jueves, 5 de septiembre de 2013

Economistas frente a la crísis

Las Cumbres del G20 cinco años después de la caída de Lehman Brothers

Por Economistas Frente a la Crisis
La coordinación de la política económica a nivel mundial continua siendo imprescindible, para aunar esfuerzos frente a la crisis y para homogenizar las reglas que rigen aquellos sectores con repercusión sistémica, como el sistema financiero y el intercambio de información para evitar fraude fiscal y paraísos fiscales. Damos la bienvenida a esos esfuerzos y apoyamos un papel más activo de un foro informal como el G20 en el reajuste de los desequilibrios macroeconómicos globales.
Pero los resultados de las medidas de consolidación fiscal, fundamentalmente a partir de la Cumbre de Toronto de 2010, han provocado una contracción económica y sufrimiento a millones de personas que no se sustenta en postulados económicos firmes, ni en la observación de la realidad económica y social.
Los párrafos que se reproducen a continuación corresponden a fragmentos de los comunicados acordados por los líderes del G20 en cada una de las cumbres que han mantenido desde la caída de Lehman Broters en septiembre de 2008.
De cada comunicado hemos seleccionado los párrafos que hacen referencia a la orientación de la política fiscal y a los planes de estímulo o consolidación fiscal que han ido perfilando la política económica mundial, y por tanto el crecimiento económico y el empleo.
El lector observará la evolución de estas políticas, desde medidas de puro impulso keynesiano, para salvarnos del colapso financiero al que se vio enfrentada la economía mundial en ese otoño de 2008, hasta las declaraciones como la de la Cumbre de Toronto de 2010, que recogen los fundamentos ideológicos de la doctrina de la “austeridad expansiva”.
Juzguen Vds. mismos:
Fragmentos de las declaraciones de las Cumbres del G20
Frente a este contexto de deterioro de las condiciones económicas en todo el mundo, estamos de acuerdo en que hace falta una respuesta más amplia de las autoridades basada en una mayor cooperación macroeconómica para restaurar el crecimiento, evitar contagios negativos y apoyar a las economías de los mercados emergentes y en vías de desarrollo. Como pasos inmediatos para lograr estos objetivos, así como para hacer frente a los desafíos a largo plazo:
  • Usaremos medidas fiscales para estimular de forma rápida la demanda interna, al tiempo que se mantiene un marco propicio para la sostenibilidad fiscal.
  • En casos donde los severos trastornos del mercado hayan limitado el acceso a la financiación necesaria para poner en marcha políticas fiscales contra-cíclicas los bancos de desarrollo multinacional deberán asegurarse de que ofrecen soporte, tal y como necesitan, a los países con buenos antecedentes y políticas sanas.
Restaurar el crecimiento y el empleo
Vamos a emprender una ampliación fiscal concertada y sin precedentes, que salvará o creará millones de empleos que de otro modo se habrían destruido y que, para finales de año, representará 5 billones de dólares, elevará la producción en un 4% y acelerará la transición hacia una economía ecológica. Nos hemos comprometido a proporcionar la escala de apoyo fiscal sostenido necesaria para reactivar el crecimiento.
En conjunto, estas acciones constituirán el mayor estímulo fiscal y monetario y el programa de apoyo más extenso para el sector financiero de los últimos tiempos. Actuar conjuntamente refuerza el impacto y las medidas políticas excepcionales anunciadas hasta la fecha deben llevarse a la práctica sin demora. Hoy hemos acordado 1 billón de dólares más de recursos adicionales para la economía mundial a través de nuestras instituciones financieras internacionales y la financiación del comercio.
Estamos convencidos de que si aplicamos las políticas que hemos acordado, limitaremos los costes a largo plazo de nuestras economías y, por tanto, reduciremos la escala de la consolidación fiscal necesaria a largo plazo.
Nuestros compromisos nacionales para restablecer el crecimiento han tenido como resultado el estímulo fiscal y monetario más grande y coordinado jamás emprendido. Actuamos juntos para incrementar drásticamente los recursos necesarios para impedir que la crisis se extienda por todo el mundo.
