La cultura en tiempos de crisis:
un lujo prescindible
Malas noticias para la industria cultural: los españoles gastan casi 200 euros menos en ocio, espectáculos y cultura que el año anterior. Las primeras consecuencias de una España “más competitiva” se dejan notar en el consumo de este sector, pero también en la ropa y el calzado, y en decorar el hogar. Lo que preocupa es pagar la vivienda, el agua, la electricidad, los alimentos y el transporte, y la subida del precio de los mismos a la que se debe hacer frente.
Así se lee en los datos que arroja la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) del año 2012, que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE), en la que los españoles demuestra su consideración de la cultura como un lujo, un consumo prescindible cuando las cuentas no salen y duele llegar al fin de mes más de lo normal. En términos absolutos, los hogares españoles gastaron en 2012, de media, cerca de 1.000 euros menos.
El estudio, que incorpora por primera vez nuevas cifras de población –provenientes del Censo del año 2011- para estimar el gasto del conjunto de la población, certifica una reducción del 9,8% en cultura, lo que supone un gasto medio de 1.670 euros por hogar al año. Es decir, 182 euros menos que el año anterior. Sólo en hoteles, cafés y restaurantes se reduce la inversión más (199) que en cultura. Pero todavíainvierten más en cultura que en comunicaciones, en plena revolución del modelo de consumo con la implantación digital.
Tropiezo mortal
Lo más dramático para el sector es que desde el año 2006, la variación anual constante es la mayor caída en gasto de todos los subgrupos, entre los que se encuentran alimentos y bebidas, mobiliario y equipamiento de la vivienda, salud, transportes, enseñanzas o comunicaciones. Este valor recoge la evolución eliminando el efecto de los precios, lo que indica que cuando se reducen los ingresos el ciudadano decide prescindir del consumo cultural, una sangría a la que la polémica subida del IVA sobre estos productos tampoco ayuda a frenar.
En el detalle se desvela que es la población parada la que más ajusta su inversión en el interés cultural (4,7). El ocupado gasta casi dos puntos más (6,6) y el jubilado se queda entre ambos (5,1). En la gran tarta de gasto del hogar, el ocio, los espectáculos y la cultura suponen un 5,9 % del total de los 28.152 euros de gasto medio por hogar y año. Curiosamente, los hogares con sustentador principal ocupado son los que más reducen su gasto total (un 4%), mientras que en aquellos en los que el sustentador está jubilado o retirado son los únicos con tendencia positiva (0,8%).
Los ciudadanos universitarios invierten casi dos puntos más que quienes no cuentan con una educación superior. La mayor diferencia entre ambos grupos de población está en el gasto en hoteles, cafés y restaurantes: los universitarios desembolsan un 10,1% de sus ingresos en estos y los otros un 7,9%. De esta manera, tal y como cuenta el trabajo del INE, el universitario con trabajo es el salvador de la industria cultural. Un diagnóstico con futuro poco alentador.
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