Houston (EE.UU.), 7 sep (EFE).- El tenis femenino estadounidense vuelve a vivir su mejor momento, una final del Abierto con dos jugadoras locales, si que sean las hermanas Serena y Venus Williams, Madison Keys y Sloane Stephens, dos jóvenes valores, que el sábado verán realizado el gran sueño de disputar el partido por título del último torneo de Grand Slam.
Ambas, después de las respectivas victorias que consiguieron en semifinales, Keys, decimoquinta favorita, arrolló 6-1 y 6-2 a su compatriota Coco Vandeweghe, vigésima preclasicada, y Stephens por 6-1, 0-6 y 7-5 a Venus Williams, dijeron que haberlo logrado había sido el resultado de muchos sacrificios y espíritu de superación.
Las dos finalistas, que harán su debut en un partido por el título del Abierto de Estados Unidos y de un Grand Slam, lo hicieron al superar a rivales muy superiores en la clasificación mundial, y después de haber luchado con un largo proceso de recuperación de las graves lesiones que habían sufrido.
Keys, de 22 años, tuvo que superar las dos graves operaciones a que tuvo que ser sometida en la muñeca izquierda durante el 2016 lo que hizo que no le fuese nada fácil volver a estar entre las mejores.
"El sentimiento que tengo es algo increíble, tanto por haber llegado a mi primera final de un Grand Slam y del Abierto como por la manera como lo conseguí y todos los obstáculos que tuve que superar", declaró Keys. "Pero sobre todo porque me he superado en mi tenis a medida que han pasado los cinco partidos que me ha tocado disputar".
Keys reiteró que estaba jugando un gran tenis, que se sentía con una gran confianza y quería mantenerla de la misma manera para la gran final.
"Será un partido muy difícil, complicado, porque Stephens ha demostrado que también tiene toda la confianza y superar a un rival como Venus Williams, seis títulos de Grand Slam, incluidos dos del Abierto de Estados Unidos va a convertirse en un reto maravilloso que intentaré superar".
Por su parte, Stephens, que el pasado 8 de abril comenzaba a caminar para recuperarse de una operación a que fue sometida en el pie izquierdo, dijo que estar en la final del Abierto de Estados Unidos, era un sueño hecho realidad, pero a base de muchísimo trabajo y sacrificio.
"No tengo palabras para describir el sentimiento de haber conseguido llegar hasta aquí y todo lo que me costó", declaró Stephens. "Ha sido una jornada muy dura y larga, pero si alguien me hubiese dicho al comienzo de mi recuperación que podría jugar dos semifinales de Grand Slam y estar en una final, simplemente ni le hubiese escuchado".
Stephens, de 24 años, dijo que para lograrlo tuvo que mantener un gran espíritu de lucha y luchar cada pelota en cada partido para convencerse que podría seguir compitiendo en busca de los triunfos importantes como los que ha conseguido en lo que va del Abierto de Estados Unidos.
"Ahora estoy a un paso de hacer aun más hermoso el sueño y culminar la lucha que he mantenido", agregó.
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