miércoles, 23 de septiembre de 2020
Uno más de menos....Carlos Bascarán. " Un Santu "
Fallece el misionero asturiano Carlos Bascarán
El misionero Comboniano Carlos Bascarán, señala en un mapa su destino en Santa Rita, la parte más oriental de Brasil. / E. C.
Hijo del fundador de la clínica oftalmológica y hermano de Antonio y Juan José Bascarán, pasó 37 años en Brasil. «Era un Jesucristo terrenal», le define su sobrina Teresa
ALBERTO ARCE
OVIEDO.
Miércoles, 23 septiembre 2020, 01:51
Los hermanos Combonianos están de luto en Oviedo, España y hasta el mismo Brasil. El misionero asturiano Carlos Bascarán falleció ayer a los 78 años en un hospital de João Pessoa (Paraíba), tras dos semanas de intensa lucha contra la covid-19.
Bascarán, hijo del fundador de la clínica oftalmológica y hermano de Antonio y Juan José, pasó más de media vida al otro lado del Atlántico. De vocación temprana, a los 21 años conoce a los padres misioneros con los que iniciaría en 1962 su particular viaje espiritual y humano hacia lo desconocido. Cursó sus estudios en Espiritualidad, Filosofía y Teología entre Valencia, Navarra y Oporto (también pasó por Inglaterra e Italia brevemente). Este último destino, tras familiarizarse con el idioma, fue el que le llevó a decantarse por Brasil y no por África para partir, por fin, en 1983.
Desde entonces, recordó ayer su sobrina, Teresa Bobes Bascarán, en un último adiós al difunto a modo de carta, «a golpe de patada en cualquier barrizal de favela, cantando incansable con la guitarra coros para reunir y mostrar el amor de Dios, fue llenando de vida a muchas personas, sobre todo, a aquellas a las que toda esperanza y dignidad les había sido robada». «Era algo así como un Jesucristo terrenal», le definía Bobes Bascarán. «De largo cabello y barba poblada, daba siempre muestras de su humildad, su compromiso y su entrega incondicional a la fe», destaca.
Carlos Bascarán, aseguran sus familiares, cogía vacaciones «cada tres años» para poder pasar en Asturias tres meses seguidos al lado de su familia y amigos. Este año, continuó su sobrina, «íbamos a reunirnos para celebrar sus 50 años de ordenación»; no obstante, el virus impidió su vuelta a casa.
Trabajaba como vicario parroquial en la iglesia de San Antonio, en el municipio de Santa Rita, desde hacía ocho años, donde fundó, entre otras muchas cosas, un centro de defensa de los derechos humanos y un centro formativo para jóvenes y niños. Un lugar muy pobre con una comunidad heterogénea de mestizos, blancos, negros y descendientes de indígenas. Cuando llegaba a España, el misionero era un «testimonio viviente».
Las exequias serán realizadas en Brasil dentro de unos ocho días -así lo marca la costumbre-, y al mismo tiempo la familia oficiará una despedida desde Oviedo. «Estaremos sincronizados con Brasil para rezar juntos por él», adelantó la familia, «profundamente afectada». «Podemos decir todos los que le conocimos que él se fue con la maleta bien preparada», sentenció Bobes Bascarán al final de su despedida escrita.
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