
Pero la cuestión es si esta “mala situación” no es ya una “catástrofe”. Cifras como un 21% de paro en España -usamos esta porque por empatía es la que más nos duele, aunque sabemos que hay muchas peores-, son más catastróficas que malas, y si no, atentos a lo que comentaba el otro día un bróker en una conversación privada sobre la situación de países como España: “Más vale que empecemos a ver los telediarios griegos, para saber lo que nos espera”. Sin duda, los políticos europeos deben este fin de semana tomar medidas inmediatas, firmes, contundentes, urgentes, realistas… y todo adjetivo en este sentido que se nos ocurra.
Los expertos de Barclays, sin embargo, emplazan a mirar algo más allá, a “los seis días para salvar Europa” de que disponen los mandatarios del Viejo Continente:
- Eurogrupo hoy.
- Reunión bilateral Merkel-Sarkozy mañana.
- Cumbre Europea el domingo.
- Debate en el Bundestag sobre los acuerdos del domingo en Bruselas.
- Segunda Cumbre Europea el miércoles.
Lo que hay sobre la mesa en Bruselas es la recapitalización de los bancos, decidir si se aplica una quita sobre la deuda de Grecia, y ampliar y otorgarle más funciones al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF). En este último punto surgen importantes discrepancias entre Alemania y Francia. Berlín se niega a que el fondo se convierta en un banco con dinero impreso por el Banco Central Europeo (BCE).
Javier Flores, analista independiente, cree que lo realmente relevante en la cumbre del domingo “y a lo que debemos estar atentos, es al tamaño del EFSF, en función de cuyo apalancamiento podremos cifrar el éxito o no del encuentro, determinante más que nunca para España y nuestros dos grandes bancos, BBVA y Santander”. Muchas han sido las cifras que se han barajado sobre el nuevo EFSF, que ahora dispone de 440.000 millones de euros. The Guardian aseguraba a mediados de semana que el acuerdo franco-alemán apostaba por una ampliación hasta 2 billones de euros, aunque el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, habría acordado con los diputados germanos un máximo de un billón.
Eso sí, el propio Flores reconoce que la ampliación del EFSF, es “con lo que tendremos que conformarnos”. En su opinión, esto es solamente “lo que los europeos sabemos hacer muy bien, que es ganar tiempo y pedir nuevamente un margen de confianza al mercado, dejando para más adelante lo que realmente importa”. ¿Y qué es lo que realmente importa? “La mejor noticia sería un itinerario y calendario detallados para configurar la emisión de Eurobonos en el futuro, posibilidad de la que por el momento podemos olvidarnos, o el adelanto de la puesta en marcha del ESM a mediados de 2012 frente a la fecha prevista actual (mitad de 2013)”.
Steen Jakobsen, Economista Jefe de Saxo Bank, confía en que Alemania cederá y “optará por el camino de la solidaridad más que el de la disciplina fiscal”, pero… advierte: “De aquí en adelante, vamos a ver más medidas encaminadas a prolongar y disimular, pero el ratio de dichas medidas respecto de la necesidad inexorable de destruir la deuda y extender las repercusiones de las malas decisiones del pasado cada vez va a jugar más a favor de esto último. La consecuencia de todo ello va a ser una gran confusión; quizás entre 12 y 24 meses de mucho dolor, puesto que las expectativas de concesiones son inciertas y penosas. Pero los beneficios de desmontar la rueda del hámster en la que se ha convertido la estrategia de prolongar y disimular serán realmente ingentes. Después de todo, la economía es como un incendio forestal: una aparente devastación, puesto que el antiguo bosque queda parcialmente destruido, pero la destrucción también es una renovación que permitirá florecer un ecosistema de mejor calidad en ese mismo lugar”.
Por su parte, Stephen Walsh, director de inversiones de Western Asset, filial de Legg Mason, también duda, porque no está convencido de que la quita de Grecia (“vemos probable recortes del 30% al 40%”), la recapitalización de los bancos o la ampliación del EFSF, sean suficientes para atajar la situación: “Por eso, somos sumamente cautelosos a la hora de introducir riesgo en las carteras”.
LA RECAPITALIZACIÓN DE LOS BANCOS
Keith Fitz-Gerald, estratega jefe de inversión de Money Morning, se pregunta con ironía: “¿Por qué hay tantos analistas e inversores nerviosos si la recapitalización de los bancos europeos, por supuesto, va a restaurar la confianza y la estabilidad?”. Y se contesta: “Hablando sin rodeos, porque no funcionará. El FMI dice que las necesidades serían de unos 200.000 millones de euros, pero yo creo que serían de un billón si se tienen en cuenta las participaciones cruzadas y la conexión en cadena que hace que el sistema bancario parezca un queso suizo. Hay tres factores especialmente problemáticos: se va a recapitalizar sin saber exactamente qué cantidad es necesaria y cuál debe ser su ubicación; los bancos sanos, que no necesitan una infusión, la recibirán de todas formas; cualquier banco mal capitalizado será el recipiente del capital que ha sido desviado desde los bancos sanos a los activos tóxicos.
Como digo desde que comenzó la crisis en 2008, los reguladores están luchando en la batalla equivocada. Están preocupados por la liquidez cuando el problema es la solvencia (…) No hay en el planeta, literalmente, dinero suficiente para recapitalizar el sistema financiero si no se elimina el riesgo que se ha convertido en una plaga”. Las cifras que ofrece Fitz-Gerald estremecen: “Los bancos han invertido en instrumentos valorados en 21 billones de dólares, pero su exposición total es 28,4 veces esa cifra, 600 billones (…) El caso de Kweku Adoboli, director de ETFS de UBS, que provocó un agujero de 2.000 millones de dólares en el balance de la entidad suiza, demuestra que nadie sabe exactamente cuánto dinero gastan los bancos en sus inversiones, porque los instrumentos derivados o de deuda soberana están aún en su mayoría sin regular o se regulan por sí mismo sin la industria. Así que… ¿Qué puede hacer con su dinero? Todo”.
María Gómez
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