miércoles, 3 de julio de 2013

De mis Genius...

Un chico familiar

El Mundo.
Rufus Wainwright, en un retrato promocional. | ELMUNDO.es
Pongámonos en antecedentes: el 18 de enero de 2010, Rufus Wainwright (1973, Rhinebeck, Nueva York, EE.UU.) perdió a su madre, Kate McGarringle, afamada cantautora canadiense y uno de sus pilares artísticos. Un cáncer, otro más. Año y medio después, Rufus, su hermana Martha y diferentes amigos de la familia como Antony Hegarty, Emmylou Harris, Norah Jones o Teddy Thompson se reunieron en el Town Hall Theater neoyorquino para rendirle homenaje y, de paso, registrar un concierto-documental: 'Sing me the songs that say I love you. A concert for Kate McGarringle'.
Dirigida por la australiana Lian Lunson, que ya se se había sumergido en el mundo del documental pop de la mano de 'Leonard Cohen: I'm Your Man' (2005), la cinta (estrenada durante la última Berlinale, pero, por ahora, sin fecha en España), es un conmovedor 'flashback' coral por el cancionero de McGarringle, con Rufus como maestro de ceremonias. El músico, que actúa el viernes 5 de julio en Barcelona (Festival Cruïlla) y el lunes 22 en Madrid (Teatro Real), respondía entonces, cuando la Berlinale, en una de las salas del 'Berlinale Palast" a las preguntas de ELMUNDO.es. Emotivo, sí, pero nada nostálgico.
Pregunta.- ¿En qué sentido le ayudó su madre cuando comenzó en el mundo de la música?
'En mi boda sólo tuvimos un 'paparazzo'. Luego fui a la Anne Hathaway y tenía hasta helicópteros. Me puse celoso'
Respuesta.- Básicamente, ella nunca perdió la fe en mi deseo de sobrevivir. Ya fuera en el tema de las drogas, cuando supo que yo era gay o cuando entré en el mundo del espectáculo, ella siempre supo que yo era un superviviente.
P.- ¿Qué canción de su propio repertorio le recuerda más a su madre?
R.- Bueno, hay un tema que escribí hace años, llamado 'Beauty mark', que habla sobre ella. Lo compuse después de que me dijera que todo lo que estaba tocando en el piano era horroroso. Entonces yo era bastante autoindulgente y parecía una caricatura de Joni Mitchell, así que me dijo: "Por favor, tranquilízate y céntrate un poquito". A raíz de eso escribí 'Beauty mark', para que se callara. ¡Y lo hizo! [ríe]. Pero en realidad, la canción que ella de verdad adoraba era 'Zebulon', la última de 'All days are nights: songs for Lulu' (2010). Esencialmente, habla de su enfermedad y de su estancia en el hospital y de mis sentimientos sobre todo esto, pero de una manera muy impresionista, nada directa.
P.- ¿Considera que toda esta situación le ha hecho una persona más fuerte?
R.- O te haces más fuerte o te desmoronas. No lo veo como una victoria personal o una hazaña, simplemente es lo que tenía que hacer para conseguir ser feliz. La verdad es que soy muy afortunado porque nunca jamás he sufrido depresión, cosa que sí han vivido otros miembros de mi familia, así que no sé lo que es luchar contra esta enfermedad. Igual lo tengo que hacer algún día, pero mi carácter siempre ha sido muy muy positivo. Es curioso, pero puedo estar rodeado de tristeza y no acabar totalmente abrasado por ella.
P.- Es un poco como el documental: todo el mundo llora en el escenario, pero al final hay una sensación optimista.
R.- Exacto. Mi madre era igual que yo. Era una persona muy feliz por naturaleza, pero también tenía un lado oscuro que le gustaba explorar. Lo suyo era una especie de misticismo. La verdad es que era un poco brujilla [ríe].
P.- ¿Cuál es el mejor recuerdo de su infancia?
R.- Pues sería mi hermana, Martha Wainwright. Nuestra madre y nuestra abuela siempre nos obligaban a estar juntos todo el tiempo aunque nos peleáramos como el perro y el gato. Comíamos juntos, cantábamos juntos, nos íbamos de viaje juntos... Y al final funcionó. Como decía mi abuela: "Recuerda que Martha es la única persona que de verdad tienes". Y ahora disfrutamos de un vínculo increíble y somos capaces de ayudarnos el uno al otro.
P.- En 2012 se casó. ¿Por qué se decidió a hacerlo?
R.- Decidí casarme porque sabía que Jörn [Weisbrodt], mi marido, quería estar totalmente involucrado en el cuidado de mi hija [que nació en 2011 gracias a Lorca Cohen, la hija de Leonard Cohen]. Quería una estructura, hacerlo oficial y dejar claro que él es mi guardián legal. Además, también estaba toda la cuestión política del matrimonio gay, algo muy importante en el estado de Nueva York y que sirve de ejemplo para todo el país. Y bueno, le adoro y mi madre le adoraba. Es gracioso, porque recuerdo estar en la fiesta de aniversario de boda del genial Van Dyke Parks, creo que era el trigésimo, esto fue hace ya unos años, y le pregunté a su mujer: "¿Pensaste alguna vez que esto iba a durar 30 años?". Y ella me miró muy extrañada y me dijo: "Rufus, cuando te casas es para siempre". ¡Ése era el concepto que hasta entonces no estaba ni en mi vida ni en mi cabeza!
P.- ¿Cómo fue la ceremonia?
R.- Fue una boda increíble en Montauk [estado de Nueva York]. Vinieron Yoko Ono, Julianne Moore, Lou Reed... Todo el mundo. Es curioso porque sólo tuvimos un paparazzo o quizá dos. Pocas semanas después, estuve en casa de Anne Hathaway, en California, donde celebraba su enlace y ella tuvo dos helicópteros. Me puse muy celoso.
P.- ¿Cómo reaccionó su madre cuando supo que era gay?
R.- Bastante bien, igual que mi padre. Aunque, claro, era 1987. Yo era muy joven, tenía sólo 14 años, y en aquella época ser gay era casi una sentencia de muerte, así que entendí totalmente sus miedos. Éste es un gran ejemplo para demostrar el tipo de familia liberal y bohemia que éramos. Aunque, bueno, a ver, ella jamás me dijo: "Me alegro de que seas gay". Jamás lo dijo. Pero seguro que era feliz si yo lo era.
P.- Sus canciones nunca han ocultado su orientación sexual.
R.- A mí nunca me ha dado vergüenza expresar mis sentimientos más profundos o mis creencias y dejar que todo el mundo lo sepa, para bien o para mal. Aunque al principio de mi carrera hubo incluso quien me llegó a sugerir que me hiciera pasar por bisexual.
P.- ¿De verdad?
R.- Sí. Mirando hacia atrás ahora pienso que si me hubiera centrado más en esa clase de estrategias ahora tendría muchísimo más éxito. Pero la verdad es que miento fatal. Soy un jugador de póquer espantoso. Pero creo que mis fans, buena parte de la prensa y muchos otros artistas aprecian mi sinceridad. La verdad siempre perdura.

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