El Real Madrid hace los únicos méritos y pasa a semifinales
Un gol de Chicharito acaba con el Atlético, que jugaron a que les tocara la lotería-El Pais.
Real Madrid, 1-Atlético, 0
Real Madrid: Casillas; Carvajal, Pepe, Varane, Ramos, Coentrão (Arbeloa, m. 93; James, Kroos, Isco (Illarramendi, m. 92); Cristiano Ronaldo y Chicharito (Jesé, m. 91). No utilizados: Keylor Navas, Khedira, Lucas Silva y Nacho.Atlético: Oblak; Juanfran, Miranda, Godín, Jesús Gámez; Tiago (Giménez, m. 85), Koke, Saúl (Gabi, m. 45), Arda Turan; Griezmann (Raúl García, m. 75) y Mandzukic. No utilizados: Moya, Siqueira, Raúl Jiménez y Torres.
Goles: 1-0. M. 87. Chicharito.
Árbitro: Felix Brych, alemán. Amonestó a Raúl García, Koke, Pepe y Arbeloa y expulsó a Turan por doble amarilla.
Unos 81.000 espectadores en el Santiago Bernabéu, lleno.
Con todo, el gobierno era del Madrid, de un Madrid precavido, sí, pero al menos con más intención, de tertulia con la pelota. Nada que ver con el Atlético, para el que el cuero tenía arsénico, para desesperación de su mejor domador, Arda. Ni un pase, ni dos. Los rojiblancos solo planteaban cepos. Su mejor remedio, jugar a que no se jugara. Para Griezmann y Mandzukic, también con la escoba, Casillas estaba en Marte. Como el balón le resultaba un artefacto solo encontraba vías con saques de banda, que ya los aplaude como los de esquina. Al Atlético no se le veían las cejas.
Entre la poca marcha del Madrid y el pedrero de su adversario, el único motor del partido era el emotivo. El encuentro no tenía curvas, salvo por Chicharito, el más chisposo con su revoloteo. El mexicano y CR se saltaron el guion y se aproximaron al gol y se toparon la misma cerradura de la ida: Oblak, la bandera colchonera en estos cuartos, lo que revela el papel general del equipo. Por motivos bien diferentes, tampoco olvidará el reto Saúl, vencido desde el inicio, superado hasta que en el intermedio se quedó a la sombra. Poco antes, un despiste suyo dejó a CR frente al meta esloveno, otra vez lúcido.
De regreso del descanso, al Madrid se le vio más suelto. A ello contribuyó un mayor goteo de Isco, en el cuarto oscuro todo el primer acto. Una asistencia con su sello a Chicharito estuvo a punto de descorchar por fin el duelo, pero el ariete cruzó demasiado el remate. Fue otro preludio de que el único con vocación ofensiva era el cuadro local. Quedó acentuada la intención visitante con el cambio de Simeone pasada la hora. Retiró a Griezmann, su mejor goleador, lo más picante del equipo, en favor de Raúl García. Para el Atlético todo quedaba supeditado a un bingo aéreo, a una jugada espasmódica, por mucho que en el fútbol lo casual a veces sea la lógica. No fue así, porque el conjunto de Simeone fue puro barbecho, máxime tras la expulsión de Arda, que con una tarjeta en el cartón planchó a Sergio Ramos. Demasiado imprudente el turco.
Hubo más sorpresas del técnico argentino. Al rato de quedarse el Atlético con diez, con Mandzukic con el tobillo dolorido, recién auxiliado por el equipo médico, entró el central Giménez por Tiago. La fe de Simeone con el croata rozó lo sobrenatural. Con un relevo y otro, el Atlético dimitía ya por completo del juego.
Con tres centrales no se refugió mejor el Atlético. Cristiano despegó por la derecha, James le dio hilo con un caño a Godín. Avanzó el portugués, ya dentro del área, y su servicio lo embocó Chicharito. Saltó la banca y el mexicano hizo justicia a quien fue superior de largo, en el Calderón y en Chamartín. Sin bajas y con ellas. Del Atlético hay versiones mucho más positivas. Esta vez dio demasiado la espalda al fútbol. Ganó el mejor.
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