Nos comprometemos hoy a mantener el impulso hasta que la recuperación esté aseguradaVamos a evitar la retirada prematura de los estímulos. Al mismo tiempo, prepararemos nuestras estrategias de salida y, cuando sea el momento adecuado, retiraremos nuestro extraordinario apoyo fiscal y monetario de una manera cooperativa y coordinada, manteniendo nuestro compromiso con la responsabilidad fiscal.
En el corto plazo, hay que continuar con nuestros programas de estímulo para apoyar la actividad económica hasta que la recuperación claramente se haya afianzado. También tenemos que desarrollar un proceso transparente y creíble para retirar nuestro extraordinario apoyo del sector fiscal, monetario y financiero, que se aplicará cuando la recuperación esté plenamente asegurada.
Los esfuerzos realizados hasta ahora han sido fructíferos. El estímulo fiscal y monetario otorgado, sin precedentes y coordinado globalmente, está jugando un papel notable contribuyendo a restaurar la demanda privada y el crédito.
Al mismo tiempo, los acontecimientos recientes resaltan la importancia de mantener finanzas públicas sostenibles y la necesidad de nuestros países de lanzar planes creíbles, sobre la base de cronogramas adecuados, favorables al crecimiento, diferenciados y adaptados a las circunstancias nacionales, a fin de proveer sostenibilidad fiscal. Aquellos países con desafíos fiscales graves necesitan acelerar el ritmo de la consolidación fiscal.
Hoy acordamos:
Continuar con el estímulo fiscal y comunicar planes de consolidación fiscal favorables al crecimiento en los países desarrollados, que serán implementados en el futuro. Las finanzas fiscales sólidas son esenciales para sostener la recuperación, proveer flexibilidad para responder a nuevos shocks, asegurar la capacidad para enfrentar el desafío del envejecimiento poblacional y evitar dejar a las próximas generaciones un legado de déficit y deudas. El camino del ajuste debe ser calibrado cuidadosamente a fin de sostener la recuperación de la demanda privada. Hay un riesgo de que el ajuste fiscal sincronizado en varias economías grandes pueda tener un impacto adverso en la recuperación. Existe también el riesgo de que la falta de implementación de la consolidación fiscal, cuando esta fuera necesaria, socave la confianza y amenace el crecimiento.
Preocupaciones sobre los grandes déficits fiscales y el aumento en los niveles de la deuda en algunos países se han convertido también en una fuente de incertidumbre y de volatilidad de los mercados financieros.
Existe riesgo de que el ajuste fiscal sincronizado de varias grandes economías afecte desfavorablemente la recuperación. También existe el riesgo que un fracaso en la aplicación de la consolidación fiscal, en los casos donde se encuentra necesario, debilitaría la confianza y obstaculizaría el crecimiento.
Acometer políticas macroeconómicas, incluyendo de consolidación fiscal, donde sea preciso, para asegurar una recuperación sostenida y sostenible e incrementar la estabilidad de los mercados financieros.
Hemos acordado que las economías avanzadas adopten políticas que refuercen la confianza de los mercados y promuevan el crecimiento a través de la aplicación de medidas claras, creíbles y específicas para alcanzar la consolidación fiscal.
Los miembros del G20 de la Unión Europea están decididos a avanzar rápidamente en medidas para apoyar el crecimiento (…) mientras se mantiene el firme compromiso de aplicar la consolidación fiscal debe evaluarse sobre una base estructural.
Las economías avanzadas y emergentes que tienen un espacio fiscal dejan los estabilizadores fiscales automáticos actúen teniendo en cuenta las circunstancias nacionales y las condiciones actuales de la demanda. En caso de que las condiciones económicas se deterioran significativamente mayor, los países con suficiente espacio fiscal están dispuestos a coordinar y ejecutar las acciones fiscales discrecionales para apoyar la demanda interna, según el caso.
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Tras este breve repaso podemos concluir que el G20 no ha satisfecho en absoluto las expectativas que generó. A los impulsos fiscales coordinados de la primera época le sucedieron los apoyos a la política de austeridad y la consolidación fiscal, que tan mal resultado han dado. Al mismo tiempo, en materia de regulación financiera, los resultados han sido también magros.
No se trata de un G8, un G20 o un G193. Se trata de cambiar la orientación de la política económica.

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