miércoles, 8 de abril de 2015

Manualillos de Inversión ( 1 )

Son dos palabras que nos estamos acostumbrando a pronunciar. “Tipos negativos”. Un nuevo concepto creado al calor del QE, de la deflación y de unos tipos oficiales al 0%. El hecho de que aquel que presta su dinero no sólo no reciba nada a cambio, si no que pague por hacerlo. Los ejemplos se pueden ver día tras día. Este mismo martes el Tesoro español se financiaba por primera vez en su historia a tipos de negativos a seis meses vista tras colocar más de 4.640 millones en letras con un interés del -0,002%. El rendimiento, aunque testimonial, apunta a una realidad que rompe los esquemas más básicos y plantea la pregunta. ¿Por qué se invierte en activos que ofrecen rendimientos negativos?
) El primer punto es diferenciar lo que es el tipo nominal que ofrecen los distintos activos (el interés estampado en el folleto de un producto bancario o en los bonos del Estado) y los tipos reales (aquellos a los que se les resta la inflación). Sobre esta salvedad, el inversor que hoy compra letras con rentabilidad negativa sigue ganando capacidad adquisitiva con una tasa de inflación que, según la última referencia, se sitúa en su tasa interanual en el 0,7%.
Si el comprador cree que la inflación va a caer aún más de lo que está pagando, su perspectiva de rentabilidad real final sería positiva. Por ejemplo, si paga un -0,5% y el IPC se sitúa en el -0,7%, aún ganaría un 0,2%. Dicho de otra manera, los tipos negativos tienen sentido cuanto peores sean sus expectativas de evolución del coste de la vida. El inversor que hoy entra en activos con tipos negativos contempla un periodo prolongado de deflación.
2) El coste de oportunidad es otro de los aspectos que pueden condicionar la entrada en estos activos con rendimientos negativos. Invertir en letras a seis meses otorga cierta capacidad de maniobra ante posibles cambios de escenario futuros. Muchos ahorradores prefieren esperar invertidos a corto plazo para poder tomar una decisión a futuro que hacerlo en un producto o bono que les exija una permanencia mayor y consiguientes peajes por una salida prematura.
3) La seguridad que otorga un bono soberano no deja de ser un factor que tienen muy en cuenta muchos inversores. La posibilidad de quiebra de un países más remota que la de una empresa. Muchos inversores prefieren mantenerse al resguardo de los bonos públicos antes que contemplar la entrada en deuda corporativa en un escenario de incertidumbre o adversidad.
4) La divisa es otro factor clave que puede motivar la decisión de invertir en activos que ofrezcan rentabilidades negativas. Si el comprador cree que la divisa en la que está denominada el título que adquiere se va a revalorizar en el tiempo, apostará por capitalizar la ganancia vía tipo de cambio. Es un argumento muy válido para las monedas refugio que disparan el interés del mercado en tiempos de turbulencias.
5) La especulación no podía faltar en una tesitura como la que se plantea y el QE del Banco Central Europeo (BCE) alimenta las expectativas de aquellos que entran en bonos a tipos negativos. Los planes de compras de la institución cuentan con un tope: los títulos cuyo rendimiento esté por debajo de los tipos de depósito (actualmente en el -0,20%). ¿Qué quiere decir esto? Que quien entra en un bono soberano europeo con un tipo del -0,10% sabe que, aunque el rendimiento es negativo, todavía hay manos dispuestas a comprar el bono en el mercado. Por lo pronto, el efecto del QE el primer mes ya es palpable y el 30% de los bonos de la zona euro ya cotizan en negativo. 

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