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Los Rato hicieron fortuna en la Habana del siglo XIX. Desde entonces han brillado como políticos, poetas y militares sin abandonar nunca el mundo de los negocios ni los cargos institucionales. La familia tiene su origen en la Asturias preindustrial y enlaza con lo más granado de la economía regional a través de los Figaredo, que desde hace doscientos años explotan las minas que les han permitido acceder a los consejos de administración de las empresas y bancos más importantes del país. Entre todos los miembros de la saga destacan las figuras de Apolinar Rato, Faustino Rodríguez San Pedro, Inocencio Fernández y Ramón Rato Rodríguez San Pedro, padre del exvicepresidente del Gobierno, cuya herencia disfrutan los Rato en la actualidad y que ha sido la base sobre la que se ha construido el emporio descubierto por la Agencia Tributaria.
El bisabuelo de Rodrigo Rato, Apolinar Rato y Hevia Argüelles, hijo de José María Rato Argüelles y Rafaela Hevia Balbín, ya disfrutaba de una posición social acomodada a comienzos del siglo XIX, constituyendo una saga de militares escritores que sólo se interrumpe con los actuales Rato. Apolinar estudia en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central, pero se licencia en Oviedo, como su consuegro Faustino Rodríguez San Pedro, en 1853. Los dos comienzan a ejercer así como abogados en Asturias. Pero Apolinar se traslada pronto a Cuba, donde tiene familiares ilustres y hace fortuna como fiscal y como uno de los funcionarios que gestiona las últimas colonias españolas en ultramar. Allí se casa con una señorita de familia francesa y con fortuna llamada Ana d´Uquesne, que era condesa y que tenía un abuelo que había combatido con Lafayette por la libertad de Norteamérica antes de obtener la ciudadanía española, conservando el grado de Almiranteque había logrado en Francia.
En 1880 nace el abuelo de Rodrigo, José María, que se casa con la hija de Faustino Rodríguez San Pedro. María Concepción Rodríguez San Pedro y Alvargonzález, apellido este último que opera como armadores de buques y participa en numerosas industrias de la época que no mencionamos aquí por razones de espacio pero que contribuyen a la fortuna familiar que heredan sus hijos Apolinar, Faustino y Ramón de Rato y Rodríguez San Pedro, y sus nietos Ángeles, Ramón y Rodrigo Rato Figaredo.
La familia tiene su origen en la Asturias preindustrial y enlaza con lo más granado de la economía regional a través de los Figaredo
La aparición en escena del otro bisabuelo de los actuales Rato, Faustino Rodríguez San Pedro, completa la genética política que atesora la familia. Su padre, Joaquín María, nacido en Grado (Asturias) el 11 de enero de 1795, es ya un aficionado a viajar por el extranjero. Se casa con Josefa Díaz‑Argüelles. El clan se gana la vida exportando avellanas y naranjas agrias al extranjero, importa compuestos farmacéuticos y trae a España té y muebles de Inglaterra. Faustino Rodríguez San Pedro inicia su trayectoria como pasante de su tío Isidro Díaz-Argüelles y como auxiliar en el Ministerio de Fomento con un sueldo anual de 8.000 reales. Díaz Argüelles es uno de los pocos abogados que entonces hay en España especializados en Derecho Mercantil y Financiero. Faustino aprende de él y hace fortuna al asesorar a las mayores empresas asturianas como Ferrocarriles del Norte, al participar en la redacción de los estatutos fundacionales del Banco Hispano Americano y crear emporios textiles como La Algodonera. Su carrera culmina como ministro de Hacienda, primero, y de Instrucción Pública y Bellas Artes, después, antes de convertirse en alcalde de Madrid, trayectoria que años después querrá emular su bisnieto Rodrigo.
A comienzos del siglo XX el peso de la saga recae sobre la figura de Ramón Rato y Rodríguez San Pedro, cuya posición familiar le permite ampliar estudios en Munich, desde donde conoce entusiasmado la Alemania nazi de los años treinta. A su regreso a España, de la mano de Millán Astray, participa en la fundación de Radio Nacional de España junto a personajes de interés como Dionisio Ridruejo y otros. Esta vinculación al mundo de la radio le lleva a crear la cadena de emisoras Rato, que al cabo del tiempo vende a la ONCE por 5.000 millones de pesetas. Y es por entonces cuando Ramón Rato adquiere los bancos de Siero (Asturias) y Cieza (Murcia).
Su intención de instalar una delegación del primero en Ginebra es finalmente lo que le lleva a toparse con la justicia cuando la Unidad de Delitos Monetarios descubre una trama de evasión de divisas a través de Andorra que conectaba con Ginebra. Ramón Rato sacó importantes cantidades de dinero a Suiza sin permiso del Banco de España. Lo necesitaba para comprar la Banca Werra, con sede en Sion, cuya sede luego se traslada a Ginebra. La familia ya tenía dinero fuera de España desde 1932, pero necesitaba completar los pagos mediante la venta de fincas en Alcobendas (Madrid) y la venta de acciones de Banesto, entre otros títulos. La compra de un edificio para la sede en Ginebra es lo que finalmente lleva a la quiebra el enjambre bancario de los Rato, que también tratan de establecerse en Amberes (Bélgica) antes de que el juez Antonio Sánchez Corral ordene su detención por evasión de divisas el 2 de noviembre de 1966.
Paralelamente, el Gobierno suspende las actividades de los bancos de Rato. Su patrimonio entonces está compuesto de numerosos títulos de empresas como Telefónica e Iberduero y numerosas fincas repartidas por toda España. Ramón Rato y su hijo Ramón Rato Figaredo son condenados a tres y dos años de prisión, respectivamente, y a multas que suman más de 200 millones de pesetas. Pero ninguna de las dos cosas las cumplen porque en 1971 el Gobierno de Franco promovió un indulto que liberó a los Ratos incluso de las multas.
Pasado el tiempo, Ramón Rato contribuyó económicamente al nacimiento de la Alianza Popular de Manuel Fraga, cuyos herederos políticos han dejado caer hoy a Rodrigo Rato, el más ilustre de sus gestores económicos, con propiedades no declaradas en el extranjero, después de gestionar de forma mediocre un grupo de más de sesenta empresas inmobiliarias, embotelladoras y electrónicas cuyos intereses directos tampoco declaró en su totalidad en el registro del Congreso de los Diputados cuando ejerció como ministro de Economía y vicepresidente del Gobierno.
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