martes, 3 de diciembre de 2013

El Laboratorio español...

Los llamados brotes verdes, enésimo capítulo

Presseurop


España se salvó del rescate total, pidió ayuda a Europa para sus bancos y con ello relajó la presión de los mercados. Y de paso se salvó al euro. Este podría ser el relato oficioso de la historia reciente de este país y de Europa. Si España, "demasiado grande", hubiera caído, Italia habría seguido detrás y el inevitable efecto dominó se hubiera llevado por delante al euro y a muchos años de construcción europea. Hoy la situación sería otra. Incluso aún más complicada de lo que ya lo es.
Ahora que concluye 2013,y después de una larga travesía en el desierto, nos enfrentamos nuevamente al debate sobre si la economía española está en vías de recuperación tras la cura de urgencia a la que ha sido sometida en estos últimos tres años. Según el Gobierno de Mariano Rajoy estamos en la buena senda y las reformas comienzan a dar sus frutos. España ya no está condenada por los sacrosantos mercados, la prima de riesgo disminuye paulatinamente, y un auténtico rally de la bolsa ha tenido lugar desde el pasado verano.
Otros son más cautos. Según El País, la recuperación en forma de aumento de ventas solamente ha llegado a las grandes empresas, las únicas que se benefician, por otra parte, de un flujo de crédito regular. Las PYMES son otro mundo, y la bonanza está todavía lejos de llegar a ellas. Sí, la productividad y las exportaciones españolas han aumentado exponencialmente, pero al precio de una disminución drástica del coste del trabajo y por tanto de un empobrecimiento relativo de amplias capas de la población.
En la prensa anglosajona todo esto se contempla con benevolencia. Ella, tan acostumbrada a condenar a unos y a otros desde la distancia en esta crisis de la eurozona, ahora parece dispuesta a admitir que sí, alguna luz se apunta en el horizonte. El Wall Street Journal se pregunta si el experimento español está teniendo éxito.
España se ha convertido en un laboratorio gigante para un experimento nunca intentado antes en una democracia moderna. ¿Puede un programa de austeridad y reformas estructurales sacar a una economía de una crisis de deuda?
En cuanto a la Biblia del liberalismo, el semanario británico The Economist, se olvida de aquel toro cabizbajo que un día, no hace mucho tiempo, presentó como el símbolo folklórico de la decadencia de España. Ahora afirma que "lo peor puede haber pasado, y lo ilustra nuevamente con otro fatigado toro moviendo la cola a la que apunta el dedo de Rajoy.
Ahora España representa una esperanza[..]en la economía real están sucediendo cosas importantes. Las plantas automovílítiscas están, absorbiendo trabajo de fábricas menos competitivas en Europa. Las cifras de ventas están aumentado en todos los sectores. Incluso el crédito al consumo se ha movido en los meses recientes. La recesión infligió un brutal sacrificio sobre los negocios, pero aquellos que permanecen son más eficientes y productivos que nunca. [...]El peligro es la relajación. Y el próximo test para Rajoy son las pensiones
Y ahí es donde duele, porque tocar la cuestión de las pensiones en un país ya castigado por los recortes va a levantar nuevas ampollas en la opinión pública. Brotes verdes o no, el país sigue sumido en un estado de agitación y a los ciudadanos resulta difícil convencerles de que las cosas están cambiando a mejor. La proverbial discreción o el incomprensible silencio, según unos u otros, del presidente del Gobierno, contribuye poco a aclarar las cosas, porque a los que están sufriendo la crisis no se les convence con un baile de estadísticas macroeconómicas. ¿Cuándo llegará la recuperación, esta vez sí, a la calle?

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